Los brasileños aman hacer filas, es una especie de pasatiempo. Desde el aeropuerto para abordar el avión hasta en el cine o en el teatro, aunque los asientos estén numerados.
Y en el Parque Olímpico, espontáneamente, hacen una fila para tomarse una foto con los aros.
“Llevo cinco minutos acá, pero vale la pena para tener una foto limpia”, dijo alguno, mientras preparaba el celular para tomar un ‘selfie’ con el resto de la familia.
Y la escena se repite en cada uno de los aros instalados en el Parque. Todo sea por el recuerdo.