Una Constitución para Chile

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Eric Palma

Eric Palma, asesor L. del Pueblo: "Un gobierno neoliberal no cabe en nuestro modelo constitucional"

Domingo 25 julio de 2021 | 08:42
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Cuenta que lleva 20 años difundiendo la necesidad de una nueva constitución a través de una asamblea constituyente. Hoy, asesora a La Lista del Pueblo (LP) en la Convención Constitucional. En esta entrevista concedida a Radio Bío Bío, el académico y profesor de derecho en la Universidad de Chile plantea que si la presidenta Bachelet hubiese apostado por una asamblea constituyente en vez de su proyecto constitucional del 2018, “probablemente no hubiese habido Estallido social”. Apuesta por un “Estado ambiental, ecológico, igualitario, participativo e inclusivo”, el cual detalla que “supera con creces un Estado social y democrático de derecho, porque enfrenta los problemas del futuro”. Y detalla que si bien un gobierno liberal “evidentemente” podría gobernar, volver a un modelo neoliberal necesitaría “reformas constitucionales”.

En sus propias palabras, comenta que no le gusta figurar, ni las cámaras. Le cuesta saber por qué la gente tiene interés en sus ideas. Rehúsa, un poco, el dar entrevistas. El abogado Eric Palma, de larga trayectoria como abogado y académico en la facultad de Derecho de la Universidad de Chile, asume: “Voy a empezar a revisar esa conducta mía, a lo mejor sí es interesante para la opinión pública”.

Y esa revisión quizás viene bien, ya que actualmente asesora a gran parte, si no todos, los y las constituyentes de La Lista del Pueblo. Nada menos que 26 escaños dentro de la Convención Constitucional, el órgano encargado de redactar una nueva constitución para el país.

Para ver materializada esta convención, rememora Palma, ha “dado una lucha de 20 años”. Impulsó la idea de una asamblea constituyente por primera vez el año 2002, y el movimiento ‘Chile a la Carta’ el 2004. Luego, el 2011, con las masivas movilizaciones sociales como preámbulo, formó parte del “Movimiento Nueva Democracia”.

Asegura que con La Lista del Pueblo se están reuniendo dos veces a la semana. “A veces todos, a veces no. La agenda de las personas está ahora más abultada que nunca”. Y así, después de contar que está viendo cosas de estudio “metido en la montaña, en un lugar confidencial, con poca cobertura”, el magíster en historia y autor de varios textos de estudio constitucional entrega esta entrevista a Radio Bío Bío.

— ¿Cree usted que la discusión presidencial va a permear en el debate constitucional?

— “De acuerdo con la ley vigente y la reforma constitucional, se dejó claramente establecido que la aprobación de una nueva constitución podría significar la necesidad de nuevas elecciones, tanto presidenciales como parlamentarias. Por lo tanto, no tengo la menor duda de que va a haber una conexión. Si en definitiva, por ejemplo, la nueva constitución estableciera un sistema unicameral y un régimen semipresidencial, la necesidad de nuevas elecciones, tanto presidenciales como parlamentarias, es evidente”.

— La Lista del Pueblo ha dicho que entrará a la carrera presidencial. ¿Pueden empezar a verse y a existir presiones desde las diferentes candidaturas del espectro político hacia la discusión en la Convención?

— “Yo creo que lo que tienen que tener claro los candidatos a los distintos cargos parlamentarios y a la presidencia, es que es un dato de la causa que sus cargos deben ponerse a disposición de la decisión que adopte el pueblo de Chile cuando se plebiscite el proyecto de nueva constitución. Si se aprueba la nueva constitución, y se establece un régimen semipresidencial y unicameral, entonces quienes en noviembre resulten electos deberán poner sus cargos a disposición del pueblo de Chile. Eso tienen que tenerlo absolutamente claro, y eso es con prescindencia a que La Lista del Pueblo tenga o no candidato presidencial”.

