Los días pasan y los titulares siguen llegando desde Francia. Entre otras ciudades, donde ha estallado el conflicto, la icónica París ha dejado de ser por el momento “la ciudad del amor”.

No es para menos. Cuando el tema de las pensiones pasa por una reforma, las pasiones se levantan a otro nivel. Lo romántico pasa a último plano con los ánimos caldeados.

Dentro de los puntos a destacar, la complejidad que va de la mano con el descontento en la reforma de Emmanuel Macrón. El dinero es la base de todo desde el gobierno. La jubilación digna, la preocupación de los franceses. En honor a la verdad, la de cualquier ciudadano en el mundo.

Periódicos en Europa como El País o Economista.es, se han apresurado a describir lo que hay y lo que el líder francés pretende implementar, asegurando que el sistema, por hoy es desigual. Aquí los puntos para entender:

1- “Regímenes especiales”: los descontentos con la reforma

El impulsor de la reforma, el Alto Comisionado para las Pensiones, Jean-Paul Delevoye, promueve que los ‘regímenes especiales’ deben ser lo principal a cambiar en el sistema actual.

En total, son 42 y fueron creados como mecanismos de jubilación para personas con profesiones que generan desgastes físicos u otros riesgos particulares. Sus beneficiarios directos son los trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) o de la entidad del transporte metropolitano de París RATP, principales impulsores de la huelga.

Quienes forman parte de estos regímenes especiales, pueden jubilarse antes. Es decir, entre los 52 y 57 años y no a los 62 como el resto de cotizantes.

“42 regímenes organizados por profesión y por estatuto”, dice en sus argumentos Delevoye. Cada régimen con sus propias reglas. “Los franceses no tienen los mismos derechos una vez que se jubilan”, sentencia.

Se visualizan como los grandes perdedores con la reforma, porque el cálculo de la que será su pensión, se apoya actualmente en los últimos seis meses de salario y con los cambios planteados, se busca que cuenten todos los años cotizados.

“Se tomará en cuenta toda la carrera en el cálculo de la pensión y ya no, como es el caso para los asalariados del sector privado, los 25 mejores años, o los últimos seis meses para los funcionarios”, asegura Najat El Mekkaoui, especialista en programas de seguridad social y cambio demográfico de la Universidad Paris-Dauphine PSL, citado por El País.

Los profesores, funcionarios de rangos inferiores y profesiones liberales, son otros de los descontentos, como integrantes de regímenes especiales.

En el caso de los educadores, su sueldo debe revalorizarse y ahí es donde se prevé un impacto en el cobro de las cotizaciones. El gobierno no tiene actualmente una estrategia clara en este sector, lo que ha sumado el descontento a otros como los funcionarios de transporte.

Jean-Paul Delevoye/ Comisionado de Pensiones / AFP
Jean-Paul Delevoye/ Comisionado de Pensiones / AFP

2- Lo que propone Macron con la reforma

El informe Delevoye, como es conocida la propuesta del funcionario de Pensiones, mantiene el sistema público por repartición. Eso significa que los trabajadores actuales pagan por los jubilados actuales.

Con lo anterior, serían fusionados los 42 regímenes especiales y se convertirían a un solo sistema de pensiones, con una edad de jubilación mayor, como la del resto.

Se instaura además un sistema de puntos, previa creación de una cuenta individual para los cotizantes. Con ésta, el cotizante francés podrá acumular a lo largo de su vida laboral los puntos y una vez que llegue su jubilación, permitirán calcular su pensión.

El objetivo es que “cada euro cotizado otorgue los mismos derechos, sea cual sea el estatuto” . Ese punto genera el descontento en los cotizantes de los 42 regímenes, quienes verían mermados sus fondos de ahorro, dado que se les pondría en igualdad de condiciones con el resto de trabajadores. Entrarían a ese sistema de puntos.

El Comisionado Delevoye establece en su idea de réditos que el sistema contemple “mecanismos de solidaridad” porque se otorgan puntos por cada hijo y a la vez puedan servir para subsanar interrupciones de la actividad laboral.

