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Desbordes y un Piñera íntimo: "Le gustaba ir a terreno, aunque saliera el meme o las piñericosas"

Sábado 10 febrero de 2024 | 06:01

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Mario Desbordes | Instagram

En su reflexión, Mario Desbordes, exsubsecretario y exministro de Sebastián Piñera, destaca el legado que deja y pone sobre la mesa el único nombre que, en su opinión, podría llegar a equiparar la figura del exmandatario. "La única que quizás logre llegar al mismo liderazgo es Evelyn Matthei", afirma.

Tras la trágica muerte del expresidente Sebastián Piñera, uno de sus ministros más rebeldes y de los que más le “llevaba la contra”, lo despide en su estilo.

En conversación con BioBioChile, desclasifica piñericosas inéditas y que hasta ahora se habían mantenido en la intimidad. Hoy las cuenta para plasmar en público lo que era su personalidad en privado.

Varias de ellas, paradójicamente, retratan su amor por las aeronaves. “¡Pero oiga Mario, usted le dijo a los pilotos que no me dejaran pilotear! Pucha que es paleteado, si yo sé pilotear”, le recriminó a Desbordes en sus inicios, cuando aún era presidente electo y viajó a la zona cero del 27/F.

O en otra ocasión, cuando el exmandatario intentó contradecir unas apreciaciones técnicas sobre los aviones F-16 al mismísimo comandante de la FACh, Arturo Merino Nuñez, probablemente uno de los que más sabía sobre aquello en Chile.

De Sebastián a Presidente

—¿Cuál es el primer momento significativo que se le viene a la cabeza sobre el expresidente Piñera?

La campaña del 2009. Recorrimos Chile, yo estuve con él en la avanzada presidencial, en la avanzada política en esa campaña. Recorrimos Chile completo desde el 1 de agosto hasta febrero, después de la segunda vuelta. Momentos hubo muchos, pero esa noche en que supimos que habíamos ganado la elección por primera vez, fue una noche súper importante para todos nosotros, la coalición, primera vez, etcétera. Me acuerdo que conversé con él, con la Carla Munizaga, con esta formación mía de Carabineros… Todos le decíamos Sebastián. A él era lo que le acomodaba, y le dije: “Mire, Presidente, de aquí en adelante nada más de Sebastián, y le digo a todo el equipo, y usted transmítale al resto de aquí en adelante. A contar de hoy día usted es Presidente”. Así que no más Sebastianes. Me dijo: “Pero ya, no se ponga grave, si sigo siendo Sebastián”. “No”, le dije. “A contar de ahora, usted pasó a ser el Presidente Piñera”. Y me quedo mirando muy serio, la Carla Munizaga también se me queda mirando serio. La Carla me dice: “Tenís razón”. Y llamó al equipo completo y les dice: “De aquí en adelante muchachos, con el cariño de siempre, con el aprecio de siempre, pero ahora es el Presidente, así que no más Sebastián”. No porque él no quisiera, sino que porque efectivamente asume un rol distinto que tiene también un protocolo que tiene una forma de abordaje distinto al conocido que teníamos antes.

—Es un poco lo que dice el Presidente Boric cuando habla de “habitar el cargo”.

Sí, a mí me sonó raro cuando la ministra Orellana el otro día lo tuteaba y le decía en un acto público: “Oye, no me vai a echar esa talla”. La verdad es que a mí, por lo menos… bueno tengo una formación distinta, pero yo como que no me acostumbro.

“Sacar a Cecilia Morel a la calle fue grito y plata”

—Volviendo al expresidente Piñera, usted fue ministro de él y todos siempre han hablado de lo meticuloso que era como jefe ¿Cuál fue el peor reto que recibió y por qué?

Yo fui subsecretario de investigaciones primero. Estábamos en la reconstrucción, y me acuerdo que uno daba las cifras de los cuarteles dañados de la PDI, lo que había que reconstruir, lo que se había perdido. Y él siempre te escuchaba y te miraba nomás. Después, si te equivocabas en un dato, obviamente te lo corregía de inmediato, porque se sabía él la información mejor que uno, pese a que uno era el subsecretario del área. Pero retos no recuerdo haberme llevado. Yo soy súper meticuloso también, y la relación conmigo fue siempre muy cordial.

Pero yo soy un poquito bruto. El otro día Juan Manuel Astorga en una entrevista recordaba que le preguntó al Presidente ¿Qué personas le dicen a usted las cosas? ¿Quiénes le llevan la contra? ¿Quiénes son los que se atreven a decirle no? Y Juan Manuel contaba la respuesta del Presidente: “Mario Desbordes. Mario Desbordes me dice cuando está en desacuerdo, cuando me lleva la contra, cuando me porfía”. Y mi relación fue siempre así, de respeto, pero siempre diciéndole las cosas de manera franca.

