El Blog de Pato Yáñez

 

La Selección debutó e hizo historia ganándole a Honduras en su estreno. Se sacó por fin la pesada mochila de 48 años sin ganar en un Mundial, y para quienes estuvimos en el estadio y supimos lo que es defender la “Roja”, fue un momento inolvidable y que con el pasar de la jornada trajo el recuerdo de aquellas instancias en las que se estuvo cerca, pero todo terminaba en derrota.

El equipo de Bielsa salió con lo que les anticipaba ayer: una línea de 4 en el fondo con Mauricio Isla y Arturo Vidal proyectándose alternadamente por las bandas y transformándose en agentes de ataque, una vez que Honduras sintió el desgaste del encuentro en el segundo lapso. Mientras, Gary Medel y Waldo Ponce entregaban despliegue y velocidad para anticipar los ataques de los catrachos y ser los primeros agentes de salida para la Selección.

En el centro, Carlos Carmona ratificó su condición de “rueda auxiliar” en el esquema del rosarino, pero quedó comprometido desde muy temprano con la amarilla mostrada por el juez Maillet, de gatillo rápido a la hora de mostrar cartulinas y con disparidad de criterios a iguales infracciones en el primer lapso.

Chile

ANFP.cl

A Rodrigo Millar le costó engancharse en la dinámica que requería en el partido, que era ser el nexo entre la retaguardia y Matías Fernández, aunque al final su salida desbalanceó el centro del campo y permitió el segundo aire que tuvo el conjunto “catracho” sobre el cierre del partido.

Matías Fernández fue hoy un tipo funcional para Marcelo Bielsa y replicó lo hecho a lo largo de este ciclo: ser el generador de juego de la Selección, sin olvidar la faceta defensiva y con la movilidad que pedía el día y el rival. Fue una de las buenas jornadas de Matías en la “Roja”, aunque nunca repetirá lo hecho en Colo Colo, porque lo que le vale al rosarino es ser efectivo y funcional al esquema y no a la indvidualidad.

Arriba, la falta de finiquito puede pasarle la cuenta a este equipo de cara a una posible clasificación a la segunda ronda. Convertir una oportunidad de, al menos, 8 creadas a lo largo de 90 minutos, es una situación que debe ser revisada en la interna del equipo en Nelspruit.

Alexis Sánchez mostró por qué es el jugador superlativo que es hoy por hoy, pero los momentos de excesivo individualismo le hicieron perder peso ante la defensa centroamericana y transformó en predecible su juego durante la segunda fracción.

Jorge Valdivia se vio demasiado incómodo con su posición de centroatacante. Tuvo que bajar a buscar el balón al medio para aparecer en toda su dimensión, ya sea asistiendo a Sánchez o al notable Beausejour, no solamente por el gol. Además, fue el abrelatas del equipo y demostró ser alternativa válida para ser puntero por la izquierda, dejando en banquillo a Mark González.

Es cierto que lo vivido en Nelspruit es un triunfo histórico. Es cierto también que Chile no conseguía una victoria en un mundial desde el nuestro, en 1962. Es cierto que en ningún momento Honduras amagó los primeros 3 puntos para nuestro país. Es cierto que los dirigidos por Marcelo Bielsa pudieron conseguir un resultado tal vez más amplio. Pero no es menos cierto que se consiguió ganar sin gustar a cabalidad, que después de los 90 minutos, el sabor que dejó en lo futbolístico no fue lo que el hincha esperaba.

Claramente se celebro con fuerza, con emoción, con lágrimas por el momento vivido: habían sido testigos de una nueva página escrita con esfuerzo, sudor y un sistema de juego que cautiva apuntando siempre a dañar ofensivamente, que no tiene pausas en la búsqueda del arco contrario, donde todos son importantes para que esta máquina no pierda fuerza ni entregue licencias al adversario. Pero lo de hoy no tuvo toda la consistencia en el plano colectivo e individual, sobre todo de medio campo hacia arriba donde habitualmente Chile marca tremendas diferencias.

Es un momento para disfrutar, pero la victoria de Suiza sobre España apaciguó el exitismo que se levantaba tras el triunfo. Los helvéticos son ordenados, férreos defensivamente y prácticos a la hora de atacar. Pero más allá de aquello, nos recordaron que en el Mundial no importan los favoritismos, no importa la campaña previa. Sólo vale lo hecho durante los 90 minutos de partido y que para avanzar en la Copa del Mundo vale ganar, lo que debe hacer este lunes para mostrarnos que lo de hoy no fue un sueño de una mañana casi invernal.