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"Tengo para vivir hasta agosto": los testimonios de los jubilados arruinados por la caída de Sartor

"Tengo para vivir hasta agosto": los testimonios de los jubilados arruinados por la caída de Sartor

Javiera Ostertag Franzoy

Periodista del equipo de Investigación en Radio Bío Bío Santiago

Javiera Ostertag Franzoy

Periodista del equipo de Investigación en Radio Bío Bío Santiago

Jueves 17 abril de 2025 | 13:28
Investigación

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Sartor|Poder Judicial|Edición Radio Bío Bío

Ética y transparencia de BioBioChile

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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Paulina, una mujer de 78 años, perdió todos sus ahorros tras la caída de Sartor, administradora de fondos acusada de malas prácticas financieras por la CMF. Junto a decenas de afectados, enfrenta un futuro incierto tras invertir en eCapital, empresa relacionada con Sartor, que dejó de pagar intereses y se declaró en cero. Mientras los afectados acusan estafa, Sartor niega los delitos y se desata una batalla legal.

La caída de la administradora general de fondos Sartor y su estrecha relación con el factoring eCapital dejó a sus inversionistas enfrentando un futuro incierto. Bruno (73) y Paulina (78) son parte del grupo de seis adultos mayores que denuncian el fraude que habría hecho que se esfumaran los $2.400 millones de pesos que habían prestado a la empresa, acusaciones que desde la defensa rechazan incluso con una “contraquerella” por denuncia calumniosa. En esta nota, las víctimas relatan el camino hacia la caída y el golpe que significó ver desaparecer sus ahorros. Los testimonios y detalles, los entrega la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

“Yo hice esta inversión para poder hacer una vida normal, no depender de nadie, perdí el trabajo de toda mi vida”, contó Paulina con voz cortada y ojos inundados, reviviendo el momento en el que su hijo le explicó que todos sus ahorros invertidos, se habían esfumado tras la caída de Sartor. “A mí me liquidaron”, sentenció.

Con 78 años, Paulina fue una de las decenas de personas cuya vida cambió el 16 de diciembre del año pasado, cuando la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) revocó su autorización de existencia e irrumpió en las oficinas de Sartor para exigir una serie de antecedentes siendo acusada de administración negligente. De acuerdo a la CMF, el modelo de negocios utilizado por Sartor daba cuenta de “un patrón basado en la utilización de los fondos bajo su administración como vehículos de financiamiento para entidades relacionadas a sus directores y accionistas mayoritarios, en proporciones muy significativas”.

La acción inmediatamente obtuvo una arremetida legal de Sartor, quienes buscaban que tanto el allanamiento como la revocación de su existencia fueran consideradas ilegales por presuntamente la CMF no haber seguido los lineamientos normados, exigiendo también que se inicie un proceso sancionatorio contra el órgano estatal.

No fue lo único que los tribunales recibieron. Uno a uno, tanto en sede civil como penal, los juzgados comenzaron a albergar demandas y querellas de los afectados económicamente por la caída de la administradora general de fondos.

Entre ellas se encontraban personas que mantenían negocios con el factoring Emprender Capital (eCapital) –de estrecho vínculo comercial con Sartor– el cual cayó junto con la administradora en diciembre de 2024, impidiéndole devolver la plata a quienes habían depositado sus fondos, monto que entre seis demandantes de una querella en específico, asciende a $2.400 millones.

Mientras los querellantes acusan estafa, los acusados han desmentido los delitos que se les imputan, argumentando que lo adeudado debiese ser discutido en sede civil, e incluso interponiendo una “contraquerella” por denuncia calumniosa, figura raramente utilizada.

En conversación con Radio Bío Bío, dos de los afectados contaron cómo ha sido el proceso tras la pérdida de su plata y su incierto futuro.

eCapital y Sartor: empresas de confianza

“Las víctimas, tenían confianza que sus fondos, ahorros de toda una vida de trabajo, estaban seguros”, describe la querella ingresada el 8 de febrero al 4° Juzgado de Garantía de Santiago por estafa, apropiación indebida y negociación incompatible.

El documento, que basa parte de las acusaciones en lo planteado por la CMF, fue ingresado por el abogado Andrés Balart en representación a seis adultos mayores, quienes acusaban haber sido víctimas de un fraude por un modelo en que sus fondos fueron distraídos para fines distintos a los que se les había comunicado.

A principios del año pasado uno de los hijos de Paulina que llevaba años invirtiendo en eCapital, le explicó sobre el negocio, que parecía simple: mensualmente depositaba cierta suma de dinero que era invertida por eCapital en distintos fondos y se le entregaba un pagaré de vuelta en que se establecían condiciones como la fecha del pago y el interés que recibiría, el cual en los últimos años ha variado entre el 0,7% y el 1,1%.

