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Magaly Fuenzalida, experta FRVS: "Si se aprueba, pasaremos a otra Constitución incluso más peligrosa"

Lunes 16 octubre de 2023 | 06:00

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Magaly Fuenzalida, experta IND-FRVS

A su parecer, la nueva propuesta constitucional ya no tiene arreglo, así que propone impulsar cambios a la Constitución del 80: "Quizás podríamos hacer reformas constitucionales, avanzar de alguna otra forma", plantea Magaly Fuenzalida. Asimismo, lanza sus dardos contra la derecha tradicional, pues acusa que "en el proceso constitucional han sido el vagón de cola de Republicanos".

Con un dejo de resignación, Magaly Fuenzalida, integrante de la Comisión Experta -independiente, representante de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS)- desmenuza la propuesta constitucional que recibieron desde el Consejo Constitucional.

En resumen, alerta que el texto presentado es, en varios pasajes, peor que la Constitución vigente. Asimismo, advierte que en su revisión los expertos no tuvieron chance de realizar retoques significativos, por lo que “ya no hay verdaderas chances de corregir”.

En entrevista con BioBioChile, subraya: “Fuimos responsables en un Estado Social, porque democrático y de derecho ya lo tenemos, con un capítulo de medio ambiente que fue cercenado en esta pasada y con derechos para las mujeres, los niños, los pueblos indígenas. Hubiera sido bonito ¿no?”.

Ante un camino sin salida, plantea una opción intermedia si otra vez fracasa el proceso: “Quizás podríamos hacer reformas constitucionales, avanzar de alguna otra forma”.

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Para mí esto es casi un programa político de cara a una futura campaña presidencial.Lo que es muy triste, porque ya tuvimos una Constitución hecha en dictadura muy a la medida de un sector y vamos a pasar a otra, si es que esto se aprueba en diciembre, muy en la misma línea y quizás incluso más peligrosa.
- Magaly Fuenzalida, comisionada experta.

“El nuevo texto es casi un programa político de una campaña presidencial”.

—La semana pasada ustedes recibieron el proyecto del Consejo ¿Se encontraron con un texto muy diferente al que entregaron?

Sí, muy diferente. O sea, nosotros entendíamos siempre que la idea de tener un anteproyecto era para que el Consejo no partiera de cero y pudiera trabajar sobre ese documento. Pero, la verdad, casi lo hicieron de nuevo. Cada comisión hizo una revisión de su capítulo. Yo estaba en la comisión 3, que es la de principios, derechos civiles y políticos, y nos correspondía el capítulo 1 y parte del 2. Y, sin miedo a equivocarme, podría decir que en cada artículo habían enmiendas. De hecho, todo lo que pasó con el artículo 1, que era donde teníamos la integridad de la persona y el Estado Social y Democrático y de Derecho, se transformó en una cosa gigante porque arrastraron el artículo 2, 3 y casi hasta el 4. Hicieron entre el artículo 1 y el 4 un puro gran mamotreto para poder subir, en el fondo, a Familia. De hecho, Familia queda hoy día arriba del Estado Social y Democrático de Derecho, para sin duda bajarle la importancia al Estado Social y flanqueado por los grupos intermedios y servicialidad. Entonces, el Estado Social es tan igual que el Estado Subsidiario. Y cuando ya hicimos la revisión completa, para empezar a hacer las observaciones, nos encontramos con que la realidad era más o menos la misma en todas las comisiones.

—¿Entonces, el Consejo Constitucional no respetó el espíritu del anteproyecto? Porque la idea no era que lo cambiaran completamente.

Sí, claro. Cuando ellos también nos hacían los llamados, tanto Antonio Barchiesi como Luis Silva o el propio José Antonio Kast, a que fuéramos respetuosos de ese documento, a mí me parecía casi tragicómico, porque ellos no fueron muy respetuosos del nuestro. Y así como ellos tenían todo el mandato ciudadano de poder hacer esto, porque son el ente electo por la gente, nosotros estábamos mandatados constitucionalmente a hacerle las correcciones correspondientes. Se presentaron más de 600 observaciones. Si bien muchas iban como en espejo, igual era un número considerable para tres días que tuvimos de trabajarlas.

