Corría el año 2013 y una nueva edición de la Copa Confederaciones comenzaba en Brasil, sede del Mundial que se jugaría el 2014.

En esas tierras sudamericanas se viviría un histórico momento protagonizado por una humilde selección proveniente de la isla más grande de la Polinesia Francesa.

Hablamos de Tahití, selección que llegó a la Confederaciones tras conseguir una inesperada victoria por 1-0 ante Nueva Caledonia, en la final de la Copa de Naciones de Oceanía.

La particularidad de este combinado es que roza en lo amateur. De sus 23 convocados, solo uno ( el delantero Marama Vahirua de 30 años) era futbolista profesional, mientras los otros o estaban cesantes o tenían otro tipo de trabajos, tales como conductores de mototaxis, operador de maquinaria en contrucciones o chefs.

Todos esas curiosidades hacían que Tahití llegara con más que ilusión a la cita, buscando dejar una buena impresión en la Copa.

Y lo consiguieron, ya que en su primer partido ante Nigeria, por el grupo B, Tahití marcaría su primera anotación jugando fuera de su territorio en un compromiso oficial.

Cuando caían 3-0, Jonathan Tehau anotó el descuento gracias a un certero cabezazo, desatando la euforia de todo el plantel.

El partido terminaría 6-1 a favor de Nigeria.