El primer ministro laborista británico, Gordon Brown, se juega este jueves su última carta en el tercer y definitivo debate televisivo antes de las elecciones generales del 6 de mayo, tras una humillante metedura de pata al despreciar públicamente a una votante jubilada.

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El debate, que estará dominado por la economía, ofrecía a Brown una gran oportunidad de recuperar el terreno perdido en las encuestas ante los conservadores de David Cameron e incluso los liberal demócratas de Nick Clegg en el tema que más domina y en el que ha basado toda su campaña.

Pero la indiscreción de un micrófono que le captó llamando “sectaria” a una votante laborista de toda la vida con la que acababa de mantener una breve conversación en Rochdale (noroeste de Inglaterra), acaparó grandes titulares en todos los medios de comunicación y volvió a centrar la atención en su supuesto mal carácter.

Aunque Brown dedicó todo el resto de la jornada a disculparse, su patinazo “no podía ocurrir en peor momento”, estimó el diario de izquierda The Guardian, cuando los diferentes sondeos publicados este jueves dan a los conservadores entre 32% y 36% de las intenciones de voto, frente a entre 26% y 31% para los liberal demócratas y 25% y 29% para los laboristas.

En un mensaje enviado a los militantes de su partido, el candidato primer ministro aseguró que en el debate organizado en Birmingham (centro de Inglaterra) y difundido por la BBC lo verían en otro “contexto”.

Ante sus jóvenes rivales, Brown tratará de demostrar lo que ha repetido hasta la saciedad en estos últimos meses: que es el candidato más capacitado para consolidar la salida de la crisis y enderezar las finanzas públicas.

Brown atacará a Cameron por querer reducir demasiado rápida y drásticamente el gasto público, poniendo en peligro la recuperación cuando los últimos datos económicos arrojan un crecimiento todavía frágil (+0,2% en el primer trimestre, el segundo fuera de la recesión.

Cameron, que este jueves recibió el apoyo del prestigioso semanario “The Economist, criticará al gobierno por haber “derrochado” el dinero público y reiterará su promesa de anular un incremento de las cotizaciones sociales que según él dificultará la creación de empleo cuando la tasa de paro se sitúa en el 8%, un máximo desde 1996.

Por su parte Clegg, que con sus buenas actuaciones en los dos primeros debates revolucionó el tradicional bipartidismo y generó grandes expectativas, defenderá su proyecto de una fiscalidad “más justa”.

Los telespectadores esperan sin embargo detalles sobre qué medidas concretas van a tomar para recortar un déficit público que ronda los 163.000 millones de libras (190.000 M de euros, 250.000 M de dólares), cerca del 12% del Producto Interior Bruto (PIB) contra 3% antes de la crisis.