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María Isabel Manzur, la bióloga que dobló la mano al Congreso y logró una ley de "paraíso terrenal"

Sábado 17 junio de 2023 | 06:12

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MMA

María Isabel Manzur dedicó casi una década a lograr la nueva Ley Para la Naturaleza. Lo logró. Influyó en todo el debate, dobló la mano a parlamentarios y hasta aportó con algunos artículos. Por un lado, evita juzgar al "primer gobierno ecologista en la historia de Chile”. Por otro, dispara contra la existencia del consejo de ministros. Aunque la normativa le quitó algo de incidencia, acusa que el Ministerio de Medio Ambiente quedó supeditado a éste "como una niñera".

Si la historia de la Ley para la Naturaleza –que el miércoles pasado se despachó del Congreso tras 13 años de tramitación- se pudiera encarnar en una persona, sería en la bióloga María Isabel Manzur (70).

Desde 2014, la experta participó de manera casi ininterrumpida en las sesiones en que se analizó la iniciativa que permitirá la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), que ya quedó lista para convertirse en ley.

En el Congreso luchó como una guardiana de la Ley para la Naturaleza. Siguió paso a paso la tramitación, preparó minutas, realizó presentaciones y personalmente presionó parlamentarios, a quienes convenció e hizo que terminaran respaldando la iniciativa. Dedicó 9 años de su vida a ello, hasta que lo logró. Admite que no logró todo lo que hubiera querido, pero valora el avance.

Para ella, la nueva norma es un “paraíso terrenal”, aunque apunta que al país le falta madurez para seguir avanzando en cuidar la biodiversidad. Manzur evita juzgar al “primer gobierno ecologista en la historia de Chile” y admite que es complejo equilibrar el tema económico con el ambiental.

Asimismo, critica que el consejo de ministros sea como “una niñera” del Ministerio de Medio Ambiente. “El consejo de ministros es un tema que como país hay que abordar. Hay que ver si puede aportar en algo y si no, no debería existir”, asegura.

“Paraíso terrenal”

—¿Por qué es tan importante este proyecto y este servicio?

Es muy importante porque completa la institucionalidad ambiental de Chile, implementa la Convención de la Diversidad Biológica, es clave para la implementación de la ley de cambio climático y ordena todo el tema de la biodiversidad en un solo servicio. Eso es el paraíso terrenal, porque en Chile está todo disperso, la institución ambiental y las normas están todas dispersas sobre biodiversidad. Las áreas protegidas dependen de cinco ministerios. Y eso es imposible de ordenar. Unos dependen de Bienes Nacionales, otros de Agricultura, de Economía, de Relaciones Exteriores, de Agricultura. Entonces, ahora tenemos un solo servicio que aglutina todas las áreas protegidas y eso va a ser una mucha mayor eficiencia.

Tenemos más de 160 artículos que nos proveen instrumentos para la conservación de la biodiversidad, que algunos de ellos no existían antes para la conservación de especies amenazadas, ecosistemas amenazados y degradados. Abarca todo el espectro de lo que se debería conservar y tener en en biodiversidad.

—¿Cuáles fueron los los principales nudos en todo este trámite?

Los principales nudos fueron dos. El tema de las concesiones sectoriales; es decir, concesiones para realizar actividades industriales dentro de áreas protegidas. Y esto es un tema que se ha venido arrastrando desde años. Hay todavía actividades industriales como minería, plantas hidroeléctricas, centrales de pasada, gasoductos, etcétera. Hay de todo pasando en las áreas protegidas e incluso parques nacionales. Entonces ese fue un tema porque cuando el Estado permite después es difícil retraer la mano. Tuvimos las dificultades de sacar las concesiones sectoriales dentro de las áreas protegidas. Se pudieron prohibir en las categorías más estrictas, pero en otras categorías quedaron permitidas con ciertos requisitos.

