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Sindicato de la Convención contra Loncón y Bassa: "No había valoración a la clase trabajadora"

Sindicato de la Convención contra Loncón y Bassa: "No había valoración a la clase trabajadora"

Sábado 05 febrero de 2022 | 06:00

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Gianluca Parrini

Luego de meses con sueldos impagos, un grupo de asesoras y asesores oficializaron en noviembre pasado el Sindicato Plurinacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Convención Constitucional. Aquí, dos dirigentas explican lo logrado desde entonces y la génesis de la organización. Además, acusan que no sintieron todo el apoyo necesario desde la antigua Mesa de Elisa Loncón y Jaime Bassa, lo que contrasta con lo ocurrido con la actual: “Hubiese sido una buena señal dialogar”, dicen.

Lo que era una tarde normal en la Convención Constitucional, algo parecido a lo cotidiano, cambió de tono en un par de minutos. El sol pegaba firme en Santiago, y de forma oportuna, un grupo de personas llegó a los jardines del exCongreso con cajas de helados marca Fruna en mano. Era el primer miércoles de noviembre.

Helado a quinientos pesos para pagar los sueldos de los asesores”, decían, mientras llevaban en sus manos los clásicos chirimoya alegre y frambuesa crema. El ambiente se revolucionó. Abundaron las fotos, las cuñas a la prensa y las ventas.

Al rato, las improvisadas vendedoras ambulantes se identificaron: eran asesoras de constituyentes. Se estaban manifestando por los meses que llevaban sin recibir remuneración.

La situación para algunos en ese entonces, comentaron, era desesperada: comenzaba el quinto mes de trabajo del órgano constituyente y aún no recibían sus sueldos. Otros, además, reclamaron no haber firmado aún ningún contrato.

Su intervención fue un éxito: aparecieron en múltiples medios de comunicación, dieron entrevistas e incluso vendieron casi todos los helados. Casi, porque algunos se derritieron y los tuvieron que regalar. Recaudaron $104.500, los que se usaron para ayudar a sus compañeros que tenían un estado financiero más crítico, como uno que “iba a ser desalojado”.

El día siguiente, el jueves 4 de noviembre, un grupo de 35 asesores conformaron, ante notario, el Sindicato Plurinacional de Trabajadores de la Convención Constitucional (SIPLUTRAC).

Pero la historia del sindicato partió semanas antes, casi a la par del proceso constituyente.

La protesta de los helados a $500. El día después, el SIPLUTRAC se oficializó ante notario.
Gianluca Parrini

“Necesitamos derechos básicos”

Úrsula Eggers y Vivian Palacios son parte de la directiva del sindicato. Accedieron a dar una entrevista a un costado de la carpa de asesores, donde se les ve a menudo trabajando, en un ir y venir casi frenético entre reuniones con los distintos colectivos y grupos políticos que conforman la Convención.

Eggers es asesora de Manuel Woldarsky. Palacios, de la machi Francisca Linconao. Ambas trabajan allí desde la inauguración, en julio. Y rememoran que su organización comenzó de forma incipiente en agosto, al darse cuenta de que pasadas algunas semanas el avance de las contrataciones y remuneraciones era lento.

“Empezamos con las típicas conversaciones de pasillo, cómo solucionarlo, con un poco de temor, también. No queríamos hacer mucho revuelo y perjudicar, también, quizás, la imagen de la Convención”, dice Eggers.

Entonces, en el órgano no había Reglamento aprobado, por lo que aún no se podía desbloquear el pago de asignaciones. De hecho, la norma sobre las asignaciones se aprobó el 12 de agosto. Los montos de estas últimas también estaban bajo debate. Existía mucha incertidumbre, pero ellos siguieron en sus funciones normales.

Pero ambas coinciden en que hubo un punto de quiebre que marcó un antes y un después:

“Se hizo un punto de prensa, no recuerdo si para celebrar un mes de la instalación de la Convención, donde habían asesores detrás. Esto, a pesar de que en una reunión habíamos consensuado de que se iba a trabajar con mucho cuidado el tema de las comunicaciones. Finalmente, los temas laborales no fueron el tema de ese punto de prensa”, recuerda Eggers.