Una vez me acuerdo que no le gustó mucho un comentario mío, porque estábamos en plena primera campaña y le digo: “Mira Sebastián, yo creo que tenemos que empezar a mostrar más a la señora Cecilia (Morel), estábamos con Frei en la segunda vuelta ya acercándose mucho en los números. Y me dice: “¿Pero por qué? Que acaso yo no soy humano, no tengo mi lado humano”. “Sí, claro, pero ella lo tiene mil veces más”, le digo. Y todo el equipo muerto de la risa. Y la Carla Munizaga, me acuerdo, y Rodrigo Hinzpeter, que era el jefe de la campaña, le dice: “¿Sabís qué más, Sebastián? Yo creo que vamos a tener que efectivamente aumentar la presencia de Cecilia, porque te humaniza, te hace ver mucho más el papá, el abuelo, etcétera”. Se nos amurró un rato, después aceptó de buena gana y efectivamente sacar a Cecilia Morel más a la calle, con más gente, fue grito y plata, porque ella es una mujer de un carisma gigantesco, de una calidez humana impresionante. Y la verdad que ayudó harto. No le gustó mucho el chiste, porque él era el artista de la de la campaña, pero aceptó finalmente. Me alegó, nos alegó, pero finalmente acató.

“¡Pero oiga Mario, usted le dijo a los pilotos que no me dejaran pilotear!”

—A la hora de tomar decisiones ¿Recuerda un momento en que estuvieron fuertemente en desacuerdo? ¿Cómo resolvieron en esa ocasión sus diferencias?

Yo creo que el mayor desacuerdo que tuvimos fue el retiro del 10%. Él nos insistió en que las ayudas fiscales eran suficientes. Él estaba muy rodeado de su ministro de Hacienda, que era Briones, y Blumel. Nosotros le decíamos, los diputados de RN, que la calle a nosotros nos mostraba otra cosa muy distinta, que había miles de familias con problemas, pasándolo muy mal. Y que lamentablemente no veíamos una alternativa que no fuera el 10% si el gobierno no aumentaba las ayudas y los bonos. Y ahí tuvimos una diferencia que fue privada y también fue pública. Al final, él terminó reconociendo, porque tenía esa hidalguía de reconocer: “Mira, me equivoqué en esto, no vi bien esto otro”. Y terminó reconociendo que las ayudas al principio no eran lo suficiente y por eso aumentó mucho. Ese fue el momento quizás más complicado.

—¿Hay alguna anécdota, de tantas que se recuerdan del expresidente, que lo haya marcado?

Muchas. Todavía no asumíamos como gobierno, teníamos el terremoto del 2010. El gobierno de la Presidenta Bachelet tenía ocupado todos los helicópteros para la catástrofe. Y el presidente electo quería ir a terreno. Y se dieron cuenta en el gobierno que había un helicóptero fiscal disponible, que era el de la PDI, que no lo podía usar la Presidenta ni el ministro de Defensa, ni el de Interior, porque tiene un solo motor. Se usó el helicóptero de la PDI, pero antes fui a hablar con los detectives, que eran los pilotos, y les digo: “Miren, no le vayan a pasar el helicóptero. Él no puede pilotear, él no es piloto de AS-350, que era el modelo, no tiene los cursos. Les va a decir que sí, que se la puede, que es campeón y toda la cuestión. La orden es que no puede pilotear”. Fueron, volvieron, se bajaron y me dice: “¡Pero oiga Mario, usted le dijo a los pilotos que no me dejaran pilotear! Pucha que es paleteado, si yo sé pilotear”. Y los pilotos atrás, entre compungidos y riéndose, se van de vuelta a la oficina y me dicen: “Subsecretario, tenía toda la razón. Todo el vuelo nos pedía, ‘oye préstamelo un ratito, pásamelo un ratito, si quiero probarlo. Yo sé que puedo, que soy capaz"”. Y no hubo caso, los pilotos no le entregaron el timón del helicóptero. Y él se frustró y se nos taimó su buen rato.

—¿Alguna otra Piñericosa que pueda desclasificar?

Otra anécdota que me acuerdo perfecto fue cuando fuimos con el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, yo era ministro de Defensa, a una reunión por un tema presupuestario. El Presidente en plena conversación empieza a hablarnos de aviones. Yo leo todas las revistas de defensa de toda la vida, me gusta el tema, pero no me considero alguien que sepa como para discutirle al comandante en jefe de la Fuerza Aérea, pero el Presidente Piñera que también leía mucho se puso a discutirle técnicamente sobre el alcance de unos misiles, sobre las capacidades del F-16. Y el general Merino me miraba como diciendo: “¿Le llevo la contra, le digo que está equivocado?”. Yo me reía, le empezó a corregir y le empezó a llevar la contra y el Presidente no se picó para nada, al final se reía. Pero él estaba convencido y le quería apostar de que él tenía razón. Finalmente la razón la tenía el general Merino obviamente, que era piloto de F-16, sabía perfectamente lo que estaba hablando. Pero el Presidente, como era él, no perdía nunca, estaba totalmente convencido y le llevaba la contra de un tema que era tan técnico a la persona que quizás más sabía en Chile. Eso refleja un poco también la personalidad, en lo más íntimo, de lo que era él.

