Constanza Valdés (34), licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales y activista trans feminista, es consejera del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) desde abril de 2022. A pocos días de que Consuelo Contreras deje la dirección del organismo, Valdés evalúa lo que fue su gestión, destacando luces y sombras.
Consultada sobre la posibilidad de asumir el cargo, no lo descarta, pero aclara que “no hay que verlo como un botín político, ni como un proyecto personal principalmente”.
En conversación con Radio Bío Bío, analizó el periodo de Contreras señalando que “ha sido una gestión como bien dulce y agraz”, valorando su apertura en algunos temas, pero criticando que se haya dejado de lado asuntos que, a su juicio, son parte esencial del mandato del INDH.
Asimismo, se refirió al gobierno y a la gestión del Presidente Gabriel Boric en materia de diversidad y derechos de la comunidad LGBTQIA+, cuestionando el actuar del Ejecutivo y la falta de cumplimiento de compromisos.
Instituto de Derechos Humanos
-El 2 de julio deja el cargo Consuelo Contreras. ¿Cómo evalúas su gestión?
La verdad que ha sido una gestión como bien de dulce y agraz, porque han habido hartos avances. Una de las cosas que ha mejorado el instituto tiene que ver con su imagen, con el hecho de que está mucho más en terreno, de trabajar también en derechos sociales, en los derechos económicos y culturales, en materias como el derecho al agua.
-¿Se ha abierto a más temas?
Se han trabajado materias que tradicionalmente quizás estaban un poquito más alejadas, pero por otro lado también hemos dejado de hacer algunas cosas que justamente tienen que ver con visualizar o justamente hacerse cargo de lo que son, por ejemplo, las reparaciones, o lo que tiene que ver con las violaciones a los derecho humano durante el estallido social. Si bien en su momento se presentó la querella en contra de los altos mandos, creo que justamente después eso empezó a dejarse un poco atrás, justamente quizás por el contexto.
-¿Por qué crees que no impulsó esas necesidades con más fuerza?
Hay una lógica un poco conservadora de avanzar en algunas materias, y sobre todo en aquellas que tienen que ver contra gente del Estado, justamente que puede verse como menos popular o quizás de presentar menos acciones. Eso también tuvo una repercusión en el hecho de que al final el instituto tenía que cumplir su mandato principalmente ya sea popular o no, pero lo tiene que hacer. Entonces por eso mismo hago un análisis principalmente de dulce y agraz donde hay cosas positivas, pero hay cosas negativas.
-¿Cuál crees que debería ser el perfil del próximo o próxima directora del INDH?
Debería haber un perfil que pueda enfrentar los procesos de reforma que puedan venir. De hecho, el miércoles se entregó por parte de la Comisión de Reforma Asesora a los ministros del Interior y de Justicia el informe final para reformar el Instituto. Probablemente hayan muchas modificaciones que tienen que ver con lo legislativo, con lo constitucional quizás, pero otras también con lo administrativo.
-¿Una persona que pueda liderar los cambios?
También que pueda dialogar y sobre todo enfrentar los embates de los sectores clásicamente que quieren derribar al instituto. Es muy importante entender que el INDH ya lleva más de 10 años en su funcionamiento. Es una institución que está en un proceso de maduración recién a lo largo de lo que es la creación de instituciones y creo que también en ese sentido tener nuevos liderazgos también en relación a los tiempos que vivimos va a ser algo bien importante.
-¿Debe ser un perfil político o más técnico?
Es bien importante que tengamos un perfil en materia de derechos humanos. Soy férrea defensora de que históricamente la dirección debe estar ligada a personas, defensores, defensoras que han trabajado en materia de sociedad civil, sobre todo con un carácter técnico de derechos humanos. Sin prejuicio que siempre hay un perfil político. (…) Pienso principalmente en un perfil como de esa naturaleza que puede ser conciliador, pero que tampoco tenga miedo de decir las cosas tal como son, que creo que justamente ahí la Consuelo en algunas ocasiones temblar un poco en ese contexto justamente como por verse más impopular, etcétera, pero estamos viviendo en tiempos que no son muy populares para los derechos humanos.
-¿Le gustaría dirigir el instituto?
Obviamente sí, pero en la medida justamente que haya un consenso y que eso sea algo positivo para el INDH dentro de los próximos años. (…) Nunca hay que inmolarse, no hay que verlo como un botín político, ni como un proyecto personal principalmente, sino como con una visión de cómo mejorar una institución y cómo proyectarse hacia afuera, y por eso creo que a veces también es importante, sobre todo en materia de representatividad, que las personas que justamente trabajamos en materia de derecho humano y que también provenimos de los sectores más excluidos, en general más discriminados, tenemos una visión muy particular sobre cómo se tratan los derechos humanos.
