Desde que era niña que la señora Bernardita Sánchez adoraba los autos. Su padre era un aficionado a éstos y por lo mismo, desde muy pequeña aprendió de motores y las piezas que componen un vehículo. Con él solía ir a ver carreras en Viña del Mar, ciudad de la que ella es oriunda.

“Cuando yo era chica mi papá me llevaba a carreras de autos, pero eran en velódromo”, cuenta la mujer que hace varias décadas reside en Concepción. “Habían también en esos años -hablo de unos 60 años atrás- carreras de turismo carretera, que se corrían entre Santiago y La Serena, o entre Valparaíso y La Serena”, recordó en conversación con BioBioChile, asegurando que siempre le gustó el automovilismo.

“Me gustaban los vehículos en el fondo porque mi papá era aficionado… no a las carreras, sino que a los autos. Los arreglaba, le gustaba mucho armar y desarmar. Siempre estaba el amigo que le fallaba una cosa y él le decía ‘ven y yo te lo reparo’. Mi papá se los arreglaba. Nosotros le reclamábamos porque no cobraba por su trabajo en los autos. Pero él en realidad lo hacía porque era algo que le gustaba hacer”, comentó.

Como siempre veía “fierros” -como dice ella- en su casa aprendió de mecánica. “Yo sabía cómo era un motor, qué eran las bielas, qué era el paquete de resorte, un amortiguador, las empaquetaduras, y todo ese tipo de cosas. Esas cosas yo las aprendí siendo muy pequeña”, señaló.

Pasión en familia

Bernardita se reencontró con su amor por los motores hace unos años, cuando un día caminando por el centro de Concepción vio anuncios del Rally Móbil.

“Un día estando en Concepción, en una de mis salidas -porque me gustaba pasear por el centro- veo carteles del Rally Móbil y le dije a mi nieto que fuéramos. Fue hace como 5 años”, rememoró.

El niño, Fernando Constanzo, tenía apenas 7 años, pero le entusiasmó de inmediato el panorama que le propuso su abuelita. Desde ahí se hicieron dos fanáticos acérrimos de este deporte y también partners, pues ninguno de los amigos del pequeño comparte su afición.

“Empezamos a ir siempre y entusiasmar a mi marido para que nos llevara porque yo no manejo”, reveló Bernardita, quien ahora incluso postergó una importante operación porque coincidía con las fechas del WRC (Mundial de Rally) en Concepción.

Fernando en auto de rally | Archivo familiar
Fernando en auto de rally | Archivo familiar

Su nieto se interesó tanto en esta disciplina que ahora es un conocido de los pilotos del Rally Móbil y el Rally Bío Bío, quienes suelen hacerle regalos, conversar con él por Whatsapp, invitarlo a conocer sus automóviles e incluso visitarlo en su cumpleaños. “Los pilotos me conocen, me dicen ‘Fernando, ven’. Nos sacamos fotos, me subo a los autos”, indicó el niño que hoy tiene 12 años, quien incluso en una oportunidad dio una vuelta en el auto del Bascur Rally Team, mientras Harold Cohen le envió regalos desde Estados Unidos.

En su colección de obsequios rallystas tiene al menos una treintena de jockeys (gorros) de distintos equipos y marcas relacionadas, stickers, polerones, pósters autografiados, agendas y hasta el libro de ruta del piloto Felipe Arenas. Además le han dado entradas VIP para los eventos o incluso lo han dejado pasar a zonas de acceso limitado. “Toma para que no pasí’ frío cabro chico”, contó Fernando que le dijo un piloto del equipo Rosselot y le regaló un polerón hace unos meses.

Fernando con uno de sus pósters | Denisse Charpentier (BBCL)
Fernando con uno de sus pósters | Denisse Charpentier (BBCL)

“Tanto verme en las carreras, me empezaron a hablar”, expresó el preadolescente, quien asegura que ellos incluso le dan consejos sobre dónde ubicarse para ver mejor las carreras y sin peligro. “Le hablo a los pilotos (por Whatsapp) porque ellos ya reconocieron (la ruta) y me dicen ‘no vayas para allá’ o ‘anda para allá"”, agregó.

Bernardita cuenta que sus primeros acercamientos de su nieto con los pilotos fueron con el team Rosselot. “Fuimos al equipo de Rosselot en Viña, él dijo ‘yo quiero ir, quiero conocerlos, quiero ir a saludar a Luis Ignacio (piloto)’, que fue uno de los primeros que conoció en el rally.”, comentó la mujer, quien recordó que aprovecharon unas vacaciones de invierno para hacerlo.

“Ahí fuimos a buscar a Juan Ignacio Rosselot, que habíamos conversado con él cuando estuvo en Concepción. Así que partimos, nos costó. Yo recordaba que estaban ubicados en la Avenida Libertad, así que ahí nos bajamos, buscamos la oficina, pero nos dijeron que estaba en El Salto. Tomamos el tren y llegamos. Él nos recibió”, contó.

Ferni -como le dice su abuela- es un gran conocedor de los rallies. Conoce cada detalle sobre la dinámica, sabe leer un libro de ruta, reconoce los vehículos y sus partes, las reglas, los pilotos y su historial. Él dice que gran parte de lo que ha aprendido ellos mismos se lo han enseñado.