“Ahí es donde dijimos, bueno: lo que nos importa es que somos trabajadores y trabajadoras, tenemos familia y estamos dándolo todo en este proceso. Lo vamos a seguir haciendo, pero necesitamos que se nos respeten derechos básicos, como tener un sueldo, entre otras condiciones”, extiende.

Con esto en mente, comenzaron conversaciones más formales, hicieron una asamblea y llamaron a formar parte de la organización. Entre eso sucedió la “protesta de los helados”. Esa semana se constituyeron oficialmente.

En cifras del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, al menos hasta noviembre, 367 personas en total figuraban como asesores de la Convención al menos en algún período de su funcionamiento.

Al momento que esta nota fue realizada a fines de enero, el SIPLUTRAC tenía 80 trabajadores formalmente inscritos. Pero el grupo de WhatsApp del sindicato tiene 120 miembros: “Son trabajadores que por distintos motivos están en regiones y no han podido venir a Santiago a firmar a la notaría, o a lo mejor tienen temas políticos con su convencional. No han firmado el estatuto, pero están en el chat”, explica Palacios, aunque asegura que “nosotros no los excluimos de la opinión y negociaciones, porque son temas comunes”.

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Caso a caso

Desde su formación, el sindicato ayudó a regularizar distintos problemas. El más urgente era el pago de sueldos.

A pesar de que muchos asesores trabajaron todo el mes de julio, el de instalación del órgano constituyente, los reglamentos de este permitieron el pago de sueldos desde el mes de agosto. Por esta razón, varios asesores no recibieron remuneración por ese período, o bien recibieron ayuda económica de sus convencionales.

Junto con esto, dado que las comunicaciones internas de la Convención son muy incipientes, y la forma de regularizar el pago de cada asesor es un proceso muy riguroso, a veces se presentaban contratiempos en esos trámites.

Dos de estos son comunes, según apuntaron: el primero es que llegaba un correo electrónico una vez al mes para guiar el proceso de pago de asignaciones, pero este solo le llegaba a los convencionales constituyentes a su mail oficial. Por tanto, dada la alta carga de trabajo, estas comunicaciones podían ser ignoradas por descuido o cualquier otro motivo.

La segunda es que las notificaciones cuando fallaba un paso en el proceso de contratación (si faltaba un documento o una firma, por ejemplo) también llegaban al correo de los constituyentes, no al de los asesores.

“No nos enterábamos hasta que uno hablaba con Pedro, Juan, Diego, Comité Externo de Asignaciones y Segpres, que te informaba tres semanas después que había que volver a subir el documento”, asevera Palacios.

También hay otro tipo de situaciones en que han tenido que interceder, según explica Eggers: “Por ejemplo: trabajadores que estuvieron con un convencional y después dejaron de prestar servicios, nunca se les contrató y nunca se les pagó. Y afortunadamente esta directiva generó esta confianza. Llegan a nosotros y nos preguntan qué pueden hacer. Levantamos el tema, conversamos, sin necesidad de conflicto alguno. Y se recupera esta situación, se soluciona, y creo que eso es súper importante”.

Uno de los casos más “extremos” en que han intercedido es el de Pedro Muñoz. Fue asesor de Margarita Vargas, convencional del pueblo kawésqar. Muñoz trabajó desde julio al 4 de noviembre, cuando renunció dado que llevaba cuatro meses de trabajo sin recibir pago alguno. En eso, Wilfredo Bacián, constituyente quechua, le ofreció trabajo como asesor a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Partió exactamente al día siguiente. Con ese dinero pagó deudas, constata.

Así, Muñoz cumplió el triste récord del asesor con más tiempo sin recibir pagos por su trabajo. ¿Cómo llegó a eso? “Siempre se tiraron la pelota entre Segpres y el Comité Externo de Asignaciones”, dice. “Siempre han sido excusas como ‘tu convencional no informó a tiempo’, lo que es falso, porque la rendición e ingresos las hacía yo. O me decían que había un dato mal ingresado. ‘El lunes se paga sin falta’, también me dijeron”.