-¿En qué sentido?
Cuando llegué al instituto, bueno, he sido la única persona trans a nivel nacional del instituto, y la verdad es que justamente se nota en muchas ocasiones que hay mucho desconocimiento sobre materias relacionadas con diversidad o con personas trans al interior del instituto. Eso no significa que vaya a ser como una prioridad o lo más importante, pero se ve justamente como esas situaciones impactan y porque clásicamente el instituto ha sido mucho más elitista en su composición y también en la elección de personas.
-¿Debería cambiar eso?
Creo que promover un nuevo liderazgo, el ingreso de nuevas personas también pudiera cambiar un poco esta lógica, y por supuesto también como la transversalidad y la diversidad al interior del instituto.
Integrantes del consejo
-Este año dejarían el consejo 4 personas, y el Presidente Boric deberá presentar un nuevo consejero, el que debería ser más cercano a la izquierda. Y el consejo quedará con una línea política más marcada ¿Cree usted que sería lo adecuado para el funcionamiento del INDH?
Uno de los problemas que históricamente ha tenido el instituto es el cuoteo político del nominal y esta lógica de los acuerdos. (…) Justamente uno de los principales problemas en ese sentido, y que también ha sido observado por organismos internacionales, ha sido que en general se prima por estos acuerdos políticos, más que por la elección de la trayectoria y lo que puede ser el trabajo de derecho humano.
-¿Se debería modificar el sistema de nombramiento?
Debiera justamente perfeccionarse a un proceso mucho más objetivo. En relación a los que son los principios de París que guían el INDH, deben estar presentes los distintos estamentos de la sociedad y del Estado también.
-¿Afectará que ahora esté compuesto por más personas cercanas a la izquierda?
Lo que va a suceder ahora es parte propia de cómo funciona el Instituto, no lo digo como algo particularmente peligroso ni nada, pero sí obviamente eso va a tener un impacto en la imagen que la gente tiene del INDH. Ahora, yo creo que una de las soluciones al respecto justamente tiene que ver con modificar el sistema de nombramiento y que prime también las experticias por sobre los acuerdos políticos, porque hemos tenido consejeros en la historia de la institución que no han tenido desarrollo o trayectoria en el ámbito de los derechos humanos, sino que han sido más bien como lejanos principalmente.
Promesas no cumplidas
-¿Este gobierno ha avanzado en la defensa y cuidado de los derechos humanos?
prometió mucho e hizo poco, porque si bien hay aspectos bien importantes que se han ido avanzando, que particularmente tienen que ver, por ejemplo, con que se promulgó la ley integral en contra de la violencia a las mujeres, se promulgó el sistema de garantía de derechos de la niñez, se pudo avanzar un plan nacional de búsqueda, se anunció justamente el proceso de expropiación de Colonia Dignidad, pero lamentablemente hay muchos aspectos que quedaron fuera y que se fueron prometidos específicamente
-¿Cómo cuáles?
En relación a lo que fueron las violaciones de derechos humanos durante el contexto del estallido, por ejemplo en la reparación, y si bien hay un proyecto de ley de reparación que fue presentado por la senadora Campillay, ese proyecto nunca se prometió que se le iba a colocar un grado de urgencia o tampoco de apoyo por parte del gobierno.
-¿Por qué lo debería hacer?
Al inicio de este gobierno se realizó una serie de encuentros donde se desencadenó en una propuesta de una iniciativa en relación a lo que es la reparación de las víctimas del estallido, que fue por la Subsecretaría de Derechos Humanos durante el primer año de gobierno, pero después a propósito de las tensiones y las polémicas en relación a las pensiones de gracia, eso terminó por socavar y el gobierno no siguió con aquello.
-¿Hay otras promesas que no se han cumplido?
Otra de las grandes deudas que tenemos es que no se ha impulsado una ley de sitios de memoria que ha sido el principal problema en relación al funcionamiento de los sitios de memoria en nuestro país. Hoy día gran parte de los sitios no reciben fondos públicos tienen que autogestionarse para poder funcionar y sobre todo también mejorar el sistema de reconocimiento de los sitios de memoria (…). Otro de los aspectos que involucra a las organizaciones con las cuales yo trabajo principalmente que tiene que ver con los derechos de las personas LGTB Q+, y en particularmente las personas trans, que durante este gobierno se había prometido, por ejemplo avanzar en lo que es una lógica de cupo laboral trans, en una ley integral, en modificar la ley de identidad de género.
-¿Pero no presentaron las iniciativas?
