Benedicto XVI emprende el próximo jueves una visita histórica y con riesgo de turbulencias al Reino Unido, donde tendrá que enfrentarse al escándalo de la pederastia eclesiástica, a las tensiones con la Iglesia anglicana y a manifestaciones contra su conservadurismo.
La primera visita de Estado del Papa alemán al Reino Unido, cinco siglos después de la ruptura entre Enrique VIII con Roma y del nacimiento del anglicanismo, se iniciará con un encuentro con la reina Isabel II, jefa oficial de la Iglesia anglicana.
Benedicto XVI, que permanecerá del 16 al 19 de septiembre en el país, será recibido con gran pompa por la soberana en su castillo de Holyroodhouse y visitará en cuatro días Edimburgo, Glasgow, Londres y Birmingham para pronunciar en total 13 discursos.
Se reunirá también con el primer ministro británico David Cameron y presidirá ceremonias masivas con invitados tales como la popular cantante Susan Boyle y el exitoso trío “The Priests”. Pero el viaje se expone a fuertes turbulencias debido a los escándalos que azotaron a la Iglesia católica por los abusos sexuales cometidos contra menores por sacerdotes, sobre todo en la vecina y católica Irlanda.
“El tema de la pedofilia se abordará, dado que se reunirá con víctimas”, explicó a la AFP el vaticanista Andrea Tornielli, del diario Il Giornale. Benedicto XVI podría reunirse con diez víctimas de sacerdotes pedófilos, probablemente en Londres, una información que el Vaticano no ha confirmado. Un gesto que el pontífice alemán ha realizado ya durante otros viajes, en particular en Australia y Estados Unidos y este año en Malta.
Acusado de formar parte de la jerarquía de la Iglesia que encubrió durante décadas esos delitos, el Papa deberá hacer frente también a las manifestaciones de protesta de aquellos que critican sus posiciones ultraconservadoras en materia de aborto, contracepción, ordenación de mujeres y derecho a la adopción de las parejas homosexuales.
Se ha programado una marcha para el sábado en Londres, pero se estima que sólo asistirán unas 2.000 personas por el poco interés que suscita la visita papal, la primera después de la celebrada en 1982 por Juan Pablo II. Según un sondeo, el viaje del Papa deja indiferente al 79% de los británicos.
Hay que tener en cuenta que sólo 5,2 millones de católicos residen en el Reino Unido, lo que representa menos del 10% de una población de casi 60 millones de habitantes, de los que la mitad se declaran anglicanos.
El llamado mercantilismo de la visita papal se ha convertido en otro motivo de polémica para los británicos. El 77% considera que el Estado no debe financiar el viaje pese a que el gobierno ya contribuyó con entre 12 y 14,5 millones de euros.
El pedido a los fieles de una contribución económica para asistir a las misas papales (de 6 a 30 euros) también generó malestar. Otro tema delicado es la beatificación del cardenal John Newman (1801-1890), un anglicano convertido al catolicismo que según grupos de activistas gays era homosexual. Unas 65.000 personas participarán en la ceremonia del domingo en Birmingham.
Por último, la apertura del Vaticano a los grupos de anglicanos que abandonan su propia Iglesia para abrazar la fe católica pesa en las relaciones entre las dos religiones.
La publicación el año pasado de un texto pontificio que autoriza la entrada del sector más conservador del anglicanismo, espantado por la ordenación de mujeres y la autorización a homosexuales de ejercer como obispos, genera inquietud.
“Una parte de los anglicanos considera ese gesto como una suerte de anexión a la Iglesia católica”, explicó Marco Politi, experto en asuntos del Vaticano del diario Il Fatto Quotidiano.
Otro tema que podría generar polémica son “las denuncias del Papa contra las desviaciones” del mundo moderno, subraya Tornielli.
Pese a esos riesgos, el Papa no deja de manifestar su entusiasmo por un viaje que espera realizar con “impaciencia”, dijo.