Lamberto Cisternas golpeó el tablero y dejó a los ministros de la Corte Suprema en una encrucijada: abrazar su tradición o romperla como pocas veces se ha hecho. Esta última opción implica cambiar el modo en el que hasta ahora se elige al presidente del máximo tribunal del país.

La primera oportunidad para ocupar el cargo la tenía hasta ahora Guillermo Silva, cuyo nombre aparecía con fuerza en la elección pasada de 2017. Pero una reunión del entonces mandatario electo de la República, Sebastián Piñera, con Hugo Dolmestch terminó por revelar que sería Haroldo Brito quien obtendría la victoria.

La movida del viernes pasado de Cisternas fue inesperada. Fue el propio vocero del palacio de justicia quien a fines de la semana pasada comenzó a distribuir una carta entre sus pares, confesando tener serias intenciones de reemplazar a Haroldo Brito mediante una “verdadera elección” entre “dos o tres” de sus pares y no por tradición.

Si bien el Código Orgánico de Tribunales señala que son los 21 ministros quienes deben nombrar un presidente entre ellos, un acuerdo tácito al interior de Corte apunta a que éste es elegido por antigüedad.

Puesto en simple, se escoge al que más años ha servido en la Suprema. En este caso, correspondería al miembro de la Primera Sala, Guillermo Silva, quien este lunes se defendió, al asegurar que “se ha insinuado que mi único mérito es la antigüedad y eso no es así”.

En esa línea, destacó que ha pasado por todos los escalafones del Poder Judicial tras ingresar a trabajar al organismo en 1972 y luego de pasar por las Cortes de Concepción y Talca.

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“Cualquier ministro de la Corte Suprema puede manifestar su interés en ser presidente y eso es lo que hizo el ministro Cisternas”.
- Guillermo Silva

“Yo puedo ser elegido, pero yo no voy a presentar candidatura a cargo alguno”, sentenció antes de añadir que no ha visto roces al interior del palacio de justicia tras el lanzamiento de la candidatura de Cisternas.

La tradición importa en la Suprema, aunque se ha roto

Esta no es la primera vez que se intenta romper la tradición. Al menos así lo explicó este lunes Carlos Aránguiz, miembro de la Tercera Sala, quien dijo que él había presentado anteriormente una propuesta similar a la de Lamberto, donde se valorara no sólo la antigüedad, sino también el mérito.

Sin embargo -detalló- que en esa oportunidad los otros magistrados le manifestaron “esto que tú crees rompería la tradición y por eso vamos a mantener la tradición”.

Entonces -añadió- “vamos rompiendo tradiciones que la misma Corte había dicho que iba a respetar”.

En tanto, el secretario de la Corte Suprema, Jorge Sáez, calificó el hecho como “inédito” y agregó que ante diversas innovaciones al interior del Poder Judicial, la elección del presidente podría ser una de ellas, abriéndole una puerta a las intenciones de Cisternas.

Este último dijo este lunes que se ha acordado implícitamente respetar la antigüedad “porque es más sencillo”. Según acotó, la posición predominante en el tribunal señalaba que de este modo “se evitaban las discusiones”, por lo que romperla podría generar roces al interior.

Pese a lo mencionado por el ahora candidato a la presidencia de la Suprema, la tradición ya se ha roto en algunas oportunidades. En 2011 cuando se eligió a Rubén Ballesteros en lugar de Jaime Rodríguez; y en 1998, ocasión en la que el Pleno “prefirió a Roberto Dávila y no a Osvaldo Faúndez, quien había sido nombrado” durante la dictadura de Pinochet, consigna un artículo de 2015 de la revista Qué Pasa.

Silva pudo ser presidente antes que Brito

La historia de Silva pudo haber sido diferente. En 2017 su nombre sonaba con fuerza para ser presidente y la disyuntiva estaba entre él y quien resultó finalmente electo, Haroldo Brito.

En efecto, la mañana del día de esa votación, el viernes 22 de diciembre de hace dos años atrás, sólo esas dos cartas aparecían como las probables. Pero a última hora se conoció de la ventaja de Brito tras una reunión que tuvo el jueves de esa semana el expresidente del organismo, Hugo Dolmestch, con el entonces mandatario electo de la República, Sebastián Piñera.

Con libreta en mano, el ahora jefe de Estado le preguntó en varias oportunidades a Dolmestch su inquietud por saber quién sería el nuevo presidente del tribunal, afirmó a Radio Bío Bío en esa oportunidad una fuente que estuvo presente en dicha cita.

Visiblemente incómodo, el entonces timonel de la Corte contestó: Haroldo Brito.

Juntos al Tribunal Constitucional

Casi dos años después, el 16 de octubre de este año, los nombres de Brito y Silva volvían a aparecer en la palestra pública. Eran las 13:00 horas del miércoles 16 octubre de este año, cuando ambos ministros -en compañía de su par, Jorge Dahm- llegaron a la sede del TC, ubicado a pasos del Palacio de los Tribunales de Justicia.

En ese lugar, eran esperados por la máxima autoridad del Tribunal Constitucional, María Luisa Brahm, quien aguardaba con los jueces Miguel Ángel Fernández, Gonzalo García y Nelson Pozo.

Visita al TC | Agencia UNO
Visita al TC | Agencia UNO

¿El objetivo de la cita? Zanjar la pugna que se desató tras un fallo de la Corte Suprema que motivó un debate jurídico sobre quién revisa a quién y que provocó que desde los tres Poderes del Estado se refirieran e intentaran solucionar la controversia.

Por más de 40 minutos, el grupo estuvo reunido. Una vez concluida la instancia, ambos bandos mostraron la bandera blanca.

Brito mencionó tras la oportunidad que tenía la convicción de que los dos tribunales están actuando del modo correcto y que están en la idea que las soluciones deben llegar a través de “sus propias actuaciones”.

En tanto, Brahm destacó que el conocerse y acercarse les permitió tener diálogos y resolver las situaciones de manera muy directa y en un contexto de confianza y de respeto que las instituciones se merecen.

Se espera que el próximo miércoles 18 de diciembre se realice la votación en el Pleno para definir quién será el próximo presidente de la Corte Suprema, autoridad que asumirá en enero de 2020.