 Thomas SAMSON / AFP
Thomas SAMSON / AFP

3- Los “beneficiados” de la reforma

Explicado ya en simples rasgos la reforma y el impacto a los cotizantes de los 42 regímenes, la nueva normativa que el gobierno de Macron impulsa, asegura que hay sectores laborales que se verán beneficiados con la misma.

Cabe destacar que aún no hay un texto legislativo con todos los puntos detallando en grandes líneas, los pros y contras de un proceso tan complejo.

No obstante, los agricultores y comerciantes, serían los beneficiarios de una gran promesa planteada preliminarmente por el gobierno francés. Este les ha dicho que se establecería una pensión mínima de 1.000 euros (864,403.66 pesos chilenos). Es decir, una pensión mínima del 85% del salario mínimo neto.

Los trabajadores del sector agrícola reciben, una vez pensionados, con el sistema actual, el 75% de ese salario. Los hombres 750 euros (648,396.24 pesos chilenos) y las mujeres 580 euros (501,426.42 pesos chilenos).

En cuanto a los comerciantes, en la actualidad reciben 970 euros (838,541.08 pesos chilenos). Entonces, en teoría, la reforma “vende” el hecho de elevar el techo de cotización para este sector, además de otro importante: las mujeres.

Tanto las madres, como el resto de mujeres cotizan, según datos oficiales, durante menos tiempo que los hombres.

Con lo anterior, reciben un 38,8% menos que los cotizantes masculinos. Ellas serían las mayores beneficiadas porque estarían siendo integradas a la elevación del mínimo prometido en la reforma (pensión mínima de 1.000 euros).

Se establece, además, que recibirán una bonificación en la pensión de un 5% por cada hijo, a partir del primero. Deben establecer, no obstante, un acuerdo con la pareja o padre de los hijos, ya que en la actualidad el sistema les otorga un 10% a padre y madre, a partir de los 3 hijos en hogar o pareja.

Sylvain THOMAS / AFP
Sylvain THOMAS / AFP

4- La desconfianza ante el cambio de “lo que funciona”

La situación generaría división en todos los sentidos en una Francia que se jacta de ser unida en un lema internacionalmente conocido.

Sector privado y público, puede resultar tan perjudicado como beneficiado, al menos, con lo que indica el borrador y los pronósticos de los analistas.

“Los salarios en la función pública progresan al final de la carrera, al contrario que los del sector privado. Tomar en cuenta toda la carrera conduce mecánicamente a una bajada del nivel de las pensiones”, dice El Mekkaoui. Ahí el descontento de los del sector público.

“Los empleados con interrupciones de carreras también verán disminuido el montante de la pensión. Quienes tienen una esperanza de vida más baja, en razón del tipo de trabajo que han ejercido, quedarán penalizados si no se tienen en cuenta las especificidades de su empleo en el nuevo dispositivo”, algo que puede pasar en los dos sectores productivos, pero más en los de alto riesgo laboral (como los que integran los 42 regímenes).

Los que se oponen a los cambios planteados por el gobierno de Macrón, consideran que los resultados del actual sistema hablan de su buen funcionamiento.

Pensiones en Francia

La tasa de pobreza de las personas mayores de 65 años: 3,4%
Los ingresos de los jubilados franceses: 103% de los ingresos medios de la población francesa en general.
El gasto en pensiones: 14% del PIB (Alemania, 10,1% y España, un 11%; la media de la OCDE es del 7,5%).

Fuente: Gobierno Francia

Debido a la jubilación precoz y a la elevada esperanza de vida, los franceses lideran en los ránkings de años jubilados: 22,7 años para los hombres y 26,9 para las mujeres.

Sin embargo, con las protestas en las calles, el gobierno tiene un enorme reto de amoldar la estrategia entre los descontentos y los que se sienten desde ya beneficiados con la promesa de una mejor pensión.

 NICOLAS TUCAT / AFP
NICOLAS TUCAT / AFP