12 personas resultaron heridas este miércoles cuando un artefacto explosivo fue activado frente a la sede de la central de inteligencia de la ciudad colombiana de Pasto (sur, frontera con Ecuador) en un hecho atribuido por las autoridades a la guerrilla de las FARC.

“El hecho ocurrió a las 16;10 locales cuando un individuo abandonó un paquete bomba de bajo poder al lado de un poste de energía, frente al edificio del DAS. Tras abandonarlo, salió corriendo”, dijo a la AFP, Henry Palacios, de la Cruz Roja de esa ciudad.

Según Palacios, en el hecho resultaron heridas 12 personas, entre transeúntes y tres trabajadores del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, con funciones de inteligencia y policía migratoria.

“Diez con heridas leves, pero dos hombres se encuentran graves, con pronóstico reservado”, añadió.

Antonio Navarro, gobernador del departamento (provincia) de Nariño, del que Pasto es capital, dijo que las autoridades policiales atribuyen el hecho a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con fuerte presencia en la región, pero aclaró que de momento no hay una confirmación.

Tras el hecho, el director del DAS, Felipe Muñoz, reveló que instantes después de la detonación, detectives del organismo persiguieron y detuvieron a dos hombres y una mujer, que huían en un taxi y que serían los responsables del atentado.

Las autoridades militares y policiales iniciaron la noche del miércoles un consejo de seguridad donde adoptarán medidas para enfrentar este tipo de amenazas, en momentos en que las guerrillas llevan a cabo una ofensiva en varios puntos de Colombia que deja, de momento, más de una treintena de uniformados muertos en las últimas dos semanas.

Este atentado es el segundo que se presenta en Nariño durante la presente semana pero su impacto es mayor debido a que se presenta en una capital departamental. El martes, seis policías murieron en el municipio de Samaniego, cuando el convoy en el que se transportaban fue atacado con explosivos.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, abrió la puerta a unas negociaciones de paz con las guerrillas pero la condicionó a un cese al fuego, la liberación de todos los secuestrados y la renuncia al reclutamiento de menores de edad en sus filas.