“A este país le falta madurez”

—La ley al final va a seguir permitiendo la salmonicultura, por ejemplo, en las áreas protegidas ¿Faltó un avance más concreto en ese aspecto?

Se permitirá sólo en las reservas nacionales. Ahora, no quedó tan explícitamente claro en el articulado del proyecto SBAP que no se permitían en las otras categorías, pero queda prohibido en todas, excepto en las reservas nacionales y forestales. Lo que quedó es que las áreas protegidas, donde se hagan concesiones sectoriales, tienen que tener un plan de manejo obligatoriamente y la actividad industrial tiene que ser compatible al plan de manejo y al objeto de protección y debe haber un informe favorable del Servicio de Biodiversidad. Y con eso ya crea un nivel un poco mayor de criterio para ese otorgamiento. Antes era así nomás. Ahora, las construcciones existentes van a seguir, son para las nuevas. Por eso digo, no conseguimos todo lo que hubiéramos querido, pero a este país le falta madurez, finalmente, para poder valorar su patrimonio natural y tenerlo cuidadamente como debiera ser.

Por ejemplo, hay salmonicultura en parques nacionales ahora, en 28 parques nacionales donde hay actividad. Ahora, ¿qué va a hacer el Estado con esta nueva ley? Eso ya queda completamente ilegal.

—Ósea, ahí, en base a la nueva ley debieran restringirse.

Claro, eso es un tema por verse. Entonces, ese fue uno de los nudos grandes que en algunas comisiones se permitía las concesiones federales, después otras comisiones las prohibía. Y así se iban, de comisión en comisión, fue bien increíble. Hasta que finalmente la Comisión Mixta dejó el artículo 158 de la Ley de Pesca y no se pudo avanzar en que explícitamente se prohibiera en las tres categorías más estrictas. Eso era lo que quería el ejecutivo. Pero no se pudo.

Y el otro tema fueron los sitios prioritarios, que son sitios que han sido establecidos hace 20 años atrás que son importantes para la conservación de la biodiversidad. No son áreas protegidas, pero son sitios de valor para la biodiversidad en todas las regiones de Chile y la disyuntiva estaba en incorporarlos al sistema o no reconocerlos. En algunas comisiones los reconocían y en otras no. Y finalmente no fueron reconocidos de forma inmediata, sino que va a haber un proceso de evaluación que va a durar dos años. Y esperemos que no los eliminen y que no retrocedamos en las ganancias en biodiversidad. Ese es otro tema que vamos a tener que seguir monitoreando.

Áreas “protegidas” desprotegidas

—Usted habla de que a Chile le falta madurez para valorar su patrimonio natural ¿A qué se refiere exactamente?

Cuando empezamos con este proyecto de ley, la tendencia del proyecto era muy para fines comerciales. Entonces se permitía todo tipo de concesiones sectoriales y de actividades industriales dentro de todas las categorías de áreas protegidas. Pero esto es un proceso que tenemos que hacer como país. Ahora los niños tienen más conciencia y las autoridades también. Pero las áreas protegidas, entre comillas, algunas de ellas quedaron desprotegidas.

Entonces, ese es el proceso que hay que evolucionar como país para más conciencia, porque con el cambio climático que tenemos encima, necesitamos las áreas protegidas, necesitamos los servicios ecosistémicos para tener agua, para tener aire limpio, alimentación y todos los bienes y servicios que nos que nos da la naturaleza, que es una riqueza para el país. No es un estorbo, es una riqueza. Entonces, eso es una conciencia que se que se va a tener que ir desarrollando.

—¿Bajo qué gobiernos hubo más interés por avanzar en el trámite?

Con el gobierno de Piñera la ministra Carolina Schmidt fue bien empeñosa. Iba a todas la sesiones. Y ahora la ministra Maisa Rojas ya le dio el puntapié final. Fue muy dedicada, fue a todas las sesiones y defendió los puntos. Igualmente todo el equipo técnico del Ministerio del Medio Ambiente hizo todo lo posible por sacar adelante este proyecto de ley.

