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"Oye, desconecté al Marco. Yo lo voy a matarlo": las piezas clave en parricidio de La Pintana
Joven estaba tetrapléjico

"Oye, desconecté al Marco. Yo lo voy a matarlo": las piezas clave en parricidio de La Pintana

Felipe Díaz Montero

Periodista de Investigación en BioBioChile. Colaborador en el área de Prensa

Lunes 20 enero de 2025 | 19:04

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RRSS | Edición: Cony Escobar (BBCL)

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Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo.
Herramienta desarrollada por BioBioChile

Sonia del Carmen Paillao Calfucura fue enviada a prisión preventiva tras asesinar a su hijo tetrapléjico, Marco Antonio Cantillana Paillao, desconectándolo de la máquina de respiración artificial que lo mantenía con vida. Testigos presenciaron el crimen en La Pintana, señalando a la mujer como responsable. Audios de WhatsApp enviados por Sonia confirman su confesión del crimen. La investigación revela antecedentes de cuidado previo de Marco por una amiga, quien relata el deterioro de la relación con la madre y el trágico desenlace. La mujer enfrenta una posible condena de hasta 15 años de cárcel, mientras se solicitan pericias psiquiátricas en el proceso judicial.

“Oye, desconecté al Marco. Dime cómo chucha tengo que hacerlo, porque yo no estoy capacitada para cuidarlo. ¿Sabís qué? Yo ahora me voy a irme, me voy a arrancar” (sic).

Así versa uno de los dos audios que Sonia del Carmen Paillao Calfucura envió por WhatsApp a una mujer después de asesinar a Marco Antonio Cantillana Paillao, su hijo que llevaba más de seis años tetrapléjico tras ser baleado por dos sujetos en diciembre de 2018, el mismo día de su cumpleaños, en calle San Martín de La Pintana.

De acuerdo con información recopilada por BBCL Investiga, el registro es pieza clave en la investigación por parricidio que lleva a cabo la Fiscalía Metropolitana Sur. Este sábado la mujer fue dejada en prisión preventiva tras una audiencia en el 15º Juzgado de Garantía de Santiago.

Al momento de su muerte, Marco llevaba apenas seis horas de regreso en casa de su madre después de pasar tiempo al cuidado de una amiga que lo conoció cuando ambos coincidieron en la misma sala de un hospital público.

“Estoy cansada, no doy más”

Los hechos se remontan a la noche del jueves 16 de enero recién pasado, cuando al interior de un domicilio en La Pintana, al sur de la región Metropolitana, se alertó de la muerte del joven de 28 años.

Rápidamente, los dardos apuntaron en contra de su progenitora, quien fue vista, por al menos dos testigos, desconectando a Marco de la máquina de respiración artificial marca Phillips que le permitía mantenerse con vida.

Según expuso en la audiencia la fiscal de flagrancia Paulina Sepúlveda, la detención de la mujer de 51 años se materializó transcurridas sólo un par de horas desde el crimen. Todo gracias a la declaración de testigos que la sindicaron como responsable. Esto último, después de que se instruyera a la Brigada de Homicidios de la PDI realizar diligencias relativas a la muerte del joven, constatada en el Hospital Padre Hurtado, recinto al que había sido trasladado.

Una vez que los policías comenzaron a empadronar potenciales testigos en la Villa Raúl del Canto, se encontraron con relatos que no dejaban lugar a dudas: la declaración de un vecino que presenció el crimen.

El hombre señaló a los detectives que pasadas las 23:00 horas vio a la mujer caminando hacia su casa acompañada de un sujeto que él no conocía. Como la vio llorando quiso averiguar qué le ocurría.

“Me acerqué a ellos y se sentaron en una banca de la plaza frente al domicilio (…) Sonia me saludó, le pregunté qué le pasaba”, atestiguó.

En eso, el declarante afirma que la mujer le respondió:

“Estoy cansada, no doy más. No soy capaz de seguir cuidándolo, quiero que descanse. Estoy aburrida de cuidarlo, porque no puedo hacer mi vida tranquila”.

Posterior a esa escena, que dejó contrariado al testigo, la mujer sacó la llave de la casa y entró sola.

“Yo me quedé en la reja de su casa mirando hacia adentro, al igual que el acompañante de ella. En ese momento Sonia abrió el ventanal de la pieza de su hijo Marquito (…) se acercó a él, le dio un beso en la frente y luego se recostó en su pecho a llorar”, sostuvo.

Inmediatamente después, añadió el testigo, la mujer “hizo algo con las máquinas del Marquito, las que le ayudaban a respirar, comenzando a sonar un pito como de alerta”.

