El presidente estadounidense, Barack Obama, señaló el miércoles que Haití vive una situación “grave” y tras reunirse con el presidente haitiano René Preval advirtió que una segunda catástrofe humanitaria podía producirse en ese país, asolado tras el terremoto de enero.
Luego de conversar con Preval en la Casa Blanca, Obama señaló que la inminente temporada de lluvias constituía una amenaza severa para los 1,3 millones de personas que quedaron sin hogar después del terremoto que destruyó Puerto Príncipe.
“La situación en el terreno sigue siendo grave y la gente no debería ilusionarse con que la crisis acabó”, dijo Obama en un discurso desde el jardín de la Casa Blanca.
El presidente añadió que se “necesita desesperadamente” ayuda humanitaria en Haití.
“El desafío ahora es prevenir otra catástrofe”, señaló Obama, horas antes de que el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ahora enviado especial de la ONU para Haití, advirtiera sobre una posible segunda ola de muertes debido a las malas condiciones sanitarias y al inminente inicio de la temporada de lluvias.
“Mi principal preocupación en Haití hoy es que las condiciones de sanidad lleven a una segunda ola de muertes durante la estación de lluvias”, declaró Clinton ante una audiencia de la comisión senatorial de Relaciones Exteriores.
Tras su encuentro con Preval, Obama señaló que “ningún país podría haber respondido a semejante catástrofe solo”, anunciando que una reunión de donantes para Haití a fines de marzo en la ONU permitiría que se cumplan las promesas de ayuda para la reconstrucción del país caribeño.
“Hice esta promesa al principio de la crisis y pretendo que Estados Unidos la cumpla”. “Estados Unidos será su aliado”, reiteró Obama a Preval.
El presidente haitiano aprovechó su comparecencia junto a Obama para agradecer al pueblo estadounidense por su respuesta rápida y masiva luego del terremoto el pasado 12 de enero, que dejó más de 220.000 muertos y alrededor de 1,3 millones de personas sin hogar.
“La respuesta generosa, rápida y masiva fue una buena respuesta a la catástrofe. No obstante, su efectividad debe ser mejorada porque la efectividad depende de la calidad de la coordinación”, observó el presidente haitiano.
No obstante, la angustia crecía en Haití entre los habitantes de Puerto Príncipe, tras el anuncio de Estados Unidos de que reducirá allí su despliegue militar, en medio de advertencias sobre la irrupción de pandillas en la capital destruida.
El martes, responsables militares anunciaron que un buque-hospital estadounidense dejará las aguas haitianas en los próximos días tras una misión humanitaria de siete semanas, en la que desempeñó un papel clave ayudando a víctimas del sismo.
La falta de alimentos es otro factor que genera preocupación, enojo y malestar entre los haitianos, sobre todo aquellos que ya sufren condiciones precarias en los campamentos improvisados.
Este miércoles, unos 50 manifestantes procedentes del barrio de Petionville, en la capital haitiana, bloquearon una carretera en Puerto Príncipe en una protesta por la falta de alimentos en las últimas semanas, constató la AFP.
Las fuerzas de seguridad despejaron la carretera para permitir el paso de los vehículos, aunque los manifestantes volvieron a expresar su cólera.