Y extiende: “Espero que los y las presidenciables no presionen a la Convención, en el sentido de no adoptar un modelo de gobierno que pudiera significar que sus cargos duren un año”.

— ¿Usted cree que el próximo período presidencial debería ser un año?

— “No tengo una posición al respecto. Eso depende de la decisión que tome la Convención: si toma la decisión de establecer un régimen transitorio, a lo mejor dure un par de meses, o un año, no lo sé. Pero de que sus cargos deben ponerse a disposición del pueblo de Chile, eso es evidente”.

“Yo creo que hay una mayoría muy importante de convencionales que en su propuesta al país, al momento de presentarse como candidatos, plantearon un régimen semipresidencial y unicameral. Así que es altamente probable que obtengan los votos suficientes para ser aprobados. De hecho, el régimen semipresidencial es una fórmula en la que hay un acuerdo sustantivo, entre varios partidos tradicionales. Es un tema que se viene debatiendo en la política chilena desde hace, por lo menos, cinco años”.

Demandas del Estallido

— Hay otras posturas que el Estallido pedía nacionalización de recursos, o fin al modelo de las AFP, más que un proceso constituyente. ¿Cómo usted plantea que se conecta la petición de una nueva constitución al estallido?

— “Fue una de las peticiones que estaba en el escenario político, y es la más trascendente, porque las involucra a todas. Si pones las demandas “derecho a la vivienda” y pones “derecho a la constitución”, no hay una contradicción. El derecho a la vivienda no es ajeno a la nueva constitución, porque la Constitución actual no tiene garantizado el derecho a la vivienda. Esas dos demandas están interrelacionadas, no son autónomas una de otra”.

“¿Y por qué se produce la vinculación? Bueno, porque solo aquellos que han resistido durante 20 años la demanda del movimiento social, de nueva constitución, fundado en los graves defectos que presenta el modelo constitucional actual, que sostiene el sistema neoliberal, no terminan de procesar ni de comprender, porque es ajeno a la posición que han tomado durante estos 20 años, que existe una estrecha relación entre la crisis del modelo y la necesidad de una nueva constitución”.

— ¿Cómo llegó a trabajar con La Lista del Pueblo?

— “Habían personas que formaban parte del Centro de Estudios Poder Electoral Constituyente, que a su vez está vinculado al movimiento Ciudadanía Constituyente, que también tienen vinculaciones con La Lista del Pueblo. Ese fue el camino, el contacto, que hizo finalmente que el centro de estudios terminara apoyando a La Lista del Pueblo”.

— ¿Usted no tiene ideas afines con otros sectores? Por ejemplo, otros think tank de izquierda o centroizquierda.

— “A lo largo de estos 20 años he estado vinculado a todas las instancias en las que se ha reflexionado sobre la necesidad de una nueva constitución vía asamblea constituyente. Nosotros hemos organizado como persona individual, junto con la gente que me ha acompañado durante todos estos años, distintas iniciativas. Y en alguna de ellas hemos estado trabajando, por supuesto, con todas las instituciones que han estado reflexionando sobre esto.

Palma reseña que a lo largo de sus publicaciones en medios de comunicación, y a través de ciclos de debate en la facultad de Derecho de la Universidad de Chile, la idea de una asamblea constituyente había sido levantada desde varios sectores: “Y por eso es que te digo que me sorprende que algunos autores y analistas hayan instalado tan fácilmente esta equivocada idea de que la nueva constitución no era un tema importante para la ciudadanía. ¡Si llevamos 20 años en esto! No hay que olvidar que esto fue tema de las elecciones presidenciales”.

— Con la campaña “marca AC”.

