“Estuvimos el tiempo que teníamos que estar, se hizo lo que había que hacer y ya habrá tiempo de seguir mostrando. Nosotros actuamos en teatros y en distintas partes y esto es quizás dejar a la gente con un ‘vamos a ver qué pasa, qué es lo que faltaba’, pero no hay nada contra nadie, cumplimos el tiempo que teníamos que hacer y agradecidos nos volvemos a nuestros hogares”, dijo el “Cebolla”, uno de los integrantes del grupo Fusión Humor, para explicar el abrupto final de la actuación del grupo anoche en la Quinta Vergara, desenlace que sólo sirvió para levantar las pifias del público por varios minutos.

Pifias que terminaron por centrar la atención de su galardonada actuación en un polémico final, que inicialmente fue interpretado como una censura, debido a la constante aparición de la crisis y el estallido social en la rutina de Fusión Humor sobre el escenario.

Pero que luego fue descartada por la misma agrupación humorística durante la conferencia de prensa.

Un estrategia que, al parecer, se convirtió en la sandía calada y en la carta de triunfo del humor en esta versión del Festival de la Canción de Viña del Mar y que hasta ahora ha sido muy efectiva y aun no se agota.

Mientras tanto, “León”, otro integrante de Fusión Humor, fue más enfático en señalar que “no hay nada oculto, no hay ningún tipo de censura, fue solamente nuestra responsabilidad” y añadió que terminaron la presentación por respeto a las competencias internacionales y a Luciano Pereyra, quien cerró la cuarta noche de festival.

En todo caso, censura o no, el polémico episodio generó las primeras pifias en esta versión del certamen de la ciudad jardín.

Lo curioso es que la reacción de los asistentes no fue para cortar la actuación de un artista, disconformes con su presentación, como ocurre la mayoría de las veces, sino que solo se buscaba un retorno que no se logró.

La pifiadera duró casi una hora y solo paró cuando Luciano Pereyra comenzó su show.

La rutina

En el inicio de su show, la agrupación realizó una coreografía con una canción que tenía frases como “En Chile no estamos en guerra”, “hasta que la dignidad se haga costumbre” y “Chile finalmente despertó“.

Al final del baile, los cuatro integrantes se taparon un ojo, otro de los símbolos de las protestas del movimiento social que busca homenajear a todos quienes han sufrido traumas oculares a causa de la acción de agentes del Estado.

Lo anterior, dejó en evidencia que el estallido social es motivo de historias dentro de la rutina del cuarteto.

Esa fórmula política, más el talento, un guión gracioso y la cohesión del grupo sobre el escenario consolidaron su actuación en la Quinta Vergara.

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Teníamos una hora de show y creo que nos pasamos de esa hora (1:10), lo demás tiene que quedar en el tintero para lo que viene”
- Rulo, integrante Fusión Humor

Por lo anterior, cuando recibieron las gaviotas de plata y de oro, toda la gente esperaba un “bis”.

A comerciales

Y, pese a que todos los comediantes que han pasado por la Quinta este año, han retomado su rutina luego de que les entregaran los galardones, en este caso, los animadores decidieron “ir a comerciales”.

De inmediato, el público comenzó a pifiar con fuerza. Incluso, cinco minutos después volvieron con Fusión Humor en el Backstage, y se escuchaba claramente al público pifiando de fondo.

Cuando regresaron los animadores para presentar a la competencia internacional, la audiencia… seguía pifiando. Ni siquiera se calmó cuando comenzó a anunciarse al jurado.

Para tratar de tranquilizar al público, el conductor Martín Cárcamo tuvo que dar explicaciones: aseguró que Fusión Humor estaba muy feliz con su presentación.

Al final, en la conferencia de prensa, Fusión Humor descartó la censura.

“Rulo”, otro integrante del cuarteto, destacó que “teníamos una hora de show y creo que nos pasamos de esa hora (1:10), lo demás tiene que quedar en el tintero para lo que viene”.

“No hay nada de censura, nosotros nos pasamos, no nos cortaron“, cerró.

Sin embargo y pese a las explicaciones, en el ambiente y en redes sociales persistió la sensación de que el protagonismo de la crisis social en su rutina de humor, habría determinado el abrupto final de una actuación que fue premiada y exitosa.