Es tanta la cercanía que tiene con los pilotos y copilotos, que Fernando recuerda que en una oportunidad fue víctima de un asalto y ellos le enviaron muchos mensajes de apoyo. “Me intentaron robar la bici por acá (cerca de su casa en Hualpén). Me tiraron un cuchillo y me tuvieron que poner puntos en los dedos. Los pilotos supieron y me mandaron mensajes, me llamaban y me decían ‘Fernando, ¿estás bien?’ y cosas así”, indicó el niño.

“Son súper buena onda conmigo, Matías Leiva (conocido copiloto) cuando me ha visto triste me pregunta qué me pasa. Me llama y me dice puras cuestiones chistosas para que yo esté feliz”, aseguró Ferni.

Pero no sólo reconocen a Fernando, pues Bernardita también ya es una conocida de ellos. “Ellos nos ven y dicen ‘señora Bernardita, venga para acá”, comentó el pequeño.

“Siempre que voy y tengo la oportunidad me gusta ver al Benjamín Israel, con él siempre converso cuando encuentro que está accesible”, afirmó ella.

Parte de la colección de Fernando | Denisse Charpentier (BBCL)
Parte de la colección de Fernando | Denisse Charpentier (BBCL)

Lo mejor de ser fan de los rallies: naturaleza y espacios de interacción

Para Bernardita, el automovilismo no sólo le ha permitido conocer este deporte en sí, sino que también recorrer muchos lugares y paisajes, además de personas.

“Nosotros concurrimos a los eventos de nivel nacional que son los del Rally Móbil y también vamos a los que corresponden al Bío Bío. Uno aprovecha ahí de interactuar con la naturaleza, ver el paisaje. Nos ha tocado conocer lugares que realmente son preciosos”, dice Bernardita.

“Por ejemplo una vez llegamos arriba al fundo El Venado y nos encontramos con que se puede ver todo el río Bío Bío”, expresó, añadiendo que como fan de los rallies “vas conociendo lugares que nunca has escuchado nombrar”.

“No es sólo el deporte en sí. También te permite interactuar con personas de otras regiones porque viene gente de muchas localidades”, aseguró.

Bernardita Sánchez sostiene uno de los pósters de su nieto | Denisse Charpentier (BBCL)
Bernardita Sánchez sostiene uno de los pósters de su nieto | Denisse Charpentier (BBCL)

“El año pasado cuando Chile todavía estaba como candidato a la WRC nos tocó ir a Hualqui, a Vaquería. Ahí nos encontramos con gente que venía de Osorno, de Santiago, de La Serena. Entonces tú compartes con toda esa gente, su experiencia”, comenta.

Eso sí, muchas veces se trata de caminos peligrosos con poca señalización. “Muchas veces no está muy claro donde es”, admitió.

Por otro lado, aunque han vivido momentos felices en los rallies, también hay otros que le han angustiado. Uno de esos momentos fue el accidente del piloto Sebastián Silva en agosto del año pasado en Vicuña. “Eso me dio mucha pena, me puse a llorar porque es un piloto del sur. Ellos (el equipo) con su propio capital hacen todo. Tienen algún auspiciador, pero no al nivel de los Israel, Rosselot o Heller. Era toda su inversión”, indicó Bernardita.

“Verlos llorando a uno le da pena… ellos me tienen aprecio. A mi me dio pena porque se pusieron a llorar dentro del auto. Me asusté e igual me puse a llorar”, agrega Fernandito.

Un futuro piloto

Aunque es algo temeroso, dice su abuela, Fernando es enfático en reconocer que se ve como piloto. “Sí, me gustaría”, admitió a BioBioChile. Y con todos sus conocimientos, perfectamente podría llegar a serlo.

“Mi nieto pasa horas y horas en eso. Es increíble porque él escucha el ruido lejano sin ver el vehículo y sabe cuál auto es en la carrera”, dice la abuela.

“Me parece muy bonito poder compartir esta afición con mi nieto. Yo creo que vibro más que lo que vibra él. Me encanta ver cómo disfruta”, enfatiza.

“Yo soy como aperrada, le doy en el gusto en lo que pueda dárselo. Ahora como estoy en estas condiciones (sufre de un cáncer) me cuesta más, pero antes era cómo ‘vamos a tal parte’ e íbamos. Mientras yo pueda y me pueda mover, estaré ahí”, declaró esta abuelita, que lo único que quiere es ver a su nieto feliz.

Por lo mismo, le encantaría que en los colegios se diera espacio a las aficiones e intereses de los niños de una forma más integral. “La educación debería ser selectiva o estar dada por los intereses de los niños para que realmente aprendan y sean seres felices, lo que falta es que desde pequeño hayan escuelas técnicas que los niños se puedan interesar por esas cosas y después sean profesionales exitosos y con más inteligencia” expresa.

Los road book de Fernando | Denisse Charpentier (BBCL)
Los road book de Fernando | Denisse Charpentier (BBCL)

Ahora, abuela y nieto se preparan para presenciar las carreras del WRC y Rally Móbil. Fernando quiere ver al español Dani Sordo y también reencontrarse con sus amigos, siempre en compañía de su abuela y partner, Bernardita.