Finalmente, a ocho meses del inicio del proceso constituyente, este viernes 4 de noviembre Muñoz recibió el sueldo que se le adeudaba.

Desde la Secretaría Administrativa de la Convención, dependiente de Segpres, indican que conocen el caso de Muñoz. Subrayan que es el único caso de un asesor que aún no se le había pagado a tiempo, y que todo se debió a que su solicitud de contratación “recién fue solicitada a principios de diciembre” y se presentó con un error, de acuerdo a la información que entregó la misma convencional al Comité Externo de Asignaciones.

Tras esto, el asesor rechazó el contrato, debiendo realizarse nuevamente el proceso de contratación. Por último, la solicitud de pago llegó recién el 14 de febrero a Segpres y tuvo una demora extra, debido a que se estaba pagando una remuneración del año 2021 con presupuesto 2022, lo que implicó una serie de procedimientos extra.

Diferencias con la Mesa

Un punto que resaltan las dirigentas es la poca diligencia con la que la primera mesa directiva, de la presidenta Elisa Loncón y el vicepresidente Jaime Bassa, recogieron sus problemas y acercamientos.

“Les pedimos reunirnos dos veces, de forma escrita, explícita, con correos, con copia a la presidenta y vicepresidente. Y después, a una vicepresidenta adjunta de forma oral, presencial, ya apelando a que necesitábamos tener una reunión con ellos. Ahora está un poco más tranquilo, pero en ese momento teníamos compañeros que hace cuatro meses que no recibían pagos y se les habían acabado sus ahorros para trabajar. No solo para vivir: para poder trabajar. En ese momento la reunión era algo urgente, de lo cual no tuvimos ni siquiera respuesta. Ni que ‘la agenda estaba llena’. Nada. Eso fue en noviembre”, lamenta Eggers.

Asimismo, Eggers, que ha oficiado como defensora de derechos humanos, valora la disposición de la nueva Mesa Quinteros-Domínguez para dialogar con el sindicato. Sin ir más lejos, a fines de enero tuvieron una reunión donde abordaron un petitorio basado en mejorar las condiciones de trabajo, la posibilidad de habilitar una guardería, protocolos covid, tener un correo institucional de asesores y lograr el pago del mes de julio.

“Las agendas son siempre apretadas. La actual Mesa está también reventadísima de reuniones e instancias, y se dieron el tiempo, no solo de responder, sino que de recibirnos a toda la directiva, para escuchar cuáles eran nuestros problemas, qué queríamos decir, no solo qué problemas teníamos. Entonces, al parecer no hay una valoración de la Mesa anterior tan grande respecto a la clase trabajadora. Probablemente nos ven como prestadores de servicio. No lo sé, es una opinión mía, personal. Y nos guste o no nos guste, las condiciones que hay son las que podemos dar. Y de alguna manera se resolverá”, dispara Eggers.

Esta idea es secundada por Palacios: “Uno esperaba una voluntad de diálogo, que tanto se instala en los medios de comunicación, a propósito de lo político. Pero acá también hubiese sido una buena señal dialogar con los trabajadores y trabajadoras, que sí tuvimos de la nueva mesa. La petición (de reunirse) la hicimos hace menos de cinco días, y nos recibieron a nosotras y el petitorio hoy en la mañana”.

Por último, además de este petitorio, también falta resolver por completo los sueldos adeudados, aunque aseguran que solo restan alrededor de una treintena de casos de sueldos impagos.

Así, a meses de la “protesta de los helados a $500”, en la directiva aplauden lo logrado por el Sindicato. El mismo Comité Externo, aseguran, les mandó un correo felicitándolas por su gestión.

“Es difícil proyectarse al futuro en situaciones que no ocurrieron. Lo que te podemos decir es que en los cuatro meses que no hubo sindicato, no hubo avances en estos temas, hasta que nos conformamos y nos organizamos. Eso es un hecho”, manifiesta Palacios.

“Según nuestra cifras, el 93% de los y las asesoras han regularizado su contrato y pagos. Y ellos dicen que es gracias a las gestiones de su sindicato. Me llena de orgullo decirlo”, cierra Eggers.

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