No es muy común que un duatleta sea portada de revista. De hecho, probablemente para muchos ésta sea una actividad más bien desconocida, la cual se resume en una secuencia de correr-ciclismo-correr. Pero el estadounidense Chris Mosier no sólo atrae las miradas de los medios por sus resultados deportivos, sino que también debido a su lucha por el respeto y los derechos de las minorías sexuales.
Mientras crecía, “atleta” era la única etiqueta con la cual Mosier se identificaba. Ya a corta edad se había dado cuenta de que a pesar de haber nacido en un cuerpo de mujer no se reconocía con ese género. Sin embargo, al competir con sus pares sentía que las diferencias no importaban, pues lo único que estaba en juego era la habilidad de cada cual: “En cualquier punto de mi vida, independiente de si estuviera confundido sobre quién era o si no conocía el lenguaje de lo que sentía, el identificador que nunca cambió era ‘atleta’”, contó recientemente a la revista Rolling Stone.
Su amor por el deporte lo acompañó desde pequeño, destacando en diferentes disciplinas y rompiendo con moldes y prejuicios. A los 8 años comenzó a tomar clases de karate tres veces por semana y a los 10 ya era cinturón negro e instructor de adultos, incluso apareció en un periódico de Chicago (ciudad en la que nació en 1980) bajo el titular: “El nuevo karate kid”, según indica ESPN en un artículo dedicado al duatleta.
Mosier vivió una larga lucha interna para descubrir su identidad y saber quién era la persona que quería llegar a ser. Cuando conoció a Zhen Heinemann, su esposa, comenzó a obtener más claridad y respuestas a las preguntas que se hacía: “Solía tener citas con hombres durante mis años universitarios, hasta que encontré a la chica con la cual me casé”, confesó a Rolling Stone.
Finalmente el atleta –que también compite en las disciplinas de triatlón y maratón- comprendió por qué se sentía ansioso e incómodo al compartir la línea de partida con mujeres y sacar los primeros lugares parecía incorrecto: en realidad se identificaba con los hombres. “Me sentía incómodo con busto. Trabajé muy duro para que mi cuerpo se viera de la manera que yo quería, pero no tenía el pecho plano y el six-pack que yo pensaba que tendría. Mi cuerpo no me traicionó, pero sí me decepcionó”, contó a Rolling Stone.
Así, en el año 2010 comenzó su transición con testosterona, cambiando su género en documentos y compitiendo en carreras de hombres. Pero no fue fácil, él mismo no sabía si sería capaz de medirse con atletas que nacieron siendo hombres; tampoco tenía claro si lo aceptarían en competencias internacionales o en un team y muchos pensaron que sería uno más del montón por su potencial desventaja física. Todos aquellos miedos y prejuicios hicieron que Mosier trabajara más duro con un solo objetivo en mente: ganar.
Parte de estos temores son bien ilustrados en el reciente comercial de Nike protagonizado por Mosier, convirtiéndose en el primer transgénero en aparecer en un video de esta marca deportiva. En él se puede ver al atleta entrenando mientras una voz en off le hace una serie de preguntas del tipo: “Oye Chris ¿cómo sabías que serías lo suficientemente rápido como para competir en la categoría masculina? A todas las interrogantes Mosier contesta “I didn’t” (en este caso traducido como “no sabía”), la pregunta final es “¿Nunca quisiste renunciar?” a lo que el deportista responde “Yes, but I didn’t” (sí, pero no lo hice).
Para el atleta la importancia de protagonizar un comercial de una marca tan popular como Nike es la posibilidad de mostrar a los jóvenes y a quienes se sientan diferentes que es posible romper los moldes a pesar de que el camino no sea fácil.
El deportista es también el primer hombre transgénero en aparecer en The Boddy Issue, una edición de la revista deportiva de ESPN que publica fotografías de desnudos y semidesnudos de atletas de diversas disciplinas. “Me siento muy cómodo con mi cuerpo, estuve 29 años en un cuerpo que realmente no calzaba y ahora estoy a gusto en mi propia piel (…) Durante 29 años de mi vida no quería aparecer en fotos porque lo que reflejaban no era la manera en la que yo me sentía o veía a mí mismo (…) y ahora he llegado al punto donde no sólo quiero aparecer en fotografías, sino que puedo estar en ellas sin ropa, eso es tremendo”, confesó a ESPN.