—Boric autoproclamó en su momento el “primer gobierno ecologista en la historia de Chile” ¿Se ha cumplido ese espíritu hasta el momento?

(Ríe). La verdad yo no quisiera juzgar un gobierno, pero al menos en este proyecto de ley pudimos avanzar. No se logró todo lo que se hubiera querido, pero pudimos avanzar. En otras cosas pareciera ser que no estuvo tan bien, en la aprobación de algunos proyectos mineros. Así que bueno, ahí el Presidente va a tener que ajustarse y ver cómo implementar los temas ambientales. Él está tratando de, obviamente, ver el tema económico y el tema ambiental. No debe ser fácil, así que no voy a juzgar su implementación del gobierno ecologista.

Discusión enconada

—¿Qué parlamentarios mostraron más reticencia al proyecto? ¿Por qué?

Bueno, uno tiene siempre todo el espectro dentro del Congreso. Tienes los parlamentarios muy a favor como Félix González y diputados que están en contra por sus convicciones, como toda la derecha, porque están defendiendo más bien los intereses económicos. Hay diputados que realmente se opusieron de una manera muy frontal.

—¿Cómo cuáles?

Uno de ellos fue Iván Flores, en ese tiempo era diputado (hoy es senador). Explico el contexto. La Corporación Nacional Forestal, con este proyecto de ley, todas las áreas protegidas que son administradas por la Conaf van a pasar al Ministerio del Medio Ambiente. Y los sindicatos, algunos, no todos, se oponían, porque la Conaf se les reducía. Excepto los guardaparques, que estaban a favor del traspaso. Pero el resto de los funcionarios, los de bosques, los de incendios forestales, hicieron una campaña muy fuerte contra el Servicio de Biodiversidad por todos estos años. Y no solamente no están de acuerdo con Biodiversidad sino que con el Servicio Nacional Forestal, que es la Conaf pública. Entonces por esa diferencia de opinión muchos parlamentarios adherían a esta manera de ver.

También tuvimos oposición de los sectores productivos, los de minería, de las forestales, de las salmonicultoras. No fue fácil, porque es un proyecto de ley que penetra todo el sistema productivo dentro de áreas protegidas, en el territorio y fuera de las áreas protegidas. No es fácil que se intervenga un territorio para protegerlo cuando hay actividades económicas pasando en él. Fue muy enconada la discusión. Muy fuerte.

—Hasta hoy hay algunas voces que se han mostrado preocupadas por el rol de Conaf a partir de ahora ¿Queda la Conaf con un rol un poco incierto?

Está tramitándose el proyecto de ley que crea el Servicio Nacional Forestal. Hoy la Conaf es un servicio privado que depende del Ministerio de Agricultura. Pero yo creo que la Conaf la van a dedicar a temas forestales y de incendios. Creo que ese va a ser el foco de la nueva Conaf y no las áreas protegidas. Porque muchas de ellas son marinas y ya no tenía mucho sentido que un organismo terrestre, dependiendo de un ministerio forestal y dependiendo de Agricultura manejara áreas marinas protegidas.

—¿Cómo pudo usted presionar para hacer cambiar de opinión a algunos parlamentarios?

Siempre tenemos la herramienta de la ley de lobby, entonces uno pide audiencia con cada uno de ellos o sus asesores y le presenta los hechos. Como este proyecto era bien complejo, ellos agradecían mucho nuestros aportes.

—¿Usted recuerda un caso en particular donde haya logrado hacer cambiar de opinión a un parlamentario en la discusión?

Sí, varias veces. No quisiera dar nombres, pero varias veces pasó que habían parlamentarios con ciertas posiciones y nuestros argumentos los hicieron cambiar de posición. Ellos mismos podían comprobarlo, dábamos las fuentes.

“Esperamos que no sea letra muerta”

—Usted redactó algunos artículos ¿Cuál fue su principal aporte?