Usualmente, la plata llegaba en la fecha acordada. Así lo explicó en conversación con Radio Bío Bío Bruno, de 73 años, uno de los primeros inversionistas. Durante alrededor de una década, la empresa le fue generando cada vez más confianza tanto por los pagos puntuales como por la comunicación que tenía con los directivos una o dos veces al año, en que le explicaban detalles sobre las inversiones.

Cuando eCapital comenzó a estrecharse de manera más fuerte con Sartor, a Bruno le pareció una buena noticia que esta reconocida administradora se involucrara con aquel factoring mediano. Sin embargo, desde el año pasado, esa seguridad comenzó a bajar.

“En 2024 empecé a ponerme nervioso, pero no tomé mayores acciones”, relató Bruno. Comentó que aunque en un comienzo pagaban en un día mensual de acuerdo a los vencimientos establecidos en el pagaré, el año pasado los intereses se empezaron a pagar el último día, incluso a veces pasándose al mes siguiente. Eso lo hizo dudar.

A mediados de 2024, la ansiedad de Bruno aumentó. “Yo estaba a punto de comprar un departamento en Viña. Soy viñamarino y después de 40 años me quería regresar. Entonces tenía unos dineros y dije: ‘Bueno, los voy a meter a eCapital, y cuando los necesite, los recupero’”.

Alrededor de julio de ese año pidió que le devolvieran la plata ingresada y, según relata, le comentaron verbalmente que no podían entregarle todo en ese momento, que le darían una mitad en octubre y la otra en enero. La de enero, nunca llegó.

“Cuando me dijeron que me iban a devolver la plata fraccionada me entró la máxima sospecha de que algo estaba pasando. Pero ya era muy tarde porque el tiempo se venía encima, pedías la plata y ya no te la estaban devolviendo, argumentando cualquier cosa, aunque sí seguían pagando los intereses”, relató.

Mientras la seguridad de Bruno en eCapital iba disminuyendo, Paulina con todos sus ahorros en la mano iniciaba el ingreso de sus fondos.

“Mis hijos fueron los que me convencieron de invertir”, contó. “Me decían, ‘mamá, haz trabajado toda tu vida y nunca te haz dado un gusto, te toca disfrutar’, y les hice caso”. Vendió el departamento que tenía y pagó un año por adelantado de arriendo en otro. Todo el resto, lo ingresó a eCapital.

Había trabajado toda su vida en ventas, criado a sus tres hijos, viajando diariamente fuera de Santiago en una jornada que se extendía desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. “Me saqué la mugre trabajando”, describió. Pero el esfuerzo había valido la pena, había logrado comprar su propiedad, y durante cuatro meses, estaba recibiendo intereses por la plata invertida, forjando la base para su plan de la vejez: llevar una vida normal, sin depender de nadie.

“Totalmente estafado”

En noviembre, la situación se tornó aún más extraña. Los intereses se atrasaron, y quien finalmente pagó estos no fue eCapital, como llevaba años haciendo, sino que Danke, sociedad controladora de eCapital y que, de acuerdo a la querella, era propiedad en ese entonces de Carlos Larraín Mery, hermano de Pedro Pablo Larraín, ex presidente de Sartor AGF. De acuerdo a la querella, al consultar los representados les indicaron que no se preocuparan, toda vez que el dueño era el mismo Carlos Larraín.

“Entonces parecía raro: ¿Porqué Danke? ¿Qué tiene que ver? Aquí nadie la conocía. Y claro, seguramente eCapital no tenía los fondos, ya se los había esfumado todos y tenía que seguir guardando las apariencias, pagando intereses, para dejar tranquilo a todo el mundo”, reflexionó Bruno.

En diciembre, la situación ya se veía clara para Bruno. No iban a pagar, estaban ganando tiempo. Y tenía razón. Pasó diciembre, y sin ningún tipo de comunicación, simplemente la plata no llegó.

En ese momento, los planes de Bruno de volver a vivir a la Ciudad Jardín se cayeron. A pesar de ya haber firmado la compraventa de su nuevo hogar, tuvo que desistirse de la compra, arriesgándose a las multas y problemas legales que ello implica. Y es que al no tener el dinero a mano que esperaba recibir en enero, simplemente no tenía cómo pagar la propiedad.

A principios de este año Bruno junto a un par de otros inversionistas, socios de eCapital y representantes de SARTOR, tuvieron una reunión. Ahí les dijeron, sin mayores disculpas, que efectivamente la cuenta corriente de eCapital estaba en cero. “La única explicación a la cara fue decir ‘señores, esto quebró. No podemos seguir pagando. El negocio está malo, los márgenes que está dejando el factoring son muy reducidos, y no hay nada que hacer”, describió.

Les ofrecieron una alternativa: hacerse cargo de la empresa y que se encargaran de hacer los cobros pendientes y que ahí fueran recuperando la plata. “Una oferta que era inaceptable”, declaró Bruno moviendo la cabeza. “Me sentí, me siento, totalmente estafado”, complementó.