Y Mosier demostró que no era un corredor más del montón. Su gran logro deportivo fue convertirse en el primer hombre trans del team de Estados Unidos en duatlón, a partir del año pasado. Sin embargo, este triunfo le trajo de regreso temores y trabas que pensaba habían quedado en el pasado.
En marzo de este año, el estado de North Carolina se convirtió en el primero en establecer la ley House Bill 2 que prohíbe usar baños públicos y vestidores –pertenecientes al gobierno- a las personas de un género distinto al de su certificado de nacimiento. En junio Mosier tuvo que participar en una competencia clasificatoria en dicho estado y se enfrentó a estas nuevas trabas: “De pronto el área más gratificante de mi vida se convirtió en la más contenciosa”, expresó a Rolling Stones.
Por otro lado, Mosier no estaba seguro de que le permitieran participar en el campeonato mundial de duatlón que se realizó en junio en España. La razón es que la Unión Internacional de Triatlón sigue las regulaciones del Comité Olímpico Internacional (COI). Este último tenía reglas mucho más estrictas –que cambiaron a tiempo para los juegos de Río- para aceptar la participación de personas trans. Entre ellas estaba la exigencia de someterse a cirugía de cambio de sexo, actualizar la información del certificado de nacimiento (cosa que no es posible en todos los países) y haberse sometido a un tratamiento hormonal por dos años.
El duatleta cumplía con dos de los tres criterios, pero no con el de la operación: “La cirugía reconstructiva de genitales es cara, muy rara vez cubierta por el seguro de salud y no deseada por una porción significativa de personas transgénero. Defensores de los individuos trans sostienen que exigir la cirugía es injusto porque no afecta la habilidad del atleta de ningún modo. Algunas personas están cómodas con sus cuerpos”, Mosier explicó a ESPN.
Pero el destino se encargó de abrirle una puerta y permitirle participar como el primer hombre abiertamente transgénero en un campeonato mundial de duatlón, terminado 144 entre 434 competidores. Durante el invierno del hemisferio norte, el COI cambió su reglamento (lo puedes revisar en este link) y en el caso de los individuos que pasaron de mujer a hombre se determinó que pueden competir en la categoría masculina sin restricciones.
Estos cambios se llevaron a cabo para asegurar que los atletas trans no fueran excluidos de la oportunidad de participar en competencias deportivas, garantizando que no tuvieran una ventaja sobre el resto. Al mismo tiempo, se determinó que la exigencia de cirugía no era necesaria para asegurar igualdad de condiciones y podía ser inconsistente con los derechos humanos.
Las exigencias del COI apuntan directamente a los hombres que hayan realizado la transición a mujer, esto porque se piensa que el organismo masculino es estructuralmente más fuerte y más rápido que el femenino. Por esta razón el requerimiento más importante que el atleta debe cumplir son los niveles límite de testosterona.
El primer estudio realizado en atletas transgénero apareció el año pasado en la publicación Culturas Deportivas e Identidades. Allí se mostró que la terapia hormonal realizada a los hombres hace más que sólo suprimir los niveles de testosterona: estos individuos experimentan también una disminución de la masa muscular y densidad ósea. “Todos esos cambios llevan a una pérdida de velocidad, fuerza y resistencia, componentes claves del atletismo (…) No es la anatomía la que importa, son las hormonas”; explicó Joanna Harper, autora del estudio, a The Washington Post.
Las olimpiadas de Río son las primeras realizadas bajo una regulación más abierta y más justa para las personas trans. A pesar de ello ninguno de los atletas participantes ha declarado públicamente esta condición, puesto que no es parte de las exigencias. Mosier, quien no está participando en los juegos porque el duatlón no es una disciplina olímpica, explica que el miedo a la reacción de la opinión pública y de otros deportistas es lo que impide a las personas trans a contar su historia: “No porque las reglas lo permitan significa que todos están listos para aceptarlo (…) La opinión pública es una pieza desafiante”, declaró a Rolling Stone. El medio también indicó que, de acuerdo a los registros de las reuniones del COI, habría dos atletas transgénero compitiendo pero que no quisieron declararlo públicamente.
Pero nada ha logrado silenciar a Mosier, ni las duras críticas –incluso traducidas en fuertes insultos- ni el monstruo de la opinión pública, ni los prejuicios, ni las trabas impuestas por la sociedad. El atleta ha decidido hablar fuerte y claro, alzando la voz por aquellos que no la tienen, especialmente por los jóvenes que experimentan la encrucijada de la búsqueda de la identidad.