Habían pasado 45 minutos, aproximadamente, del despegue de la aeronave desde el Aeropuerto Internacional de Teherán. 176 personas iban a bordo del Boeing 737. No hay sobrevivientes.

Es una tragedia que, aunque ajena a la crisis entre EEUU e Irán, se tornó política unas horas después de ocurrida. Era de esperarse. El avión es de fabricación estadounidense y todo sucedió en territorio iraní.

Un corresponsal de prensa en la capital de Irán, compartía en su cuenta de Twitter lo que asegura es la aeronave en llamas.

El video captó una enorme bola de fuego que caía lentamente hasta desaparecer. Acto seguido, una gran estela de luz que segaba la vida de todos los pasajeros y la tripulación.

“Horrible video del Boeing 737 de la aerolínea #Ukraine con 180 pasajeros ardiendo en el cielo y chocando a las afueras de #Tehran minutos después de despegar. #Iran está teniendo un día realmente oscuro. Más de 60 muertos en la estampida, luego, miedo de una guerra total y ahora esto”, escribió el periodista de la BBC, Bahman Kalbasi.

Cuando los equipos de rescate llegaron al lugar de la tragedia, la aldea de Chahriar, al oeste de la capital iraní, la escena ya suponía la imposibilidad de sobrevivientes.

La agencia de noticias France-Presse citaba a un funcionario de la Media Luna Roja (equivalente a la Cruz Roja).

“Obviamente es imposible que pasajeros del vuelo PS-752 de Teherán a Kiev estén vivos”. Las imágenes que llegaban desde el lugar, acompañaban esa dolorosa sentencia para los familiares de las víctimas, entre las que figuran 82 iraníes, 63 canadienses, 10 suecos, tres británicos, cuatro afganos, tres alemanes y nueve ucranianos, entre pasajeros y tripulación.

Las portadas de los periódicos web canadienses, recogen todo el luto que embarga al país tras el accidente.

Global Mail / Canada
Global Mail / Canada

¿Misil, ataque terrorista o falla técnica?

Horas antes del accidente aéreo del Boeing ucraniano, Estados Unidos e Irán tenían en pleno desarrollo una situación más, derivada del conflicto que escaló en ataques desde el pasado sábado por la madrugada.

El gobierno iraní informaba que al menos 10 misiles crucero habían impactado en la base aérea de Ain al Assad, al oeste de Irak, donde están desplegadas tropas estadounidenses y otros aliados de Washington.

PressTV, cadena iraní que convenientemente difunde su contenido en inglés, daba cuenta de los hechos en el marco de esta crisis.

Irán “confirma haber atacado la base en Irak con decenas de misiles” y amenazó con “más respuestas devastadoras”, decía el informe que más tarde era acompañado por un video que el gobierno de Teherán liberó para mostrar el ataque en toda su magnitud.

Se trataba de la primera respuesta en misiles contra EEUU, luego del ataque ordenado por Trump en el que murió el prominente general iraní Qasam Soleimani, a quien Irán y otros enemigos del gigante de occidente han jurado vengar.

Las teorías conspirativas pronto comenzaron a escalar por la diferencia de horas entre el bombardeo a la base militar y la caída del avión ucraniano.

Algunas voces en redes sociales sacaban las cuentas, o coordenadas, de lo que pasó con el avión accidentado, asegurando que no se trató de una falla mecánica.

“Eso no es un ‘problema técnico’. Ese avión estaba envuelto en llamas que bajaban en un ángulo de 45°. Entonces, un vuelo de Ucrania (aliado de EE. UU.) Airlines se incendia poco después del despegue de Teherán en su camino de regreso a #Ukraine”. Era parte de lo que se leía en momentos de máxima tensión por los misiles lanzados y el avión siniestrado.

Twitter
Twitter

Al conocer la relación entre ambos sucesos que la opinión pública estaba haciendo, funcionarios ucranianos e iraníes se apresuraron a desmentirlo: “La teoría de un ataque terrorista o un ataque con cohete están descartadas ahora mismo”. La agencia ucraniana Ukrinform citaba a sus fuentes, apuntando a un fallo en un motor por razones técnicas.

Sin embargo, un representante de Ucrania Airlines informaba que el avión había pasado una minuciosa revisión técnica el pasado 6 de enero.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Transporte y Carreteras de Irán, Qassem Biniaz, aseguró que uno de los motores “se habría incendiado en el aire”.

 AFP
AFP

Una tragedia politizada

De ironía en ironía. Así fue escalando este conflicto desde que estalló completamente, con la ejecución de Soleimani en Bagdad.

Después, una serie de eventos y hasta tuiteos desafortunados entre dos presidentes, lanzando por encima del nerviosismo mundial su arrogante poderío militar o nuclear, dependiendo del bando.

Cuando el pasado 4 de enero, Donald Trump aseguró que tenía 52 objetivos iraníes para atacar, entre estos algunos culturales, no solo la Unesco salió al paso de la advertencia en caracteres del polémico presidente estadounidense, quien se aseguraba así que Teherán no respondiera bélicamente a la muerte de Soleimani.

La respuesta, también por Twitter, vino horas después de parte del presidente de Irán

Hacía referencia al derribo de un Airbus A300 iraní con 274 pasajeros y 16 tripulantes a bordo, 290 personas en total, por parte de las fuerzas estadounidenses en 1988: “Aquellos que se refieran al número 52 deben recordar también el número 290”, escribía Rohani.

El número 52 era la cantidad de rehenes estadounidenses durante el asalto a la Embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979.

Ambas cifras eran ironizadas por los líderes en conflicto, lejos del dolor que significó o significa para sus seres queridos.

Por si fuera poco, la tragedia del Boeing ucraniano escaló al mismo nivel de frivolidad.

Sergei SUPINSKY / AFP
Sergei SUPINSKY / AFP

Teherán anunció que no entregará las cajas negras de la aeronave siniestrada a EEUU.

Eso deja prácticamente anulado todo esfuerzo para saber qué fue lo que pasó. Si fue falla humana o técnica, como ha ocurrido con otros modelos de aviones de la compañía estadounidense, entre estos, el Boeing 737 Max que salió del mercado tras ser protagonista de varios fallos y siniestros con centenares de pérdidas humanas.

EEUU y Rusia, llamaron a las aerolíneas comerciales a no sobrevolar espacio aéreo iraní o iraquí. Se trata de una medida de precaución mientras el conflicto no descienda, para seguridad de todos los que se encuentren en esa históricamente complicada zona.

 AFP
AFP