La tarde de este lunes, el príncipe Harry y Meghan Markle cumplieron con su último compromiso real, antes de dar un paso al costado como miembros de alto rango de la realeza británica.
Los duques de Sussex se unieron a la reina Isabel II, el príncipe Carlos y los duques de Cambridge, en un oficio religioso en la Abadía de Westminster, para conmemorar el día de la Mancomunidad británica.
En la misa escucharon discursos de los líderes de diferentes religiones y acompañamientos musicales, tras lo cual abandonaron la iglesia y su vida como miembros de la familia real.
Harry (35) y Meghan (38) anunciaron en enero pasado su decisión de alejarse de sus tareas reales para comenzar una nueva vida independiente financieramente y dividida entre Inglaterra y Canadá, junto a su hijo de 10 meses, Archie.
¿Qué significa para ellos su renuncia?
El acuerdo que los apartará de sus roles se logró durante negociaciones llevadas a cabo entre fines de enero y principios de febrero, diálogos que incluyeron a la reina Isabel II.
A partir del 1 de abril, la pareja ya no representará a la monarca, no recibirá una parte de las asignaciones provenientes de la billetera pública británica y no gozará del trato de Alteza Real.
Así, deberán solventar su vida en Vancouver, Canadá, con sus ahorros y encontrar una forma de generar dinero de manera independiente, siempre y cuando tales negocios no exploten sus lazos con la corona.
De esta manera, los próximos 12 meses serán un periodo de prueba que será revisado por la casa real y los duques de Sussex en 2021. De ser un resumen positivo, el arreglo podría convertirse en definitivo.
Recordemos que ambos habían manifestado su dificultad para soportar la enorme presión a la que la prensa popular británica somete a la familia real.
El problema venía desde hacía tiempo por parte de Harry, quien aún no ha podido superar la trágica muerte de su madre, la princesa Diana, quien falleció en un accidente de tráfico en París en 1997, mientras era perseguida por los paparazzi.
De hecho, el hermano del príncipe William acusó a los medios sensacionalistas de acosar a su esposa y denunció comentarios racistas hacia la exactriz.
En un primer momento, su decisión, rápidamente bautizada como Megxit, haciendo un paralelismo con el Brexit, provocó indignación y consternación entre los partidarios de la realeza británica.
Pero la pareja recibió una cálida bienvenida en su última ronda de compromisos oficiales en el Reino Unido, adonde llegaron la semana pasada.
La Reina habló
El martes pasado, en tanto, la Reina sostuvo un almuerzo privado con Harry. En la instancia, una fuente de la casa real reveló que la monarca le entregó su apoyo tras su decisión y le recalcó que tanto él como su esposa son bienvenidos de volver a la firma.
No obstante, la jefa de Estado le aclaró que el acuerdo solo funcionará si ambos no explotan sus lazos con la monarquía si quieren ser independientes económicamente.
Aquello levanta sospechas en medio de los rumores que circundan a la ex estrella de la serie Suits, sobre quien se ha dicho que su agente habría tenido acercamientos para conseguirle un papel en alguna película de Marvel.
A lo anterior se suma su posible participación en la MET Gala, evento a realizarse en Nueva York el 4 de mayo, al cual la duquesa asistiría en compañía de Edward Enninful, el editor de la versión británica de la revista Vogue.
El bebé también fue tema de conversación durante el almuerzo entre la abuela y su nieto, ya que la reina le habría hecho ver que le apena no poder estar cerca de su octavo bisnieto.
De momento, se espera que la pareja regrese a Canadá para seguir disfrutando de su libertad.
