Hans Scott | Agencia UNO

Bomba dirigida a Hinzpeter pasó los controles de rayos X pese a evidente aspecto sospechoso

29 julio 2019 | 03:58

El paquete que llegó a la oficina del exministro Rodrigo Hinzpeter, fue filmado por los rayos X ubicados al ingreso del edificio que aloja a la empresa Quiñenco, matriz del grupo Luksic, en la cual se desempeña actualmente como gerente legal.

Dicho artefacto llegó a su oficina pasadas las 10:00 horas del jueves 25, envuelta como una encomienda cualquiera, tal como ocurrió también en la 54º Comisaría de Huechuraba, donde los explosivos dejaron casi una decena de Carabineros lesionados tras la apertura del paquete.

En su caso, Hinzpeter afortunadamente no lo abrió. Pero fue por una casualidad. Según relató, ese día tuvo varias reuniones y sólo porque tuvo una mañana “bastante frenética y agitada” no abrió la caja.

“Sé que lo vi, que pensé abrirlo, que quise abrirlo, y no sé por qué me distraje y volví a mis reuniones. Eso terminó por salvarme de abrir el paquete”, afirmó en declaraciones a La Tercera.

Si Hinzpeter lo abría, medio kilo de dinamita industrial habría explotado destrozando la oficina en su totalidad y -tal vez- matándolo.

El mecanismo de la bomba es sencillo. Sacado de Internet, dicen quienes conocen de TNT. Como sea, si abría el paquete habría activado un mecanismo. Un cable conectado a una batería y este al estopín pegado al explosivo.

Es llamativo que nadie lo viera en los rayos X de la firma. De hecho, se guarda un video, del cual se imprimieron fotos, a las cuales accedió Radio Bío Bío. Estas imágenes están hoy en manos del fiscal regional sur, Héctor Barros, y han sido integradas en la carpeta de la investigación. Y el registro no deja lugar a dudas de lo que hay en su interior.

bomba-hinzpeter-1

El tipo de cableado, la batería y el explosivo iguala en características a las bombas halladas en otros atentados, por ejemplo, el ocurrido en las intersecciones de las avenidas Bilbao con Vicuña Mackenna, donde una mujer venezolana resultó herida. El mismo usado en la caja que recibió el 8 de mayo pasado el presidente del directorio del Metro de Santiago, Louis de Grange.

Por repetición, todo indica que el grupo ecoterrorista Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS), es el que podría estar detrás. La fiscalía no lo confirma oficialmente, pero en fuentes policiales está claro: son los mismos.

Sin embargo, en esta ocasión, a diferencia de otros episodios, han evitado adjudicarse el ataque. Tras el atentado, a propósito de la contingencia, sólo se limitaron a difundir instrucciones paso a paso sobre cómo confeccionar una bomba con forma de encomienda.

Inteligencia ilógica

Si bien la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) dice haber emitido una alerta el día previo ante la posibilidad de una ataque, el análisis que realizaron no tiene sentido.

“No se descarta que se puede estar en presencia de acciones de prueba o posibles ensayos para la realización de una acción final que pudiera afectar no sólo a personas, sino también a instalaciones físicas que busquen un impacto importante tanto en el plano mediático como en la alteración del normal funcionamiento de las actividades cotidianas de la ciudad: por ejemplo, transporte público, salud, comunicaciones, energía, etc.”, señala el documento.

Sin embargo, todo surgió a raíz de un operativo tras la llegada de una encomienda sospechosa que llegó a la casa de Christian Karl Kurner, empleado del consorcio Flour-Salfa, que participa en proyectos mineros. Se trataba de un paquete cubierto con un papel metálico -tipo alusa foil- unido a cables que conectaban a una batería. Podía ser una bomba.

Pero al rato llegó el vecino de la casa de al lado a reclamarlo diciendo que seguramente llegó equivocado: era un perfume con un sistema de luces LED y su caja era de fábrica.

Pese al desenlace del operativo, el análisis de la ANI señala que, “todo lo anterior, hace suponer que se podría tratar de acciones en el contexto de los próximos importantes eventos a desarrollar en el país, como son la APEC y COP25, dada su importancia mediática y relevante en el plano internacional”.

Supuestamente, después de eso se habría dado una alerta generalizada a las policías y las Fuerzas Armadas, la Comisión Chilena de Energía Nuclear, al Metro, entre otros, de la posibilidad que ocurriera un atentado en las próximas horas.

Aunque algunos de los estamentos que se supone deberían haber recibido la alerta que procesó la ANI señalaron que no se ingresó ninguna clave de ataque terrorista, como sí ha ocurrido en el pasado, lo que motiva -por ejemplo- que el Metro duplique su personal de seguridad en las estaciones.

Con todo, queda claro que la amenaza de un paquete con un perfume en su interior no fue una advertencia terrorista, por lo que sólo deja más dudas respecto al actuar de la ANI.