El negociador de la Unión Europea para el “brexit”, Michel Barnier, se comparó con un montañista: la escalada fue larga, pero por fin llegó a la cumbre. Mejor dicho, a la cumbre de la Unión Europea (UE).

Barnier y el ministro británico para el “brexit”, Steve Barclay, negociaron varios días y varias noches para poder concluir, justo antes del encuentro de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, un acuerdo sobre la salida de Reino Unido según los deseos británicos. “Ahora tenemos una base justa y sensata para un ‘brexit ordenado"”, dijo Barnier a la prensa en Bruselas.

Pero en los detalles está el desafío. El borrador aún debe ser aprobado por el Parlamento británico y hay un obstáculo en el tema aduanero con Irlanda del Norte, que podría echar abajo el entusiasmo, aunque el formalismo no lo deje ver así.

Las mismas palabras usó también el primer ministro británico, Boris Johnson, según informó Barnier. En la mañana del pasado jueves, Johnson telefoneó al presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker, y le aseguró que el acuerdo recién cerrado también pasará por la Cámara Baja del Parlamento británico.

Barnier fue testigo de esa conversación. Mañana se llevará a cabo una sesión especial de la Cámara Baja británica, pero el norirlandés Partido Unionista Democrático (DUP), que cuenta con diez escaños, ya anunció que tampoco apoyará la nueva versión del acuerdo de salida del bloque comunitario.

El líder de la mayoría conservadora en esa cámara, Reese-Moog, aboga por el nuevo acuerdo con Bruselas y afirma que es completamente diferente porque el “backstop antidemocrático”, es decir, la garantía temporal para una frontera abierta entre Irlanda e Irlanda del norte, fue anulado.

KENZO TRIBOUILLARD / AFP
KENZO TRIBOUILLARD / AFP

Johnson necesita los votos del DUP para su acuerdo de Brexit

El premier británico se ha mostrado entusiasmado y hasta filosófico, al comparar el acuerdo actual con el Everest.

La cumbre “no estaba lejos” pero que aún estaba rodeada de “nubes”, dijo poco antes de alcanzar el acuerdo con la UE.

Las nubes eran, al parecer, la oposición manifiesta del DUP a sus pretenciones de Brexit.

Arlene Foster, líder del partido norirlandés, emitió un comunicado asegurando: “Tal como están las cosas, no podríamos apoyar lo que se sugiere sobre cuestiones aduaneras y de consentimiento y hay una falta de claridad sobre el IVA. Continuaremos trabajando con el Gobierno para tratar de lograr un acuerdo razonable que funcione para Irlanda del Norte y proteja la integridad económica y constitucional del Reino Unido”.

Para agregar más oscuridad al que ya se vislumbra como nubarrón sobre el acuerdo, Johnson necesita los votos de la bancada descontenta con su plan.

El DUP posee en el parlamento británico 10 escaños, de 650 existentes en la Cámara Baja o de los Comunes.

Para sellar el acuerdo, debe alcanzar 320 votos. Tomando en cuenta las palabras de Arlene Foster, está más lejos de obtenerlos, de lo que se evidencia ante los medios de comunicación. El Brexit del polémico premier, parece estar en peligro.

Una fuente dentro de la sede de gobierno británico, citada por la BBC, pero no identificada, le aseguró a uno de sus editores que “el DUP nunca quiere tener una solución, en algún momento hay que llamar a su fanfarronada. Solo hay que esperar que acepten malhumoradamente”.

De ahí, que la cuesta del Everest de Johnson, se ponga más empinada y nublada que el monte original.

Agencia France-Presse
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Irlanda del Norte permanece en la Unión Aduanera, en teoría

Según dijo Barnier este pasado jueves en Bruselas, el acuerdo modificado prevé ahora que Irlanda del Norte permanezca, luego de la salida de Reino Unido de la UE, esencialmente dentro del mercado interno de la UE.

Para eso se necesitarán controles para productos que se transporten desde Gran Bretaña hacia Irlanda del Norte y viceversa.

La diferencia con el “backstop” de la era May, es que Irlanda del Norte podrá abandonar la Unión Aduanera con la UE y quedarse dentro con la de Gran Bretaña. Pero en la práctica, los productos que “corran riesgo de pasar de Irlanda del Norte hacia Irlanda y, de ese modo, hacia la UE”, serán gravados con aranceles.

Lo anterior quiere decir que en el futuro los agentes de aduana británicos aplicarán aranceles a productos en los puertos de Irlanda del Norte aunque este país, teóricamente, seguirá formando parte de la Unión Aduanera con Reino Unido.

La regulación es compleja, admitió Barnier, y todavía se están elaborando los detalles para evaluar las cargas del Impuesto al Valor Agregado. Eso no le gusta para nada al partido norirlandés DUP y por eso no apoyan el nuevo acuerdo.

Otra diferencia con el “backstop” original es que esta normativa será permanente y no se podrá reemplazar por un tratado de libre comercio -que queda por elaborar-, o por tratados similares.

En 2024 el Parlamento Regional de Irlanda del Norte tendrá, por única vez, la oportunidad de desechar esa norma por mayoría simple, o de aprobarla. El premier británico, Boris Johnson, descartó su exigencia de que el Parlamento norirlandés deba votar con regularidad sobre el acuerdo y el estatus aduanero.

Euronews
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La UE podría ratificar rápidamente el borrador

Los negociadores de la UE presentaron el nuevo acuerdo al Consejo Europeo ayer por la tarde, y Barnier subrayó el carácter de borrador del documento.

Todavía falta que lo apruebe el Parlamento Europeo y también el Consejo de ministros de la UE. Michel Barnier advirtió que, a pesar de la pulseada política y de las complejas negociaciones, no se debe olvidar que “se trata de la paz y de la gente de Irlanda del Norte e Irlanda”. Ahora se puede evitar, dijo, que haya una “frontera dura”.

De hecho, en este modelo de “brexit”, la frontera está entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Hace dos años, la exprimera ministra británica Theresa May rechazó esta solución diciendo que “ningún primer ministro británico podría aprobarla jamás” porque destruiría la unidad del Reino Unido de Gran Bretaña. Pero Barnier no se deja llevar por emociones, sino por hechos, y no cree que haya “sorpresas” por parte de la UE cuando se formalice el tratado.

Si Gran Bretaña finalmente sale de la Unión Europea con un acuerdo el 31 de octubre de 2019, comenzará una nueva etapa que durará, como mínimo, hasta finales de 2020. Hasta ese momento, nada cambia para los ciudadanos, ni en Gran Bretaña, ni en Irlanda del Norte, ni en Irlanda.

Las normas de la UE y la Unión Aduanera siguen en vigencia. En ese lapso, la UE y Reino Unido planean negociar un nuevo acuerdo sobre las futuras relaciones entre ambos.

Boris Johnson escribió en una declaración al respecto que solo se tratará de un tratado de libre comercio. Pero la UE insiste en un “campo de juego con las mismas reglas”, y no aceptará que Gran Bretaña se convierta, con bajas cargas impositivas y regulaciones laxas, en un competidor ante las puertas de la Unión Europea, según círculos diplomáticos europeos.

Negociador UE Michel Barnier / AFP
Negociador UE Michel Barnier / AFP