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Fiscal regional de Tarapacá Trinidad Steinert
Fiscalía Regional de Tarapacá

Fiscal Steinert y cómo el Tren de Aragua "ocupó" Colchane: "Una familia, un sólo tren, un sólo rostro"

Felipe Díaz Montero

Periodista de Investigación en BioBioChile. Colaborador en el área de Prensa

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Felipe Díaz Montero

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Sábado 31 mayo de 2025 | 06:10
Entrevista

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Ética y transparencia de BioBioChile

“Una familia, un sólo tren, un sólo rostro”.

Esa es la consigna, casi filosófica, con la que se encontró el Ministerio Público cuando comenzó a investigar a la célula del Tren de Aragua, liderada por Carlos González Vaca, alías Estrella, que se apoderó de la frontera entre Chile y Bolivia, en Colchane. Al poco andar, los persecutores se percataron que no era sólo una leyenda: era una forma de estructurarse que dificultó su persecución.

Hoy, 12 miembros de la megabanda de origen venezolano que sembró el terror en el norte de Chile están siendo enjuiciados. Asociación ilícita, tráfico de migrantes, tráfico de drogas, secuestro, amenazas extorsivas, lavado de activos, homicidio calificado, trata de personas con fines de explotación sexual y tenencia ilegal de armas de fuego son sólo algunos de los delitos por los que están acusados.

“[En Chile] nos confiábamos en que no iba a pasar esto. ¿El problema? En la confianza está el peligro”, dice en esta entrevista la fiscal regional regional de Tarapacá, Trinidad Steinert Herrera. En diálogo con BBCL Investiga, la jefa del Ministerio Público en la zona analiza cómo la irrupción del crimen organizado internacional vino a cambiar el paradigma de la persecución penal en Chile.

Territorio fronterizo

La historia va así: a inicios de esta década, Héctor Niño Guerrero, líder máximo del Tren de Aragua a nivel internacional le encomendó a Carlos González Vaca, alias Estrella, instaurar una célula de la peligrosa transnacional en suelo chileno. El sitio elegido fue el límite entre Chile y Bolivia, a la altura de Colchane. Se trata de uno de los sitios más golpeados por la inmigración ilegal en la región y cuya ocupación por el crimen organizado explica, en parte, el caos migratorio vivido a través de esa frontera.

Para hacerlo, Estrella fichó en sus filas a otro peligroso integrante: el Satanás (Hernán Landaeta Garlotti). Ambos y junto a otros miembros de la organización lograron el control total de un territorio que comenzó a expandirse desde el pueblo boliviano de Pisiga hasta sectores de Iquique, Alto Hospicio y Pozo Almonte.

—Se ha dicho que el Estrella era colaborador cercano del Niño Guerrero, ¿Eso es efectivo? ¿Cómo se comprobó esa relación?

—Efectivamente se ven elementos en WhatsApp en donde se ve una coordinación… No chats entre ellos, sino que muchas veces suben, cualquiera de estos miembros, en el estado de WhatsApp ciertos mensajes que dan cuenta que efectivamente hay una coordinación entre ellos y donde efectivamente se piden instrucciones directamente a Niño Guerrero. Son esos los elementos probatorios que tenemos, en donde podemos afirmar que, efectivamente, el “Estrella” era uno de los brazos derechos de Niño Guerrero. Cuando Carlos González Vaca queda a cargo del territorio chileno, en definitiva lo reconocen como líder y lo reconocen como el brazo derecho de Niño Guerrero. Él comienza a dar la luz verde para realizar ciertas operaciones.

—¿Cuál es el perfil de estos miembros?

—Lo importante acá es destacar que ellos se ven como una familia y tanto es así que dentro de las expresiones también que hay dentro de la carpeta de investigación dicen “una familia, un solo tren, un solo rostro”.

Independiente de que vayan cayendo ciertos integrantes de esta asociación criminal, ellos son capaces de adaptarse rápidamente a esto nombrando un un nuevo líder que lleve estas coordinaciones, entendiéndose siempre como “una sola familia”.

—¿Qué significa eso en la práctica?

Es una mezcla bien especial, porque en el fondo ellos reconocen a los líderes, hay distintos estamentos dentro de esta organización criminal; están los que específicamente pueden autorizar las operaciones, otros que las ejecutan, otros que son los colaboradores, pero sin embargo se ven como, o intentan verse entre ellos, como una sola familia.

Impuesto criminal

—¿Al Estrella lo enviaron a Chile a formar una célula en la frontera Chile-Bolivia?

—A él lo envía efectivamente el Niño Guerrero a hacerse cargo de todo lo que es la frontera chileno-boliviana. El objetivo fue que esa organización, el Tren de Aragua, tuviera el control de tráfico de migrantes, tráfico de drogas, tráfico de armas y, a través de ese control territorial, después vieran cómo se distribuían en el resto del país. Lo que buscaron fue imponerse frente a otras organizaciones o descolgados del Tren de Aragua que querían quedarse con el control de esta frontera.