—¿Ustedes tenían expectativa de encontrar un texto relativamente similar al que habían entregado?

Sí, claro. Nosotros esperábamos que en esta segunda etapa nuestro rol fuera más técnico. Casi como la comisión de armonización que hubo en el proceso anterior. Sin embargo, nosotros vimos retrocesos importantísimos respecto de lo que había sido el anteproyecto. Y pese a que se nos ha querido tildar de intransigentes y otros adjetivos, nosotros siempre pusimos como margen a la izquierda el anteproyecto. Todas las observaciones que levantamos no fueron más allá del anteproyecto. O por lo menos casi todas. Creo que en temas de derechos hubo algunas correcciones que hacer, que incluso eran necesarias para el anteproyecto. Dado el tiempo acotado también que tuvimos en ese momento, no las alcanzamos a hacer. Pero no fuimos más allá del anteproyecto. Sin embargo, nos encontramos con muchísimos cambios. Partiendo del artículo 1, para mí es como el niño símbolo de esto. Abrimos el documento y el artículo 1 ya había cambiado completamente.

—¿Estos cambios responden a una agenda identitaria de Republicanos?

Sí, sin duda. Para mí esto es casi un programa político de cara a una futura campaña presidencial. Lo que es muy triste, porque ya tuvimos una Constitución hecha en dictadura muy a la medida de un sector y vamos a pasar a otra, si es que esto se aprueba en diciembre, muy en la misma línea y quizás incluso más peligrosa. En el tema de pensiones, a pesar de las observaciones que presentamos, esto quedó igual. Constitucionalizan las AFP y eso va incluso más allá de la Constitución del 80, que habla de “un sistema privado o con opción de público”. Pero aquí claramente habla de los fondos y del sistema actual como existe. Hay muchas cosas que se defienden, otras que se profundizan y donde al progresismo, tal como lo dijo el comisionado Domingo Lovera, prácticamente en el Consejo no se nos prestó el lápiz. Y como luego dijo la presidenta Verónica Undurraga, nos sacaron del texto. Y entre las muchas observaciones que nosotros presentamos quisimos tratar de volver a vernos ahí y de las más de 600 pasaron 210, un tercio, y muchas son más bien de carácter técnico.

“La derecha, en el proceso constitucional, ha sido el vagón de cola de Republicanos”.

—¿Se están repitiendo los errores del pasado de no hacer una constitución de consenso?

Sí, a nosotros se nos ha acusado mucho de que tenemos el trauma de la Convención, pero yo siento que los únicos que no aprendieron nada de lo que pasó en el proceso anterior son ellos. Si bien lograron enmiendas de común propósito, como se le llamaba, eran sólo de la derecha. Eran de un común propósito porque entre ellos era un número suficiente y hacían el quórum necesario.

Claramente no entendieron lo que se hizo mal en el proceso anterior. El trauma no es nuestro. Ellos no nos permitieron ser parte. Tienen mayoría, por eso a mí me hace mucha gracia cuando nos llaman intransigentes, siendo que en el Consejo el mundo progresista ha sido siempre minoría, y en las instancias que vienen vamos a seguir siéndolo. La comisión mixta la conforman 12 personas: 6 de la Comisión Experta y 6 del Consejo. En la Comisión Experta estamos empatados, somos 12 y 12. Deberían ser 3 de un sector y 3 del otro. Y en el caso del Consejo, los 6 podrían ser de la derecha, entonces sin duda va a quedar desequilibrado.

—Usted habla de que la propuesta parece ser un programa de gobierno hecho a la medida de Republicanos ¿La injerencia de Kast en el proceso ha sido muy grande?