“La única que quizás logre llegar al mismo liderazgo es Matthei”

—En el lado más político, ciertamente Piñera representaba un liderazgo significativo en la derecha ¿Hay alguien que pueda llenar ese espacio en la actualidad?

El Presidente se ganó el liderazgo con muchos años de trabajo, a veces contra viento y marea, a veces enemistándose y peleando con gente del propio sector. En la campaña de 2005, cuando lo proclamamos candidato presidencial en Renovación Nacional provocó una pelea con liderazgos muy importantes de RN, que después fueron ministros de él. Así que se construyó a lo largo de los años, no fue algo de un día para el otro. Yo creo que hoy día la única persona que tiene ese perfil, que ha sido diputada, senadora, ministra, alcaldesa y candidata presidencial, es Evelyn Matthei. Yo creo que ella es la que quizás logre llegar al mismo liderazgo. Por supuesto, no es fácil, porque el Presidente terminó de consolidar su liderazgo siendo presidente de Chile, yo creo que nuestros socios en ese minuto, en la campaña todavía no estaban juzgados por Sebastián Piñera el 2009. Y fue recién cuando se gana el gobierno y nos empieza a tocar la reconstrucción y el Presidente se echa al hombro la reconstrucción, y la dirige, etcétera, es donde terminó de ganarse a todo el sector. No va a ser fácil, hay un vacío muy grande. Le tocaron momentos dificilísimos, como el estallido, en donde me tocó interactuar mucho con él por mi rol de presidente de partido. Fueron momentos duros, claves, en donde además la coalición estaba muy dividida.

—Al margen de un nombre en específico ¿Perjudica su partida la unidad de Chile Vamos?

Yo que al revés, nos unió más. Yo he estado estos días con dirigentes de Chile Vamos, de la UDI, Evópoli, también con Demócratas, y yo creo que nos ha unido mucho. Incluso ex ministros, ex subsecretarios con los que no nos veíamos hace un tiempo y que incluso pudimos haber tenido diferencias. Eso quedó todo de lado, porque la figura del Presidente nos unió mucho estos días y espero que eso se mantenga.

Por supuesto es una figura difícil de reemplazar, es un espacio que va a quedar. Yo estuve hace un mes con él en la ceremonia de término de periodo del contralor Bermúdez, donde él se quedó harto rato conversando con todos nosotros. Yo conversé con él, con la presidenta Bachelet hablamos además en paralelo, y yo le echaba la talla. Ahí él se reía y me decía: “¿Por qué no me cree que no voy a ser candidato presidencial? No me interesa”. Y yo le decía: “Pero sabe que no le creo nada, usted sí quiere ser candidato presidencial. No me diga que no quiere, yo lo conozco”, le decía. Y varios de los que estaban ahí se reían y le decían: “Presidente, es que lo conocemos, cuesta creerle”.

—¿Y qué decía él ante eso?

Él nos dijo: “Mira Mario, yo la verdad es que les voy a mostrar que estoy en otra, estoy dedicado a construir un referente con varios líderes internacionales, latinoamericanos y europeos, para consolidar de nuevo una centroderecha moderna, democrática, que enfrente este embate de los populismos y los autoritarismos, esa es la gran labor en la que estoy. Y eso es lo que creo que es mi misión hoy día”. Y te digo toda esta otra parte porque además creo que ese es el gran legado de él, que ese es el camino que nos marcó.

“Le gustaba ir a terreno, aunque saliera el meme o las piñericosas”

—¿Cómo cree que va a ser recordado Piñera? ¿Cuál es su lugar en la historia?

Como hombre que fue capaz de enfrentar los más grandes desafíos que ha tenido Chile quizás en los últimos 40 años, que fueron por un lado la reconstrucción del terremoto más grande que hemos vivido en décadas, una reconstrucción que fue impecable. Está el tema de los mineros que es clave, que mostró a Chile al mundo como un país que era capaz de hacer las cosas, que era capaz de hacer lo imposible. Que después fue capaz de enfrentar con mucho profesionalismo la pandemia. Chile fue alabado a nivel internacional y también hay que decirlo, que tomó el timón con fuerza aquel 12 de noviembre de 2019, cuando había atentados gravísimos, incendios, incendios de iglesias, ataques, fue una noche de violencia extrema. Supo distinguir el Presidente entre los cientos de miles de manifestantes pacíficos, que demandaban cambios, y esos grupos minoritarios, pero de miles de violentistas. Y tomó la decisión correcta, porque esa noche se debatió entre un Estado de Sitio, que muchos en la coalición le pedían y el mantener el diálogo abierto, que era lo que le pedíamos otro grupo más pequeño, que él apoyó y se la jugó por la democracia. Y yo creo que eso finalmente terminó salvando las instituciones, así que así lo vamos a recordar, por esos hitos que muestran su personalidad, más allá de las diferencias que hayamos podido tener algunos.