Hay bastante prueba científica, como los mencionados intercambios de información a través de estados de WhatsApp, donde se demuestra que ellos recalcan: “Esta frontera es de nosotros y nadie más se puede meter”. El que quería meterse, debía pagar las denominadas “vacunas”. El que lo hacía a la mala terminaba secuestrado o siendo víctima de homicidio. Era esa la forma de actuar.

—¿Por qué escogen a Chile y ese lugar específico para instalarse?

—Hemos estudiado bien esto, porque también nos llama la atención el por qué escogieron Chile. Primero, la existencia de una frontera amplia y la posibilidad de utilizar pasos que no están controlados, que sin perjuicio de ser un riesgo por el clima, por la existencia de bofedales y otras cosas, igual se puede hacer, igual pueden pasar de un lugar a otro. Yo he ido a la frontera a 5.000 metros sobre el mar incluso y uno ve que es posible caminar esa zona, es posible.

También, en el caso de la región de Tarapacá, está el hecho de la cercanía del poblado boliviano de Pisiga con el paso Colchane. Si bien está regulado el paso con el complejo fronterizo, vemos que es muy fácil arrancar hacia allá. Por ejemplo, si una patrulla de Carabineros persigue a una persona es fácil para ella huir hacia Pisiga.

Control territorial

Según cuentan fuentes conocedoras de la materia, el control territorial de la célula comenzó justamente en Pisiga. Allí, a 1,5 kms de la frontera y al interior de un hotel, el España, el Tren de Aragua montó su centro de operaciones. Poco a poco se expandieron hasta llegar a Iquique.

De acuerdo a los mismos consultados, en todo ese territorio protagonizaron hechos de violencia extrema: cortaron el dedo a una persona que no siguió las órdenes de la célula, otro fue asesinado y otro secuestrado.

Respecto del control territorial, la fiscal ejemplifica que a través de WhatsApp los miembros de la organización difundían constantemente mensajes y advertencias directas.

—¿Por qué por esa vía? Porque podían llegar a mucha gente que estaba vinculada al Tren de Aragua. Así dejaban claro que ellos eran los que tenían esa zona bajo su control y nadie más se podía meter. El que no aceptaba eso, pagaría un costo personal: la muerte, secuestro, mutilaciones, etc —dice la persecutora.

—¿Cómo han evolucionado los delitos violentos en Chile desde que usted llegó al Ministerio Público?

—En el año 2005, por ejemplo, era el caso del vecino que producto de una desavenencia o también por droga (agredía a otro). Pero no como asociación ilícita u organizaciones criminales, sino que más bien eran casos donde alguien traficaba droga dentro de un sector y se hacían, por ejemplo, estas “mexicanas” y producto de eso venía la vendetta, por así decirlo, y ocurría el homicidio.

Entonces, las investigaciones eran menos complejas y, por lo tanto, el Ministerio Público se ha tenido que poner rápidamente al día o avanzar en cuanto a técnicas de investigación y en cuanto a sistemas para ayudar a esas investigaciones. Me refiero, por ejemplo, a todo lo que son sistemas para análisis de teléfonos y extracción de datos.

—En febrero de 2023, su antecesor en el cargo de fiscal regional de Tarapacá, Raúl Arancibia (él comenzó esta investigación), mencionaba —en entrevista con este medio— la dificultad que tenían para perseguir crímenes cometidos por migrantes irregulares, apuntando a la imposibilidad de cotejar huellas digitales. ¿Cómo han logrado avanzar en esa materia?

—Nos ayudó mucho, y yo celebro esa decisión del fiscal nacional, el “criterio Valencia”: el oficio de abril de 2023 en que se obliga al fiscal o abogado asistente que concurra a audiencia de control de detención, a solicitar la ampliación si no tiene registro en Chile. En ese lapso, el Registro Civil le toma las huellas y hace cotejo de las mismas.

Eso es un avance importante. Yo creo que fue muy acertado, porque antes, ¿Qué pasaba? Se controlaba la detención y daban, por ejemplo, su número de pasaporte o su cédula de extranjero y si era un delito menor quedaban libres.

El problema era, por ejemplo, si cometían el delito de hurto, de daño o unas lesiones menos graves, ahí lo que se hacía comúnmente era solicitar a la PDI tomar la huella y después enviarla al Registro Civil para tener un registro nacional o un número identificatorio aquí en Chile. Quedaban citados para realizar esa diligencia y, obviamente, no volvían más. Después resulta que caían por otro delito, daban otro nombre, entonces era un círculo vicioso y no sabíamos a quién enfrentábamos.