Creo que sí. Yo he sido bien crítica de la derecha más tradicional, UDI y RN, porque con ellos nosotros llegamos a acuerdos en la Comisión Experta. Yo vengo del mundo legislativo, trabajo en el Congreso y uno ve cómo son las peleas, atrincherados, qué sé yo. Pero cuando llego a la Comisión Experta, de verdad, vimos posibilidad de hacer acuerdos. Por cómo se trabajó, dije: “Todavía se puede”. Fue muy conciliador el trabajo. Sin embargo, en esta etapa de las observaciones, fue desilusionante ver cómo esos acuerdos se iban diluyendo y parecía que no tenían la convicción que nosotros creíamos que sí teníamos cuando firmamos los acuerdos, cuando nos dimos la mano, porque ahora todo terminaba mirando hacia el número de mayoría que tenían en el Consejo.

En las reuniones incluso pasaba que conversábamos y terminábamos mirando a Carlos Frontaura (el único representante republicano entre los expertos) y era él, que en la comisión está en minoría, el que terminaba por dar el visto bueno a los acuerdos que se llegaban. Y la derecha tradicional se desligó de nuestros acuerdos. Y me parece muy irresponsable, porque no se han dado cuenta del rol que juegan. O sea, si ellos no les dieran los votos a los Republicanos en el Consejo, muchas de las cosas peligrosas que se aprobaron no se hubieran aprobado. Entonces, esa parte ha sido bien compleja. Es una mirada un poco egoísta, pensando en esta ley del CVA, del “¿Cómo voy ahí?” en un futuro gobierno de Kast.

—Entonces ¿La derecha tradicional ha sido incluso más irresponsable que Republicanos?

Sí, es que uno el derrotero de Republicanos más o menos lo conoce. Kast ya ha sido candidato, hemos visto sus programas de gobierno, que ha tenido que morigerar, porque incluso algún sector de ellos mismos de repente le dice: “Por Dios”. Mi llamado y mi crítica ha estado más a la derecha tradicional porque, muy en contra de lo que dijo el senador Iván Moreira (UDI) en su momento, de que “no estamos disponibles para ser el vagón de cola de Republicanos”, yo creo que en el proceso constitucional sí han sido el vagón de cola de Republicanos.

Acuerdos y muchos desacuerdos

—Este viernes los expertos votaron 600 observaciones ¿En qué grandes temas lograron acuerdos?

Mira, a nosotros nos sorprendieron, y debo decirlo así muy honestamente, en el primer día de votación, cuando nos entregaron sus votos para aprobar la paridad. Nuestra propuesta era volver al verbo asegurar, al verbo rector que llaman, para tener una posibilidad de igualdad de condiciones en procesos eleccionarios y electivos, y presentamos esa observación y contamos con sus votos, que para nosotros de verdad fue una sorpresa. Y además con el voto de Frontaura, porque hay que decirlo, todas esas cosas que se nos dieron, o que logramos aprobar con sus votos, había que estar atento al voto de Frontaura. Porque si estaba a favor, decíamos: “Ya, ok, puede pasar en el Consejo”.

Pero si Frontaura estaba en contra, como en otra en que aprobaron con nosotros la supresión de la letra B del derecho a libertad personal, que hablaba de la expulsión de los migrantes en el menor tiempo posible, ahí nosotros dijimos: “Ok, esto no pasa en el Consejo o va a mixta”. Y fuimos haciendo este ejercicio. Vale decir que es una propuesta engañosa, porque tiene una serie de problemas técnicos que a la hora de llevarlo a cabo no iba a poder ser tal cual. No tenemos convenios con los países vecinos por donde iban a tener que pasar en tránsito la gente que expulsáramos, que es un problema que ya tenemos hoy con la expulsión de migrantes. También tenemos convenios firmados, que no son tratados internacionales ratificados, y la norma decía que tenían que ser solo tratados internacionales ratificados. Y eso lo aplicamos hoy día en la ley, no íbamos a poder utilizar la misma ley. Tenía una serie de temas técnicos que no iban a permitir su implementación.