—Muchos señalan al expresidente como una figura de luces y sombras ¿En su opinión, cuál fue la principal virtud y el principal defecto de Piñera?

Todos tenemos luces y sombras. No sé de nadie que solo tenga luces y obviamente el presidente Piñera también tiene luces y sombras. Yo creo que las luces son varias. Las que te mencioné, pero sobre todo un líder político pragmático que nos indicó el rumbo siempre hacia hacer lo mejor por Chile. Eso era lo más importante, trabajar por el país, superar las adversidades y tratar de escuchar a la gente. Le gustaba mucho eso, ir a terreno, aunque le sacaran la foto, aunque saliera el meme, aunque salieran las piñericosas, de las que se reía. Le importaba poco eso. Las sombras, bueno, yo creo que no es el minuto, yo no soy quien tampoco para estarlas destacando.

Boric y Piñera, un acercamiento cordial

—El Presidente Boric tuvo buenas palabras para con el expresidente Piñera ¿Puede ser este un momento de inflexión para acercar posiciones entre oficialismo y oposición?

Yo espero que sí. Hace una semana señalé que no podía estar la oposición y el gobierno en una pelea constante de quien puso un radiopatrulla más, de que tú no hiciste nada, que tú no estás haciendo nada en el tema de seguridad. Y ya basta. Yo creo que esa también es una lógica que siempre tuvo el Presidente Piñera. Él en esa conversación en la Contraloría nos decía —porque estaba el Presidente Boric también, que se había retirado minutos antes— que cuando se acercó al Presidente Boric le ofreció ayuda, fue sincero Piñera en ofrecerla y él sintió que Boric también ha sido muy sincero en acoger esa oferta. Y que la relación entre ambos era muy cordial y de mucho respeto. Eso nos lo dijo con mucha claridad y yo creo que esa también tiene que ser la impronta. Ser oposición firme, defender lo que creemos, pero también ser capaces de dialogar, de reconocer lo que se está haciendo bien, de pedir que se hagan más cosas, de criticar lo que se está haciendo mal, pensando siempre en que cuando a un gobierno le va mal le va mal a Chile, a la gente. Esa es la actitud que hay que tener y no dejarse llevar por estos extremos que demonizan, que atacan, que ridiculizan los acuerdos, los consensos, y todas las fórmulas que permitan avanzar en los grandes temas.

—El Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar reflexionaba al respecto y decía que en realidad Piñera no ha dejado legado, sino que simplemente administró el modelo ¿Le parece un análisis simplista o apropiado?

Es un análisis desde la visión de don Gabriel. Yo tengo sus libros, lo he leído, él es un es un hombre de la izquierda más profunda, muchísimo más sincero que muchos otros, problablemente. Es su mirada y es respetable, yo no la comparto, yo creo que es muy fácil criticar a un gobierno, pero pucha que es difícil ser gobierno. “Otra cosa es con guitarra”, decíamos al inicio de este gobierno, y cuando el Presidente enfrenta pandemia, terremotos, ya con esps dos hitos, y es capaz de sacar adelante las cosas, y además sacar adelante buena parte del programa, y sacar adelante la PGU, por ejemplo, inmediatamente después de la pandemia, yo creo que ahí ya tienes una obra maciza detrás. Así que respetando a don Gabriel, no hay duda que es un personaje respetable, que hay que leer, que hay que escuchar, y no comparto su visión, y no comparto su opinión en este punto.

—Otros señalaban a la figura de Piñera como lo más cercano a Leonardo Da Vinci que ha tenido Chile ¿Es un poco exagerado?

Yo creo que al Presidente no le habría gustado mucho esa frase, yo creo que era un ser humano inteligente, brillante, etcétera, y que estaba muy consciente de sus muchas capacidades, también de sus déficit. Yo creo que una de las sombras, y uno de los errores que cometimos como gobierno —y pidió perdón públicamente en discursos— fueron estos discursos grandilocuentes que tuvimos en algún minuto: “Lo vamos a cambiar todo rápido”, “La delincuencia tiene los días contados”, “Hemos hecho más en 20 días que otros en 20 años”. Todas esas frases, el Presidente después reconoció que no habían sido lo correcto y eran desafortunadas. Yo conozco a Pedro Pablo Errázuriz, un súper tipo, y esto es una frase en un arranque de emoción y de cariño por la figura del Presidente que recién estaba partiendo.

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