Se entiende que el Congreso no tiene la representación o mejor dicho correlación para que pueda lograrse aquello, pero se dejaron de lado muchas de estas propuestas, así como también en relación a la infancia y adolescencia trans. (…) Entonces se dejaron solamente como en compromiso, creo que se prometió mucho de que se iban a avanzar en materia de derechos humanos, lamentablemente se hizo poco.
-¿Hay alguna promesa que te cause mayor extrañeza que no se haya avanzado?
Particularmente me causa también bastante extrañeza que el Presidente haya anunciado en un debate que por ejemplo el expresidente Piñera iba a ser investigado a propósito de las violaciones de los derechos humanos, y por organismos internacionales, al final eso quedó solamente en una cuña, y solamente quedó como un eslogan principalmente.
-¿Cuál es la razón de que este gobierno haya actuado así?
Creo que tuvo que ver con el hecho de que vieron que no era algo tan popular para el momento, y fue una convicción a medias tintas, donde se rindieron ante lo impopular, porque una convicción fuerte no se deja, una convicción a medias tintas que cuando vieron que no era tan popular avanzar tanto en estas materias, sobre todo por la desigualdad, que estaba aumentando también el desempleo, que la economía estaba sufriendo embates, que a las listas de espera en salud, empezaron a, y eso no es algo negativo, priorizar justamente lo que tiene que ver con el bienestar y la justicia social de la población, eso es parte de los derechos humanos fundamentales, pero no se puede dejar de lado otros que tienen que ver con promesas en relación a obligaciones estatales, cuando hablamos de lo que fueron las violaciones a los derechos humanos durante el estallido, no son simples demandas sino obligaciones internacionales, y lo más probable es que terminemos con alguna sentencia en la corte interamericana condenando al Estado de Chile justamente por alguna situación de reparación o de que no hubo justicia.
-¿Lo dejaron de lado?
Lo vieron como algo menos popular en su momento y lo terminaron soltando justamente para también llevar una más alta aprobación considerando lo que estaba en la encuesta en el primer año.
La diversidad atacada
– El arribo de líderes mundiales como Milei y Trump han dejado de lado y criticado la llamada cultura “woke” ¿Estamos enfrentando una época en que la diversidad está siendo atacada?
Sí, creo que efectivamente, y es parte de lo que son especialmente los gobiernos de naturaleza populista, que ven a un grupo particularmente como el enemigo, como quien por ejemplo ha provocado esta desigualdad, que se han preocupado más de ello, más que el resto de la población, como esta lógica de que han descuidado como al hombre blanco, como al hombre heterosexual, y colocando todo lo demás como algo negativo, lo que tiene que ver con género particularmente como algo negativo y que no aporta nada. Y estos son discursos que no solamente se han dado en países donde han justamente ganado estos gobiernos, sino en general a nivel mundial, como este retroceso en relación a lo que tiene que ver con materia de derechos humanos de la diversidad y también de mujeres.
-¿Lo ves aquí en Chile?
Lo vemos particularmente con Kaiser, también con Kast en general, que si bien ha tenido como una línea histórica como lamentablemente ir retrocediendo en materia de derechos de la diversidad sexual, creo que no es algo propio de Chile. Es algo propio de lo que está sucediendo lamentablemente a nivel mundial, y también es un fenómeno bien ligado a lo que es el populismo. Creo que no podemos ver solamente esta situación como algo ligado a lo que es la diversidad y en contra de las mujeres y lo que tenga que ver con género, sino también en relación a los líderes y gobiernos populistas y el avance del populismo a nivel mundial.
-¿Ustedes tienen temor de que si Kast o Kaiser logran ganar las elecciones cierren el instituto?
Para cerrar el instituto hay dos formas de hacerlo principalmente. La primera es que se apruebe a nivel legislativo, una derogación de la ley del instituto. Y en segundo lugar, de que se deje sin presupuesto al instituto en el marco de la reforma presupuestaria.
-¿Entonces no?
Un presidente de la república no puede cerrar o derogar mediante decreto ni tampoco puede dejar sin presupuesto al Instituto Nacional de Derechos Humanos, sino que depende del Congreso. Si la representación del Congreso busca derogar la ley y busca dejar sin presupuesto absolutamente al INDH, lamentablemente vamos a tener que reaccionar. Pero sobre todo es bien importante recordar, aunque en verdad no le interesa mucho, es una obligación internacional y es una obligación de los estados tener una institución que trabaje en materia de derechos humanos de naturaleza autónoma.
Si sale justamente un gobierno de naturaleza muy conservadora, lo más probable es que el instituto constantemente esté en tela de juicio y ahí corresponderá continuar con el trabajo de manera mucho más ardua en ese contexto.