Al margen, también se suprimió la objeción de conciencia individual e institucional, se volvió al estándar internacional en derecho al medio ambiente sano, que también lo habían sacado, se eliminó la excepción de contribuciones. Nosotros habíamos presentado en el capítulo de Principios un artículo para reconocer la discapacidad, ellos lo habían puesto en deberes, logramos reponer esto en Principios, pero sin reconocimiento de las personas con discapacidad como sujetos de derecho, lo que sigue siendo muy débil, pero bueno es algo… En descentralización también hubo unas mejoras respecto de lo que nos había entregado el Consejo, pero no son los temas sustantivos.

—Entonces, por el contrario ¿Las mayores divisiones están en los temas más sustantivos?.

Si, por ejemplo, no logramos volver al avance que nosotros habíamos tenido en el anteproyecto respecto del derecho a la vida. Nosotros habíamos llegado solo hasta el derecho a la vida, eliminando el derecho de la vida del que está por nacer. Y el consejo, además, cambió el “qué” por el “quién”. Hoy día tenemos el derecho de la vida de “quien” está por nacer, que claramente nos plantea un futuro incierto respecto a que se inconstitucionalice legislación como la de aborto en 3 causales. Ya con la Constitución como la teníamos, nos había costado mucho avanzar en términos de sistema anticonceptivos, píldora del día después, la ley de aborto en tres causales, y esto prácticamente lo inconstitucionaliza.

En salud no avanzamos nada. Se constitucionalizó el sistema de isapres. En el caso de pensiones, que también era un tema muy trascendental para nosotros, quedó igual. Y va más allá de la Constitución del 80, porque hoy día dice que un sistema privado puede tener opciones estatales, pero la propuesta habla del sistema y lo redacta tal cual es una AFP. No da más margen para otra clase de sistema y todas estas propuestas de espacios solidarios podrían quedar como inconstitucionales. Claramente se nos destrozó el anteproyecto y las cosas donde no nos encontramos son las trascendentales.

“Ya no hay verdaderas chances de corregir”

—Hay expectativa de que el Consejo vaya a tomar en cuenta estas observaciones ¿O prevén que van a ser en su mayoría rechazadas?

Todo lo que se rechazó en las votaciones de nosotros no quedan observadas. Entonces ya quedan firmes en el texto del Consejo.

—O sea, no hay verdaderas chances de corregir en adelante.

No, ya no hay verdaderas chances de corregir. Todo lo que se rechazó, que no llegamos a acuerdo con la derecha para observar, ya queda firme en el texto y lo que tiene que hacer el Consejo es sólo votar las 210 observaciones que sí logramos aprobar, de las más de 600 que presentamos. Son esas solamente las que ellos tienen que votar.

—¿Y ustedes tienen expectativa que, de esas 210, sean consideradas cuántas?

Nosotros habíamos asegurado paridad. Sin embargo, el consejero Luis Silva, líder de Republicanos en el Consejo, que anduvo todos los días en el ex Congreso visando las observaciones de la derecha, dio un punto de prensa y dijo que lo de la expulsión de migrantes va a ir a mixta, lo de objeción de conciencia y lo de contribuciones también, incluso se desmarcó de paridad. Pese a que Frontaura lo había votado a favor en la comisión, ellos nunca han estado de acuerdo con la paridad de salida y Silva anunció que lo iban a llevar a mixta al menos. Se iban a desmarcar de Frontaura.

Entonces, es bien incierto el futuro de lo poco que logramos corregir y avanzar porque tienen que cumplir con quórum de votación. De las 210 observaciones que pasaron, para aprobarlas se necesitan 3/5, que son 30. Ellos tienen 22 Republicanos, bastan 8 de la derecha para tener sus 3/5. Si ellos logran aprobar así, eso ya queda firme. Y todas las que no sean rechazadas por más de 2/3, o sea, las que estén entre entre 31, 32 y 33 votos podrían ir a mixta. Para ir a mixta, las observaciones no tienen que haber sido aprobadas por 3/5 ni rechazadas por 2/3.