El choque fue fuerte, aunque Bruno sabía que podía descansar en otras inversiones inmobiliarias para mantenerse a flote y no perder todo lo trabajado por años. “A mí me pegó duro, pero hay otros que le pegó mucho más duro”, dijo mirando a Paulina, que escuchaba con un tímido silencio, preparándose para contar su pesadilla en vida.

Perderlo todo

A Paulina, la noticia de que los ahorros de toda su vida se habían esfumado le llegó de parte de su hijo, como una “bomba”.

“Yo tengo para vivir hasta agosto de este año”, confesó quebrándose. Y es que hasta ese mes tiene pagado el arriendo, luego de eso, no tiene techo y le queda solo su pensión, jubilada por invalidez. “Cuando supe esto lo único que quería era morirme”, soltó.

“Tengo 78 años. No estoy como para decir, voy a empezar a trabajar, a ver qué hago. A mí me liquidaron, realmente me liquidaron y trabajar toda mi vida para que me estafen así…”, relató, “no tengo Plan B”.

Sin embargo, lo que más la persigue, acusó, es que el momento en el que ella ingresó a eCapital, la empresa ya habría estado mostrando signos de estar en problemas, como las postergaciones en los pagos y el rechazo a Bruno a retirar todo el dinero ingresado.

“Ellos sabían, cuando yo puse la plata en julio, que estaban mal”, dijo. “Si tú tienes un poco de consciencia, paras la cuestión. Que no meta más plata la gente, que no le debamos más plata a personas a las que no le vamos a poder pagar”, exclamó.

La otra vereda

Comparando la querella ingresada por los denunciantes, y la “contraquerella” presentada por la contraparte, hay ciertos puntos de desencuentro.

Específicamente, la acusación por denuncia calumniosa presentada por socios del estudio de abogados Winter Etcheberry contra la querella por fraude, indica que esta última se sustentó en “una serie de afirmaciones falsas sobre los hechos”. Además, argumentaron que esta no explicaba cómo se configuraron los delitos acusados, y que con esta querella se estaría intentando transformar un problema civil en un problema penal.

Específicamente, el documento apunta a tres afirmaciones que no serían reales. En primer lugar, argumentaron que los afectados no serían “inversionistas”, sino que “prestamistas” que estaban entregando su dinero a cambio de un interés, pero sin mayor decisión o conocimiento sobre dónde estos serían invertidos, como se decía en la querella inicial.

En segundo lugar, negaron la afirmación sobre que la relación entre Sartor y eCapital haya sido decisiva para la confianza que los denunciantes pusieron en el negocio y para el posterior “engaño”.

Finalmente, negaron que existiera un conflicto de interés entre las personas y sociedades involucradas, indicando una falta de explicación sobre cómo este se estaría produciendo el delito.

Consultado por Radio Bío Bío, el abogado Jorge Contreras, socio de Winter Etcheberry, puso énfasis en estos puntos:

“Es evidente que las querellas de estos prestamistas son una medida extorsiva, porque son acreedores y este es un tema civil. De la sola lectura de las acciones se hacen evidentes dos cosas: los prestamistas no tienen una relación con Sartor y la tratan de construir artificiosamente: ellos fueron prestamistas de Ecapital desde el inicio y lo hicieron por una relación cercana con los fundadores de esa compañía, mucho antes de conocer a Sartor. Por otro lado, no eran realmente inversionistas, sino que prestamistas que recibían sus intereses al vencimiento del préstamo.

Como es conocido, eCapital ha sido vendida varias veces en el último tiempo y el actual dueño ha expresado públicamente que está realizando gestiones de cobranza para cumplir con los pagos a clientes y acreedores”.

Respecto al relato sobre la reunión que se mantuvo posterior a la caída de Sartor, Contreras explicó que en aquella instancia solicitada por uno de los prestamistas “se conversó sobre la situación generada a raíz de las acciones ilegales de la CMF, porque hasta ese momento todo funcionaba bien y los pagos estaban al día. Los prestamistas pidieron condiciones especiales y se les dijo que se cumpliría con ellos en su condición de acreedores, a través de las acciones de cobranza que tenía que realizar la compañía”.

Finalmente, negó que en julio del año pasado, cuando Paulina comenzó a invertir, ellos tuviesen conocimiento de los acontecimientos que ocurrirían los siguientes meses: “eCapital era una empresa que estaba funcionando sin problemas hasta la intervención ilegal de la CMF, la que generó problemas a distintos actores, incluyendo a Sartor, con quien tenía relaciones comerciales. En este caso concreto, no se trata de inversiones, sino que de préstamos. Y tal como lo reconoce la propia querellante, siempre se pagaron sus intereses mientras la empresa funcionó con normalidad, es decir, siempre se actuó de buena fe y nadie los trató de engañar de ninguna manera”.

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