La pandemia del coronavirus muestra sus matices en el mundo.
A diario se habla del número de muertes y de contagios. Pero Wuhan, al centro chino, ya no es más el epicentro de una tragedia que exportó al resto del planeta.
Italia, España e Irán (en ese orden) ostentan ahora los primeros lugares en muertes por Covid-19.
Estados Unidos, en tanto, superó en número de casos al territorio español. Las cifras de este pasado martes revelaban 51.542 contagios en la nación norteamericana. España registraba los 39.600. Pero tiene más muertes: 2.800 vs 674 en suelo estadounidense.
En territorio italiano murieron 743 personas ayer y el total de decesos se situó en 6.820. No se trata, lamentablemente, de una cifra definitiva para este y el resto de países acechados por el virus.
En la provincia de Hubei (cuya principal ciudad es Wuhan), en cambio, se anunció ayer el levantamiento de sus severas restricciones desde este miércoles. Wuhan debe esperar al próximo 8 de abril, pese a que la semana pasada reportó cero casos de coronavirus.
Aunque es un retorno gradual, la buena nueva llega casi un trimestre después de anunciar al mundo que al menos 14 millones de personas en esa zona quedaban en una cuarentena total para frenar el virus. Es un triunfo que no todos se dan el lujo de festejar.
Para cuando China era castigada por el virus, otros países miraban con compasión al gigante asiático, pero nadie imaginaba que, poco a poco, otras partes del mundo se sumarían a una dinámica de encierro por precaución.
Varios territorios latinoamericanos han adoptado medidas para evitar la propagación del coronavirus. La vecina, Argentina, es uno de estos.
De la nación trasandina llegan estampas que muestran a la “Ciudad de la Furia” dejando de rugir por el momento para cerrarle el avance al virus con una cuarentena total.
Ayer, al otro lado del mundo, uno de los escepticos al confinamiento, el premier Boris Johnson, ordenó a los británicos quedarse en sus casas y se sumó a la cuarentena total que antes había refutado con toda seguridad. De hecho, contagió a su par neerlandés, Mark Rutte, a practicar la “inmunización colectiva”. Es decir, apostarle al contagio para hacerse fuerte ante el virus y así propagarlo menos.
Bastaron un par de días y una ola de críticas como antídoto a su incredulidad. Poco después, vino el refuerzo dosificado en confinamiento. Países Bajos, (antes Holanda) se quedó solo en su teoría.
Otros países en cuarentena total son: Italia, de gradual a total desde el pasado 9 de marzo, España, Francia, Dinamarca, Bélgica, Noruega, El Salvador, Argentina, Perú, Ruanda, Líbano, Polonia y Grecia, entre otras.
India: 1.300 millones de habitantes del planeta en confinamiento
La agencia de noticias France-Presse informó hace unas horas el anuncio de las autoridades indias.
“A partir de medianoche, todo el país está confinado. Para salvar a India, para salvar a cada ciudadano, a ustedes, a sus familias”, afirmó en un discurso televisado el primer ministro de ese país, Narendra Modi.
Con dicha orden, los 1.300 millones de habitantes de ese país quedan en cuarentena total durante 3 semanas.
Por ironías de la vida, cuando Wuhan recupere su libertad, India, como otros territorios en el mundo, seguirá en el confinamiento.
La India reporta, no obstante, un número bajo de muertes y casos en proporción a sus habitantes: 10 fallecidos y 536 casos hasta este pasado martes, según el conteo virtual de la Universidad Johns Hopkins.
En una sola frase: un tercio del mundo vive ya en la cuarentena total.
En cifras más puntuales, 2.600 millones en todo el mundo están sujetas a órdenes más o menos estrictas de confinamiento. Prácticamente, uno de cada tres seres humanos.
95% de los niños en Latinoamérica y el Caribe, 154 millones, no están ahora en la escuela ante la amenaza.
En total, al cierre de este resumen, la pandemia ya había matado a 18.246 personas. El número de contagios subió a 409.014 en 175 países, según cifras consignadas por France-Presse.
Esta agencia noticiosa recordaba además que el número de casos reales podría ser mucho mayor debido a que en la mayoría de países sólo se realizan pruebas de diagnóstico a los pacientes más graves.