No es que nosotros hayamos redactado, pero fueron propuestas nuestras que fueron acogidas por algunos parlamentarios. Por ejemplo, las concesiones sectoriales, cuando se comentaba que en los parques nacionales no se permitía la extracción de recursos naturales con fines comerciales. Entonces, estupendo, nos parecía super bien, le decíamos al ministerio, pero ¿Qué pasa con la instalación de infraestructura? Cuando hay un puerto o una torre de alta tensión o jaulas para salmones ¿Qué pasa? Porque no solamente extraer, sino también instalar dentro del territorio una infraestructura industrial. Entonces esa fue la discusión que tuvimos con varias conversas y finalmente llegamos a un texto de acuerdo donde se puso que la explotación comercial de recursos naturales incluía la instalación de infraestructura industrial. Eso fue un gran logro.

También yo manejo un poco el tema transgénicos, así que pudimos apoyar en declarar las áreas protegidas como zonas libres transgénicos. Otro aporte fue de todo el componente genético, porque las especies tienen variaciones genéticas y hay que conservar no solamente una especie, sino que todo el espectro de la variación genética de una especie. Por ejemplo, la especie que vive en el norte del país y también la especie que vive en el sur, que tiene otras características genéticas distintas a la del norte. Entonces cuando uno conserva una especie hay que conservar todo el rango del espectro genético de la especie para que no se pierda.

—Si bien es un avance ¿le genera cierto temor que la nueva institucionalidad podría transformarse en más burocracia y que no sirva para proteger realmente al medio ambiente? ¿Está ese riesgo?

Bueno, está todo por verse, esperamos que esta nueva institución y esta nueva ley no sea letra muerta. Y nosotros como sociedad civil, como monitoreamos el proyecto de ley, vamos a seguir monitoreando que esta ley se implemente como se debe y haga los avances que hay que hacer rápidamente, porque estamos con años de retraso en la conservación de la biodiversidad del país. Esto debió haberse aprobado hace muchos años atrás, y mientras más tiempo pasa, más se extingue la especie, más amenazadas están.

—¿El nuevo servicio considera, por ejemplo, el desierto como un área protegida? Hay un enorme basural en el desierto de Atacama que se observa incluso desde los satélites.

Es gravísimo eso. Hay muchas áreas protegidas en la zona norte del país. Ahora recién se creó un Parque del Desierto Florido. Está todo el tema del litio, también vamos a ver cómo se pueden proteger todos esos salares. Es un desafío que hay por delante, proteger todos esos ecosistemas cuando va a haber actividad industrial.

—¿A través de esta nueva institucionalidad se va a poder compensar situaciones donde se dañó el medio ambiente?

Si, hay artículos sobre compensaciones, pero la idea primordial del proyecto es que no sea necesario compensar, que se evite el daño.

—¿Usted estuvo en el Congreso cuando se aprobó el miércoles pasado?

No pude ir por temas de salud, pero lo vi por internet. Me alegré mucho y estamos muy contentos de que finalmente haya sido terminado el trámite y ya pueda ser promulgada la ley.

—Y en su fuero interno ¿Cómo se sintió cuando vio que terminó el trámite? ¿Qué se le vino a la mente en ese momento?

Fue un logro muy grande. Estamos todos muy contentos en la comunidad de colegas y es un gran avance, para celebrar. Nos vamos a juntar a celebrar. Costó mucho sacar esta ley, habían meses en que el proyecto no se movía.

Un legado

—Después de dedicarle tantos años, me imagino que esta nueva ley es como su hijo

Yo lo siento como un legado. Es lo que uno deja a las futuras generaciones. Yo ya tengo mi edad, pero la idea es que tengan esta ley y se proteja el patrimonio natural y el país no quede como un desierto finalmente.

—En todos esos años de trámite ¿observó algún cambio cultural respecto al cuidado del medio ambiente?