—En el ambiente en el que dialogan todos los expertos ¿Cómo han tomado todo este escenario? ¿Se sienten frustrados respecto a su rol? No lo digo sólo desde el oficialismo, sino en general, incluso los de oposición.

En el sector de nosotros claramente. El progresismo quedó bien desilusionado. No sé si golpeado, pero… yo sí quedé muy golpeada. Pero el sector en general quedó no muy optimista. Y en el otro, la verdad que, incluso cuando nos sentamos el primer día para comenzar la negociación y ver las observaciones que íbamos a presentar… en el caso nuestro, que es la Comisión 3, Max Pavez, que era quien presidía la subcomisión, de entrada dijo que a ellos así el texto entregado por el Consejo les gustaba. Y entiendo que eso fue más o menos lo que se repitió en las otras comisiones. Entonces, no veo tanto de su lado incomodidad con el texto. Sí estuvieron abiertos a plantear correcciones, algunas que podían ser peligrosas, otras que estaban mal redactadas. Pero en lo sustancial, que tiene que ver con isapres, pensiones, salud, derechos de agua, libertad en la elección de educación y todo eso, yo los sentía bastante más cómodos.

—Así como está la propuesta ¿Tu inclinación es más A Favor o En Contra?

Los comisionados del progresismo siempre hemos sido súper responsables y respetuosos de cómo ha sido el proceso y de todas sus etapas. Así como hemos pedido que en la etapa de la comisión nadie esté mandando mensajes por la prensa para si tenemos o no que hacer correcciones. Soy súper respetuosa de lo que viene también, porque el Consejo es el ente mandatado ciudadanamente. Sin embargo, dado lo poco que se logró mejorar el catálogo de derechos, a lo debilitado que quedó el Estado Social en el capítulo que vimos nosotros, se me hace muy difícil acompañar un texto con las condiciones en las que está quedando. No puedo adelantarme, creo que hay algunas opciones, esperamos haber sido lo suficientemente persuasivos, pero así como está, a mí personalmente me sería muy complejo acompañar.

—Dicho de otra forma ¿esta propuesta le parece que es peor que la Constitución vigente?

En muchos aspectos, sí.

—¿Los Republicanos echaron a perder el texto que presentó el Comité de Expertos?

Lo que pasa es que cuando uno dice sí, ellos te dicen: “Es que ustedes están enamorados del anteproyecto”. Pero no lo digo solo yo, o sea, después del anteproyecto, un montón de otros expertos, académicos, leímos un montón de columnas de los distintos sectores de que era un texto moderado, equilibrado, de cara al país, donde nos veíamos todos juntos. Siempre nosotros lo dijimos, nosotros no quedamos felices con el anteproyecto, quedamos conformes, que es distinto, pero yo lograba verme ahí. Y en este que entrega el consejo, yo no me veo. Los derechos de las mujeres retroceden considerablemente. Yo soy mamá, tengo un niño de seis años y en este texto los niños no tienen derechos. Soy mujer, además, de región. Y ellos cuando llegaron, dijeron que la descentralización para ellos era algo importante y lo que habíamos logrado avanzar, lo retrocedieron. Ahora lo corregimos, porque habíamos vuelto a la administración, cuando hoy día tenemos gobiernos regionales. Lo corregimos, esperamos que lo respeten en el Consejo. Entonces, mujer, mamá, periodista además, y de región, yo no me veo en esta Constitución.

“Hubiera sido bonito ¿no?”

—Este fue un proceso que la ciudadanía no siguió tan de cerca como el anterior ¿Hizo falta esa “presión” para que los consejeros realizaran un trabajo más conciliador?

