Para su abogado, Jorge Retamal Díaz no es “un funcionario cualquiera”. Eso argumentó el jurista en su ofensiva judicial para revertir la desvinculación por “salud incompatible” de la que fue notificado el mes pasado su cliente, un histórico mayordomo de la Brigada de Inteligencia del Ejército de Chile.
De acuerdo con el recurso de protección interpuesto ante la Corte de Apelaciones de Santiago, la institución actuó de manera “ilegal” y “arbitraria” al resolver que era necesario separar de sus funciones a Retamal Díaz, quien enfrenta “un delicado estado de salud generado por actividades laborales que la recurrida (el Ejército) ha ordenado”.
A la espera de una cirugía que pondría fin a sus dolencias y le permitiría posiblemente retomar sus funciones, el médico tratante del Hospital Militar ha decidido mantenerlo con reposo médico absoluto por la falta de un pabellón.
No es “un funcionario cualquiera”
En su presentación ante la justicia, el abogado Marcelo Ekdahl Giordani hizo un acabado recorrido por la carrera de su representado. Con ello, busca reforzar su punto: que se está siendo injusto con un trabajador que siempre ha demostrado total compromiso y remarcando que no se trata de “un funcionario cualquiera”.
Según se lee en el escrito, Retamal Díaz ingresó al Ejército en 1991 como soldado conscripto en el marco del cumplimiento de su servicio militar obligatorio. Entre 1993 y 1995 se mantuvo ligado como trabajador civil a contrata. Luego fue llamado a servicio activo como cabo de reserva entre 1996 y 2002, año en que pasó a ser empleado civil a contrata. Esa última denominación es la que mantuvo hasta la actualidad.
Durante todo ese tiempo, sostiene su abogado, trabajó primero como cocinero y luego como mayordomo en distintas reparticiones: la Escuela de Artillería, el Comando de Apoyo Administrativo del Ejército, la Comandancia en Jefe del Ejército, la Dirección de Inteligencia, el Comando General del Personal y la Brigada de Inteligencia.
“Su nivel de profesionalismo, discreción y lealtad son incuestionables durante más de 30 años, pues para desempeñarse como mayordomo personal en la Comandancia en Jefe del Ejército (residencia del CJE) y en el despacho del director de Inteligencia del Ejército, se debe cumplir un alto estándar para ser designado en tales puestos, especialmente respecto a una conducta intachable, integridad y reserva en su actuar”, esgrime el legista.
Consultado por la Unidad de Investigación de Bío Bío, Ekdahl Giordani no estuvo disponible para profundizar, por ejemplo, a qué se refería cuando destacó la “discreción” y “reserva en su actuar” de su cliente. No obstante, fuentes de este medio que conocen de la interna de la institución coinciden en que, efectivamente, el mayordomo de la Brigada de Inteligencia tiene —casi de forma inevitable— conocimiento de información sensible, lo que lo vuelve un funcionario de suma importancia.
“Ese mayordomo atiende a las jefaturas… generales, coroneles, jefes de departamento y jefes de servicios extranjeros. No atiende a cabos, necesariamente debe ser un trabajador discreto. Él, por dar un ejemplo, fácilmente en más de alguna oportunidad debe haber estado sirviéndole a los jefes cuando hablaban de operaciones de Inteligencia”, plantea uno de los consultados por este medio.
Problema lumbar
Según antecedentes tenidos a la vista por BBCL Investiga, en respuesta a una serie de licencias médicas presentadas por funcionario, relacionadas con problemas lumbares, la Brigada de Inteligencia ofició a la Comisión de Sanidad del Ejército para solicitar una “evaluación por licencia médica prolongada”. Esto último, teniendo en consideración que algunas licencias fueron rechazadas.
En efecto, la mencionada comisión declaró en noviembre de 2024 que el mayordomo ya no era “apto para el servicio”. Como Retamal Díaz no fue notificado oportunamente para ser informado de la decisión, consiguió impugnar dicha resolución. No obstante, en mayo de este año la Comisión de Sanidad del Ejército sesionó nuevamente y ahora con él presente, confirmando la desvinculación.
En ese contexto, en el recurso se remarca que “todo el diagnóstico y tratamiento fue realizado en el Hospital Militar de Santiago con médicos del Ejército de Chile, haciendo en este sentido que parezca absurdo que, después de un tratamiento y cirugías programadas, sea el propio Ejército en que rechaza las licencias”.
Asimismo, se plantea el caso involucra a “un funcionario de excelencia para el Ejército se enfermó en el ejercicio de su trabajo diario”, añadiendo que ha recibido todo el tratamiento de parte del propio Hospital Militar y apuntando a que la extensión del periodo de reposo médico es consecuencia de la inexistencia de disponibilidad de pabellones para una cirugía que pondría fin a las dolencias del funcionario, permitiéndole retornar a sus funciones.
Piden informe y paralizan desvinculación
La acción judicial fue declarada admisible por la Sala de Cuenta de Protección del tribunal de alzada capitalino, ordenando a la institución castrense a que allegue un informe con “todos los antecedentes que existan en su poder sobre el asunto”.
Para ello, la Corte otorgó un plazo máximo de cinco días que comenzó a regir este miércoles seis de agosto.
Asimismo, en respuesta a una solicitud expresa señalada en el recurso de protección, se decretó una orden de no innovar que obliga a la institución armada a paralizar el proceso de desvinculación del mayordomo.