Posterior a eso, el hombre asegura que la mujer salió al antejardín para sentarse en el suelo y ponerse a llorar. Fue ahí cuando él se percató que Sonia había desconectado a Marco de la máquina que le permitía respirar.

“El tubo, la manguera del oxígeno, estaba a un costado de la cama, (apuntando) hacia el suelo… observando que el Marquito se estaba ahogando y convulsionando, por lo que porque veía que se quejaba y se movía mucho. Al ver esto entré y me acerqué al ventanal de la pieza para ayudarlo”, complementó.

Pero su intento fue interrumpido por la mujer. Al menos eso mencionó el testigo al policía.

“Sonia me agarró de la polera y me sacó para afuera de la casa. Me pegó un ‘charchazo’ en la espalda y me dijo: no entre”, contó.

Posterior a eso, afirma que fue a buscar a unos vecinos que son paramédicos, pero que no se encontraban en su domicilio. Luego, otros vecinos avisaron al personal de seguridad municipal, mientras que transcurridos unos 30 minutos llegó un paramédico al lugar.

La declaración concuerda con lo relatado a la policía por el individuo que acompañaba a Sonia mientras caminaba. El sujeto de nacionalidad venezolana afirmó que esa era la primera vez que se juntaba con la mujer a quien había conocido por Facebook, indicando que cuando se encontraron ella presentaba evidencia de haber bebido un par de copas de alcohol.

Este último, de iniciales L.S.B, atestiguó que la mujer habría dado varios golpes a su hijo antes de desconectarlo.

Audios de WhatsApp

En la carpeta de investigación, almacenados en un disco DVD, figuran dos audios de WhatsApp como prueba. En los mensajes, Sonia hace prácticamente una confesión del crimen.

¿La destinataria? Una mujer de iniciales M.M.A. que, al ser consultada por la PDI, se identificó como amiga de Marco Antonio, a quien conoció cuando ambos coincidieron en 2021 al interior del hospital.

La mujer relató que después de recibir el alta siempre se mantuvo en contacto con él, visitándolo en la casa de su madre, a quien también tuvo la oportunidad de conocer.

Según contó, fue durante el primer semestre de 2023 que se comenzó a hacer cargo de Marco. Esto, porque Sonia Paillao fue recluida y condenada a 100 días de cárcel en un procedimiento abreviado por cultivo de marihuana al interior de su domicilio.

En ese contexto, ella decidió irse a vivir durante ese periodo a la casa de Marco, hasta que Sonia recuperó su libertad. De todos modos, hasta octubre de 2023 continuó con sus visitas periódicas, decidiendo en esa época llevarlo a vivir con ella.

Esto último, luego de una discusión con la mamá de Marco porque esta última le habría dado pastillas que le habrían hecho perder la consciencia al joven, lo que motivó su llamado al SAMU.

M.M.A. lo mantuvo en su casa hasta junio de 2024, fecha en que tuvo que ir a dejarlo con su mamá, porque debía realizarse una intervención quirúrgica motivada por una complicación de salud. Una vez de alta, nuevamente lo fue a buscar.

Y así continuó cuidándolo hasta este jueves 16 de enero, cuando cerca de las 17:00 horas lo llevó nuevamente al domicilio de Sonia, donde se quedó un par de horas y se regresó sola a su domicilio.

Cuando despertó la mañana del viernes 17 se encontró con dos audios que le había enviado por WhatsApp la mamá de Marco la noche anterior. No había lugar a dudas.

“Oye, desconecté al Marco. Dime cómo chucha tengo hacerlo, porque yo no estoy capacitada para cuidarlo. ¿Sabís qué? Yo ahora me voy a irme, me voy a arrancar” (sic), se escuchaba en el primero.

Un segundo audio confirma la escena.

“Contesta. Yo no estoy capacitada para cuidar al Marco. Yo lo voy a matarlo (…) tú sabes que yo estoy enferma. Háblale al papá del Marco que haga alguna hueá porque no he podido hablarle al hueón. Contesta concha de tu madre” (sic).

Prisión preventiva

Con todos estos antecedentes sobre la mesa, y pese a la alegación de la defensa en torno a una depresión que padece la mujer, el tribunal acogió la solicitud del Ministerio Público y decretó la prisión preventiva de Sonia.

Esto, teniendo en cuenta su peligrosidad y la pena que podría llegar a 15 años de cárcel.

En efecto, se otorgó un plazo de investigación de 180 días que, en todo caso, muy probablemente se extenderá debido a la solicitud de pericias psiquiátricas que solicitará la Defensoría Penal Pública en el proceso.

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