Sí, puede ser. Yo entiendo el desgano de la gente. Llevamos cuatro años, muchos años en esto. Y entiendo que la gente hoy día está en su diario vivir, en cómo llegamos a fin de mes, en el tema de la delincuencia, en lo caro que está la vida, y puedo entender eso. Pero yo siempre trato de hacer un llamado a que hay que involucrarse en esto, porque esto, como salga, si es que se logra aprobar en diciembre, es un texto que va a condicionar nuestras vidas por los próximos 30, 40 o 50 años, con un proceso además de reemplazo que quedó muy difícil. Entonces, a mí me gustaría que estuvieran más, y no solo terminara involucrándose con el voto del día de la elección de los consejeros. Pero nosotros somos un país bien despolitizado. A nosotros nos falta educación cívica. Porque toda la gente, tú le decís el eslogan de la derecha: “¿Usted quiere tener libertad de elección de salud?”. Sí, te dice la gente. “Pero usted sabe que la libertad de elección significa que usted va a poder atenderse en X lugar de acuerdo a su ingreso, a lo que tiene en el bolsillo”. Y la gente dice: “Ah, no, entonces no es tan libertad de elección”.

A nuestro sector le cuesta apropiarse de un relato. La distancia con la ciudadanía ha tenido su costo, hubiera sido a lo mejor más trascendente poder tenerlos más encima, pero también con conocimiento de lo que estamos hablando, porque esto a veces se hace tan técnico, tan lejos de aterrizarlo que tampoco nos comunicamos muy bien con ellos y se establecen más bien eslogans, como el titular del LUN el otro día, diciendo que se aprobó la expulsión de migrantes. Sabemos que el tema de migrantes es un tema que preocupa y que mueve votos, pero no se entra en el detalle de revisar la norma, que al final terminaba siendo puro eslogan y que no era funcional. En las contribuciones pasa más o menos lo mismo, ahí la mesa de negociación tuvo una discusión profunda, porque también está ofreciendo algo que no va a cumplir.

—Si llegara a ganar el En Contra ¿Hay expectativa de un nuevo proceso en el oficialismo?

No. Tanto el presidente Boric, como el presidente del Senado, y como la misma gente lo han dicho. Siento sí que quedaría esa sensación de incertidumbre permanente, donde no logramos resolver esto y “perdimos” todos estos años. Creo que no sería del todo bueno, pero tampoco estoy disponible a cerrarlo con un documento que sea peor a lo que tenemos. Yo creo sí que es la última oportunidad. Tampoco lo dramatizo tanto, porque tenemos un montón de insumos con el que quizás podríamos hacer reformas constitucionales, avanzar de alguna otra forma. Sobre todo pensando que, en el proceso anterior, los actuales Demócratas presentaron un proyecto de reforma constitucional que bajó los quórums de la Constitución del 80 y hoy día son 4/7. Por ende, podría ser más fácil reformarla. El documento que nosotros observamos ahora tiene cosas que van incluso más allá de la Constitución del 80. Entonces yo creo que tendríamos que buscar un camino intermedio.

—El oficialismo va a tener que terminar volviendo al camino de reformar la Constitución actual, entonces.

Sí, yo creo que esa es una opción real. Hasta el Presidente nos ha dicho que no vamos a ir por otro proceso. Pese a que el otro día la comisionada Bettina Horst quiso acusarnos de ya estar haciendo la campaña del Rechazo porque nosotros queríamos una nueva revolución y asamblea constituyente.

—De hecho, el propio José Antonio Kast, cuando manifestó públicamente que iba a votar A Favor, argumentó que lo iba a hacer porque él estimaba que la izquierda iba a impulsar un tercer proceso constitucional.

