A 36 años de su asesinato y de que fuera sepultado prácticamente en la clandestinidad, un multitudinario adiós tuvo el cantautor nacional, Víctor Jara, en un funeral en el que además de resaltar su compromiso social se destacó su legado artístico.
Militantes comunistas, agrupaciones de teatro y danza, músicos y cantantes populares, organizaciones de ciclistas e incluso barristas del club de fútbol de la Universidad de Chile, estuvieron presentes.
Todos acompañando un cortejo fúnebre que partió desde la fundación Víctor Jara, en el barrio Brasil en la comuna de Santiago, hasta el Cementerio General, en Recoleta.
Más de 6.000 personas avanzando a paso lento; celebrando con música y baile el legado de Víctor Jara, mientras la carroza con sus restos pasaba por el centro de Santiago donde las las declaraciones de cariño y admiración se multiplicaban.
No sólo chilenos manifestaron su afecto, sino además de extranjeros que ya antes de venir a nuestro país conocían de su obra.
La figura de Víctor Jara traspasa las fronteras territoriales. Con su música también ha cautivado a amantes de otros estilos musicales. Rodrigo Barros, llegó al funeral vistiendo polera negra de su grupo de rock favorito.
Al llegar a avenida La Paz, la carroza con los restos de Víctor Jara recibió el tradicional homenaje de las pergoleras y más adelante un mural en su honor en el que se ilustra a Víctor Jara, como el cantante, creador, dramaturgo y luchador social.
Una creación sobre los muros del hospital psiquiátrico de 80 metros de extensión y 4 metros de altura, pintado por la brigada muralista Ramona Parra.
Ya en el exterior del Cementerio General, recibió el homenaje de grupos como Inti-Ilimani, antes del funeral privado en el que estuvieron su viuda, Joan Turner y sus dos hijas, Amanda y Manuela.