La información dejó asombrados a muchos. El medio encargado de revelarla fue Bloomberg.

Desde entonces, todo fue sorpresa debido a las implicaciones de esta palabra en el vocabulario del hombre que continuó el legado del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, con costos ya conocidos por el mundo.

Nicolás Maduro está en una encrucijada. La producción petrolera pasó, de la época del oro negro, a la decadencia casi total. Los números lo dicen todo: de 3,2 millones de barriles diarios, Venezuela produce en la actualidad de 500 a 700 mil barriles.

No es una decisión tomada, pero el análisis desde el Palacio de Miraflores, con un enquistado Maduro, tiene en la mira a tres compradores atractivos.

¿El fin de una década de monopolio estatal?

La Rusa Rosneft PJSC, Repsol SA de España y Eni SpA de Italia, forman parte de los interesados en un acuerdo que pasa por la mente de los venezolanos, al menos de la clase política.

Las 3 naciones en cuestión se harían cargo de las propiedades petroleras controladas por el Gobierno de Venezuela, reestructurando parte de la deuda de la compañía estatal a cambio de activos.

No está claro en qué porcentaje participarían. Es decir, si alguna de ellas sería favorecida por descarte de los otros oferentes. En todo caso, para nadie es un secreto que Rusia y Venezuela han estado íntimamente ligadas al tema petróleo.

Bloomberg
Bloomberg

Para muestra, una visita. En marzo del año pasado, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, fue recibida por el canciller ruso, Serguéi Lavrov.

El viaje a Rusia de la mujer de confianza de Maduro tuvo lugar en momentos de mayor crítica mundial por la escasez de alimentos y medicamentos en la nación sudamericana.

“Rusia continuará ayudando a las autoridades de Venezuela a resolver las dificultades económicas y sociales, incluso mediante la concesión de ayuda humanitaria legítima”, declaraba Lavrov.

Rodríguez ofrecía un guiño y más que eso. Anunciaba que la estatal Petróleos de Venezuela (PDVESA), instalaría su oficina en Moscú.

Según Rodríguez, en la oficina venezolana que estaba instalada en Lisboa, había escasez de confianza, como de producción petrolera en su país, para seguir operando en ese territorio.

“Europa no da garantías de respeto a nuestros activos”, decía la funcionaria, al lado de un comprometido canciller ruso que condenaba lo que su gobierno consideraba las amenazas de Washington para invadir Venezuela.

“Conociendo los enfoques de la administración de EE.UU., todo es posible. No descarto que pueda lanzar acciones que nuevamente van a infringir todas las normas posibles del derecho internacional”, aseguró en ese encuentro.

Kirill KUDRYAVTSEV / Agencia France-Presse
Kirill KUDRYAVTSEV / Agencia France-Presse

Lo que Maduro quiere, según la oposición

Ya lo advertían algunos políticos hace más de una semana.

Maduro estaría buscando liquidez a costa de lo que sea, incluso, lo poco que queda del petróleo de Venezuela.

“Toda la maniobra de Maduro y Parra (autoproclamado presidente de la AN) es buscar dinero fresco. Lo que hay detrás es un canje de bonos por campos petroleros”, aseguraba el parlamentario opositor, Ángel Alvarado, quien dijo contar con información proveniente del bufete Denton, que asesora a PDVSA.

“Creemos que hay un canje de deuda que se hará fuera de la jurisdicción de Maduro. Hay más de 2000 millones de dólares que se han ido a Hong Kong para este canje de bonos”. Según Alvarado, si Maduro entrega campos petroleros a Rusia bajará la deuda con la petrolera Rosneft (una de las “ofertantes”) con la que ya tiene avanzados negocios.

Según información consignada en el medio La Nación, Rusia tiene el control de al menos 3 campos petrolíferos en Sucre, Franja del Orinoco y en el Occidente del territorio venezolano. Sin embargo, solo uno de ellos estaría activo. El resto aguarda un acuerdo en un futuro próximo.

Washington asegura que las empresas rusas manejan un 70% del petróleo venezolano. La petrolera rusa Rosneft “está en el centro de la economía petrolera” del país sudamericano, dijo el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams.

La reciente toma en la Asamblea Nacional Venezolana es para analistas locales una consecuencia de la petición que Rusia hizo a Caracas, para lograr una aprobación en regla de todos los negocios que puedan surgir en materia petrolera y así garantizar que no haya una impugnación posterior.

BBC
BBC

Luis Parra se autoproclamó presidente de la AN y con Guaidó, cada uno por su cuenta, decían estar al frente de la misma.

“Consideramos la elección de una nueva dirección del Parlamento como el resultado de un proceso democrático legítimo, que propicia el retorno de la lucha política venezolana a la constitucionalidad”, decía Rusia, en medio del suceso que generó críticas a nivel mundial.

La oposición debe avalar los negocios

Con el panorama actual, cualquiera de los 3 países que buscan finiquitar acuerdo, es decir, Rusia, España o Italia, deben pasar por la infalible aprobación de la Asamblea Nacional.

Ahí se produce el desafío, tanto para Caracas como para Moscú, tomando en cuenta las pretensiones antes explicadas por los analistas citados en este resumen.

Por el momento, dos dudas perforando en el pozo de las posibilidades: ¿será capaz Maduro de anunciar oficialmente el término privatización en la industria que ha sido el orgullo venezolano históricamente? Es una pregunta válida, debido al legado de su antecesor Hugo Chávez, quien se inclinó siempre por expropiar antes que privatizar.

La otra gran interrogante es, si la AN (con la pujante oposición de Guaidó) accederá a votar a favor de un negocio que cambiaría el legado venezolano a base de oro negro.

Por el momento, Guaidó parece tener un papel fundamental en los planes de Maduro de reformar las leyes en busca de una privatización exitosa. Los días venideros serán clave al respecto. Después de todo, Maduro retiró su amenaza de capturarlo al regreso de su galopante gira por Europa, según informaron medios venezolanos.

FABRICE COFFRINI / AFP
FABRICE COFFRINI / AFP