— “¡Y antes! Nosotros planteamos la idea de la cuarta urna antes, con Roberto Garretón y con Gustavo Ruz fuimos los primeros que le planteamos al Servel la posibilidad de incorporar una cuarta cédula a las elecciones. Esto fue en algún momento recogido en la elección, incluso, de Frei. Llevamos mucho tiempo en esto. Lo que pasa es que los partidos tradicionales no le quisieron dar visibilidad. Y de un momento a otro se encontraron con que el movimiento social sí logró en definitiva impulsar esta cuestión. Y hoy estamos aquí no por los partidos, sino que por el movimiento social”.

— ¿Dónde cabe ahí el proyecto constitucional de Bachelet?

— “Bueno, el proyecto fue una muy mala manera de culminar un proceso que pudo haber tenido algún viso de legitimidad, ¿no? Por el hecho de los mecanismos de participación. Pero creo que la neutralización de la agenda emancipadora de la Presidenta Bachelet, por los grupos mas conservadores, que porsupuesto son grupos transversales — no solo están en la DC, sino que en todos los partidos— hicieron que la Presidenta cometiera el terrible error de presentar el proyecto de nueva constitución unos días antes del término de su mandato, sin apostar abiertamente por la fórmula de la asamblea constituyente. Yo creo que fue lamentablemente y probablemente el error político más sustantivo en términos de la discusión constitucional, el cómo ella culmina el proceso. Porque si ella hubiese hecho una opción clara por la asamblea constituyente, y hubiese presentado un proyecto de constitución coherente con el debate constitucional, hoy día otro sería el escenario para la Presidenta Bachelet y también para los grupos que la respaldan”.

— No hubiera habido Estallido.

— “Probablemente, no. Porque en definitiva, si la Presidenta hubiese optado por la asamblea constituyente, y hubiese optado por darle al debate constitucional el alcance que tuvo en los cabildos, bueno, ¿qué razón podría haberse esgrimido, si ya estábamos metidos en un proceso de discusión constitucional con asamblea constituyente?”.

— ¿Y por qué no los cabildos, o los ELA? ¿Fueron poco democráticos? ¿Muy politizados?

— “No, yo creo que lo que ocurrió es que no hay una estrecha relación entre los cabildos y lo que en definitiva se terminó presentando al país por la Presidenta. Esa es otra idea interesante. También es una muestra clara que la hipótesis según la cual a la gente no le interesaba la nueva constitución, que es un invento de algunos grupos que están en posiciones ‘ultristas’, maximalistas, no se sostiene. Porque los Encuentros Locales Autoconvocados reunieron a una parte importante de la población a debatir sobre este tema”.

Modelo constitucional

— ¿Usted cree en una lista larga de derechos? Una especie de lista larga que enumere derecho a vivienda, salud, educación, entre otros.

— “Esa es una manera muy poco científica y política de presentarlo. No se trata de listas más extensas o breves, sino que de los modelos de estado constitucional en los que queremos vivir. No es una cuestión de listados, es una cuestión del tipo de estado constitucional en el que queremos que la sociedad chilena se desenvuelva en los próximos años. Somos partidarios de un modelo de Estado constitucional que hemos definido como ‘ambiental, ecológico, igualitario, participativo e inclusivo’. Es distinto al modelo constitucional liberal clásico. Por lo tanto, no es un tema de listas, más breves o más extensas. Es un tema de cuál es el modelo de Estado constitucional en el que queremos vivir”.

— ¿Un Estado social?

— “Es más que eso. Un Estado social solo se refiere al rol del Estado en relación con la satisfacción de los derechos sociales, económicos y culturales. Nosotros creemos en un orden constitucional que se hace cargo del cambio climático y de la revolución científica y tecnológica; de la necesidad de la protección de la naturaleza, dotándola de derechos. De las demandas tradicionales de los pueblos originarios. Y eso supera con creces el Estado social. Tiene, sin lugar a dudas, vinculación con el Estado social y democrático de derecho, pero lo supera con creces, porque enfrenta los problemas del futuro”.

Fin del neoliberalismo

— ¿El neoliberalismo cabría en este tipo de Estado, en este modelo constitucional que usted plantea?