Sabemos que hay un sector al que le gustan las fakenews y no es cierto. Esto nunca ha sido una posibilidad. Siempre ha estado nuestro interés por mejorar el texto, por tratar de encontrarnos y todo eso. Pero bueno, ya los resultados de las observaciones terminaron y habrá que ver cómo sigue el Consejo. Yo creo que ya no se sostendría tampoco. La gente está un poco agotada. Si este es el segundo y ya nos pescaron poco, en un tercero creo sinceramente que no tendría mucho más… Lo que es muy triste, porque para mí era súper esperanzador pensar en terminar con una Constitución hecha en dictadura y hacer una en democracia y además como estaba planteada en el principio de este proceso, con un catálogo de derechos que no era una cosa tampoco muy larga. Hasta en eso fuimos responsables en un Estado Social, porque democrático y de derecho ya lo tenemos, con un capítulo de medio ambiente que fue cercenado en esta pasada y con derechos para las mujeres, los niños, los pueblos indígenas. Hubiera sido bonito ¿no?.

“Aquí nadie votó de la ducha, pero también pasaron cosas”

—¿Cree que efectivamente se desperdició una gran oportunidad y que esa gran oportunidad era la primera?

Sí. Yo no tengo el trauma del proceso constitucional, como ha querido decir la derecha, pero a mí me gustaba el documento anterior. De hecho, siento que el problema no era el documento. El problema estuvo más en los protagonistas del proceso. Y en un sector que se atrincheró desde el principio, que hizo un año de campaña por el Rechazo con los medios hegemónicos de su lado. Porque aquí también han pasado cosas, solo que los medios no tienen ese interés como lo tuvieron en el Consejo. Claro que aquí nadie votó de la ducha, pero también pasaron cosas que podrían haber sido mucho más sabrosas.

—¿Qué episodio rememoras que pudo haber estado al nivel de las cosas que pasaron en la Convención?

Yo me molesté mucho, particularmente cuando Barchiesi, en el proceso del Consejo, sale de una reunión a decir que el Frente Amplio y el Partido Comunista ya estábamos por el Rechazo. Veníamos saliendo de una reunión. Eso nunca había ocurrido. Y lo único que él tenía era un tuit donde el exdiputado y exconsejero Hugo Gutiérrez donde había dicho que él iba por el Rechazo. Eso era todo lo que tenía. Y, sin embargo, Barchesi salió casi en cadena nacional con todos los medios diciendo que nosotros nos habíamos sumado al Rechazo, que los comunistas… porque para ellos todos somos comunistas.

Se supone que nosotros somos los intransigentes, pero ellos salían con estas cuñas de “un proceso sin el Partido Comunista y sin el Frente Amplio, nos dice que estamos haciendo las cosas bien”. Y es como… O sea, a mí de verdad me asustaba un poco eso.

—Y era exactamente lo que criticaban a la inversa en el proceso anterior.

Exactamente lo que criticaban a la inversa. Yo siento que en el proceso anterior hubo muchos que le hicieron daño al proceso, y que no fuimos capaces de ponernos de acuerdo, que se maximizó la idea de dejar en un texto todo y desconocer el poder legislativo, por ejemplo. Yo trabajaba en el Senado y me iba a quedar con cuatro años menos de pega, pero me daba lo mismo.

El otro día me preguntaron unos chiquillos que estaban haciendo un documental ¿Cómo te imaginas Chile? Yo me imagino Chile como un escenario, y arriba un cartel de neón que diga solidaridad. Siempre pienso que si fuéramos un país mucho más solidario estaríamos mucho mejor, pero aquí cada uno, después de tantos años de capitalismo y todo, piensa desde su trinchera.

Y en esta segunda parte volvimos a la trinchera de los partidos, de los intereses económicos, que no se dio en la primera etapa de la Comisión de Expertos. En el Consejo, Republicanos no aprendió la lección del proceso constitucional anterior. Y se corrió la aguja para el otro lado nomás.

—Es decir ¿ya no cree que sea posible en este proceso ese sueño del que habla?

No, no, me cuesta mucho. Yo pensaba que en esta etapa de las observaciones podíamos haber logrado algo, pero no. La supremacía de un sector en el Consejo los tiene con el sartén por el mango y ellos están haciendo uso de eso.

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