La primera versión recibió 1.200 indicaciones. O sea, era horroroso (ríe). Se tuvo que armar un comité técnico asesor, del cual yo fui parte y otros académicos también, para mejorar el texto, porque tenía mucha tendencia a usar las áreas protegidas para actividades productivas. Y ese era el switch de ese tiempo.

—Desde su experiencia ¿en qué se puede seguir avanzando ahora?

Tenemos que hacer los reglamentos. Son como 30 reglamentos de este proyecto de ley para que pueda tener vigencia. Hay que monitorear el traspaso de las áreas protegidas, todo el tema de las concesiones en áreas protegidas. Va a haber un proyecto de ley de salmonicultura, de acuicultura. Hay que mirar que no haya retrocesos ahí dentro de lo que se logró en el proyecto SBAP.

—¿Cómo se puede avanzar con los problemas en la zona de Quintero y Puchuncaví?

Eso ya va fuera del ámbito del proyecto de Ley de Biodiversidad que tiene que ver con medioambiente y la contaminación ambiental. Esperamos que se le dé prioridad a la salud humana en esos lugares y todo ese centro industrial que se formó ahí con personas viviendo. Es muy fuerte, con niños intoxicados. Eso no debería ocurrir en este país, lamentablemente está ocurriendo. Y esperamos que se puedan dar soluciones para detener la contaminación. Bueno, está el cierre de Ventanas. Pero hay otras industrias en ese lugar.

—Usted se ha referido a la industria forestal como una locura ¿Qué cambios se necesitan ahí?

La industria forestal no se desarrolló de una manera ambientalmente sustentable. Se desarrolló un sistema de certificación forestal FSC para mejorar la sustentabilidad del sistema y para que la madera pueda ser certificada. Y eso fue un avance. Pero obviamente que la ley de bosques va a tener que ser modificada para incluir todos estos aspectos más ambientales, para que en las áreas forestales de especies exóticas permitan corredores biológicas para los bosques nativos, y no haya sustitución de bosques nativos nunca más. Hay mucho que mejorar.

El consejo de ministros “quedó como una niñera”

—¿Qué le parece que en 2023 aún se siga definiendo proyectos en base a la decisión de un consejo de ministros? En el fondo, como parte de una decisión política

El Ministerio de Medio Ambiente quedó supeditado a un consejo de ministros para la sustentabilidad. Quedó como una niñera. No quedó como un ministerio independiente, porque obviamente sus decisiones afectan otras áreas productivas. En el proyecto de biodiversidad logramos destrabar este tema, porque había muchas de las decisiones ambientales que dependían del consejo del ministros. Eso fue un gran avance también. Solamente quedó el consejo del ministros en las decisiones de creación de áreas protegidas públicas, no privadas, y en clasificación de ecosistemas.

El consejo de ministros es un tema que como país hay que abordar. Hay que ver si puede aportar en algo y si no, no debería existir.

—¿Es muy laxa aún la legislación para castigar los delitos ambientales?

En el proyecto de ley se establecieron buenas sanciones para daño ambiental. Se subieron las sanciones, se hicieron más estrictas y eso estuvo muy bien. En general, ahí está la Superintendencia del Medio Ambiente, que debería fiscalizar todo el tema de los daños ambientales. Hace tiempo se aprobó un proyecto de ley de la senadora Allende sobre daños ambientales.

—Usted en una columna dijo que piensa a Chile como la copia feliz del Edén ¿lo somos?

(Ríe). Eso es lo que nuestros ancestros pusieron en la canción nacional. Somos uno de los países líderes en el turismo aventura. La naturaleza que tenemos es muy muy hermosa, los paisajes son hermosísimos. Y todavía eso en gran parte sigue, pero eso no lo tenemos que destruir, para que Chile pueda seguir siendo un foco de turismo, deberíamos cuidar más nuestra naturaleza, nuestros parques nacionales. Esperamos que se mejore la copia feliz del Edén, que no siga destruyéndose. No es un trabajo de uno solo. Es un trabajo colectivo, de conciencia.

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