— “No, porque el modelo de Estado liberal clásico supone un Estado gendarme, inactivo, que no se ocupa de la satisfacción de los derechos sociales, económicos y culturales. Por lo tanto, no tendría cabida, porque nosotros concebimos un Estado activo que interviene en la vida social y en la actividad económica, en función de alcanzar estas metas que enumero. Y desmercantilizar los derechos sociales, que es básico y esencial”.

— Según usted, si más adelante la ciudadanía chilena dice “el proceso me dejó acá, pero ahora quiero un gobierno de derecha”. O bien: “quiero un gobierno neoliberal”. ¿Se podrá retornar al modelo actual?

— “Bueno, una de las virtudes del sistema que estamos configurando es que es un sistema democrático. Por lo tanto, no hay ninguna opción que esté clausurada de entrada. Por supuesto que en el futuro podríamos tener gobiernos neoliberales. Y tendremos que ver entonces, cuando esos gobiernos liberales estén ejerciendo el poder, si dictan las leyes para desmantelar el Estado social que se ha venido construyendo, el Estado igualitario y participativo que se habrá ido construyendo. Y si cuentan con las mayorías suficientes para desmantelar un Estado protector de los derechos sociales, económicos y culturales”.

— Ya, pero entonces, solo a través de leyes, pero esas leyes serían de reforma constitucional, no leyes ordinarias, digamos.

— “No, porque aquí es bien importante que se entienda la relación que se da entre constitución y legislación. La constitución no va a detallar cómo es que se entiende la tarea del Estado, por ejemplo, en tal o cual área relativa a la satisfacción de los derechos sociales, económicos y culturales. Eso va a depender del legislador, evidentemente”.

— Pero es distinto neoliberal a liberal, o capitalista, de derecha y neoliberal. ¿Cabría un gobierno neoliberal en este modelo de constitución?

— “Perfecto, hagamos la distinción. Efectivamente, si de lo que se trata es de contestar a la pregunta sobre si es posible conseguir un régimen capitalista al modo en como se ha vivido en Chile en los últimos 30 años en el nuevo orden constitucional, mi respuesta es que no. Otra cosa es que tú me plantees que en la política chilena pueda, claro, desplegarse en el futuro un grupo o partido político, como ocurre hoy día, de corte liberal, por supuesto que sí, evidentemente”.

“Pero, por ejemplo, si estos sectores quisieran retirar al Estado de la actividad empresarial, que hoy día estaría habilitado según el modelo que nosotros estamos proponiendo, eso requeriría de una reforma constitucional, claro que sí. Pero otra cosa distinta es que estos sectores quieran regular la actividad empresarial que estaría, a su vez, regulada por ley. Lo que sin lugar a dudas podrían hacer sin necesidad de reforma constitucional”.

En esa línea, Palma pormenoriza: “Otra cosa es que este gobierno de derecha planteara que no debe existir el Estado empresario. Porque en ese caso, sí sería requerida la reforma constitucional”.

— Esta mayoría circunstancial tendría que votar por los mecanismos regidos en la nueva constitución, para eliminar los apartados que indiquen un Estado empresario, digamos.

— “Exacto. De hecho, la constitución tiene que tener la suficiente flexibilidad para permitir eso. No te olvides que las propuestas se están haciendo en el contexto de un Estado constitucional, de una república democrática, participativa, en la que imperan los derechos humanos y los tratados internacionales de derechos humanos vigentes en Chile. Entonces, obviamente, debe existir en la nueva constitución la posibilidad de que en el futuro se de una nueva correlación de fuerzas, que puedan implicar una reforma en un sentido a o un sentido”.

— Se habla de que esta nueva constitución no sería una revancha a los “30 años”, ni a la dictadura.