En atención a este oficio, se amplía la detención por tres días mientras la Policía de Investigaciones y Registro Civil hacen todas las diligencias necesarias para tener la huella y que tenga un registro identificatorio dentro de nuestro país.

—¿Cómo detectan al Tren de Aragua en Chile y cómo llegan al Estrella?

—Mucho antes del año 2021 igual habían ciertas alertas que hacían entender que efectivamente el Tren de Aragua ya estaba instalado. Sin embargo, hay un hecho muy importante que es cuando tres personas de nacionalidad peruana ingresan al territorio nacional con droga por un paso irregular cerca de Colchane.

A ellos se les formaliza, se pide su prisión preventiva por tráfico ilícito de droga y ellas dan cuenta que son amenazados (para traficar) con armas por una organización criminal que se llama Tren de Aragua. Al incautarse sus teléfonos se ve que esta versión es real.

Ahí nos damos cuenta a ciencia cierta, porque antes teníamos alguna noticia, pero no elementos de prueba contundente o científica que dan cuenta de la instalación del Tren de Aragua, que se encontraba ya operando en Chile y que se dedicaba al tráfico de drogas.

Ese es el hito más importante que nos permite tener una prueba sólida y científica de la existencia de esta organización en Chile.

—¿Hay similitudes y diferencias con Los Gallegos?

—Los Gallegos, al igual que el Tren de Aragua, también están conformados mayoritariamente por personas que vienen de Venezuela, desde distintas cárceles, y se estructuran en forma similar. Conociendo ambas realidades (la fiscal investigó a Los Gallegos en Arica antes de asumir como fiscal regional en Tarapacá), hay varias similitudes, pero hay una diferencia importante.

Los Gallegos allá (en Arica) yo vi que vivían los integrantes en forma muy pobre, en cambio el poder adquisitivo de los líderes de Tren de Aragua en Tarapacá es mucho mayor en general. Eso te habla también de que están en un estatus mayor.

—¿Cómo era la logística del tráfico de drogas y cuál era el destino final ?

—Según las investigaciones, el destino final siempre era Chile y especialmente la región Metropolitana. Ellos comenzaron traficando ketamina y luego también comenzaron con cocaína.

La internaban por pasos irregulares a lo largo de la frontera de Chile con Bolivia. Según se desprende no solamente de esta investigación, sino que de otras por tráfico de droga, en general lo que hacían era mantener zonas de acopio en Pozo Almonte para después distribuir la droga en Alto Hospicio y desde ahí llegar por distintas rutas hasta Santiago.

Aprovechaban que en esa época todavía el país, por así decirlo, era distinto, no habían tantos controles como los que hay ahora. Afortunadamente se han hecho mejoras al control, como la presencia de camiones scanner en la zona, por ejemplo.

—¿Alcanzaron a asociarse con delincuentes chilenos?

—No, en este caso los integrantes del Tren de Aragua que están en este juicio oral no tenían relación con chilenos. Más que líderes criminales chilenos, en otra investigación pudimos establecer relación entre venezolanos y chilenos, que se dio con la empresa de buses Covalle.

Allí vimos que venezolanos pertenecientes a la organización Tren de Aragua “capturaron”, por así decirlo, a chilenos que son empresarios y miembros de la empresa Covalle prestaron sus buses para poder realizar el tráfico de migrantes a distintas partes del país. Eso es riesgoso y hay que estar alerta cuando chilenos se involucran con estas organizaciones criminales.

—¿Cómo grupos criminales tan jóvenes, comandados desde el exterior e incluso desde prisiones muchas veces a casi 5.000 km de distancia lograron establecerse con tanta fuerza y facilidad en nuestro territorio?

—A mi juicio como que estábamos confiados, confiábamos en que no iba a pasar esto en Chile, entonces en la confianza está el peligro. Éramos un país tranquilo y confiábamos en que esto no nos iba a pasar.

Eso provocó, por ejemplo, que las policías y el Ministerio Público no estuvieran preparados. Nos tuvimos que poner al día inmediatamente ante este fenómeno con tecnología, con fiscales preparados, con policías también… empezar a investigar cómo actúan, ver los fenómenos y qué estaba pasando.

—¿Se actuó a tiempo?

—Yo veo que fue rápido, que nos pusimos inmediatamente al día. Los estudiamos rápidamente para evitar (que siguieran expandiéndose) y estar más presente como instituciones del Estado. No nos quedamos mirando el techo, hubo una reacción rápida y fuimos capaces de abordar este fenómeno en Arica, en Tarapacá, en Valparaíso y también en el sur.

Entonces, varias regiones tienen imputados pertenecientes a la organización, privadas de libertad y formalizados. Lo importante es que el fiscal nacional también quiere dar una fuerte señal en todo lo que es el dinero. Porque si no somos capaces de atacar el dinero, estas organizaciones criminales se rearman. Entonces es importante llegar a eso, que es lo que yo entiendo que les duele más.

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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

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