— “Me parece bien curioso cómo se plantea esta idea de la revancha. Es interesante que algunos crean que traer grados de justicia es un caso de revanchismo. Una de las características de la revancha es que tiene falta de legitimidad. La revancha que huele a pasada de cuenta, que carece de legitimidad y de justicia, ¿no? Esta no es una revancha, esto es simplemente configurar un orden constitucional que es coherente con el estado de cosas que se está dando hoy día en el propio Chile y en el mundo, en el sentido de avanzar hacia sociedades igualitarias y hacia sociedades inclusivas y participativas. ¿Por qué hablan de revancha?

Y dispara: “Ahora, quienes hablan de revancha, se sentirán culpables por algo, por eso hablan de revancha, ¿no? Nosotros preferimos decir que esto pone un mínimo de justicia social”.

— Se ha hablado mucho de las pymes últimamente. ¿De qué forma existirían las pymes en su modelo?

— “En el modelo que se propone, la iniciativa individual en ese plano no tiene, por supuesto, ninguna limitación. Las pymes hacen una contribución importante al empleo, solo que van a tener que regirse con los criterios ambientalistas y ecológicos que establezca la constitución. Y de participación, por supuesto”.

— Tal cual hoy, pero con esos criterios aplicados

— “Claro, lo mismo que la gran empresa, incluso la empresa estatal. No hay que perder de vista que una de las zonas de sacrificio más importantes están golpeadas por empresas estatales. Tampoco es la empresa estatal por la empresa estatal, es en un contexto de un Estado que hace una opción importante por la ecología y por la protección de los derechos de la naturaleza. Es en ese contexto que estamos pensando la actividad empresarial, y que incluye, por supuesto, a la empresa estatal, a la pequeña y a la mediana empresa”.

— ¿Y la innovación?

— “Es clave para nosotros. Estamos proponiendo que se genere una institución mixta de carácter permanente en la que participe también el Banco Central, que se haga cargo de la revolución científica y tecnológica, y prepare a la sociedad chilena para la sociedad científica y tecnológica”.

— ¿Eso implicaría una modificación al Banco Central?

— Por supuesto. Eso a nosotros nos parece que es una nota de identidad., que diferencia a la propuesta que estamos haciendo a la del constitucionalismo andino, con el cual tenemos tantas semejanzas. Estamos haciendo una apuesta fuerte a nivel institucional, por enfrentar el cambio climático y la revolución científica y tecnológica con una organización estatal de carácter mixto, que asuma esto como los grandes desafíos de los próximos 30 o 40 años. Si esto no se enfrenta adecuadamente, una parte importante de la sociedad chilena va a estar condenada a la pobreza. Así de simple”.

La batuta en la Convención

— En un plano más político y marcado por la contingencia, ¿Usted considera que el Frente Amplio esté “poniendo la música” dentro de la Convención?

— “No hay que perder de vista que quien tiene la mayoría en la Convención es la derecha. No hay ningún grupo mayoritario en el seno de la Convención que pueda imponer sus puntos de vista. Y dado que tenemos por delante en principio nueve meses, y si los nueve meses no se logran, doce, es muy difícil plantear cómo se va a ir dando la correlación de fuerzas. Yo creo que esto va a ser muy dinámico. En algunos momentos se harán alianzas con un sector, en otro momento con otro. Yo creo que decir que el Frente Amplio es el que lleva hoy día y es el que va a darle la nota al orden constitucional es arriesgado. Nos quedan por delante demasiadas cuestiones que debatir, que discutir, como para dejar por sentado que ya se definió el modo como se van a articular las distintas fuerzas al interior de la Convención”.

— Y como es lógico, al ser personas, se van a ir conociendo, estrechando lazos.

— “Exacto, y van a haber votos cruzados, ya se está viendo. Es natural y obvio que ocurra así, porque no hay ningún grupo que pueda construir una mayoría sólida, estable, sino que se va a ir dando un hecho muy interesante. Le va a dar una dinámica a la política que se va a desarrollar al interior de la Convención. Vienen por delante las discusiones más importantes. Estamos recién empezando”.

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