Ni siquiera después de haber sido notificado de su destitución, el pastor Andrés Plagges Azócar detuvo su predicación. De camisa celeste, corbata azul y vestón a tono, se presentó frente a la Iglesia Evangélica Pentecostal de Michaihue en San Pedro de la Paz el sábado 20 de abril de 2024. Su mensaje era directo:
—Porque cuando estamos al lado de las autoridades ¡Uyy! A veces se idolatra. ¡A veces se idolatra a los hombres! Y se les dice a todos amén, amén y amén. Por miedo. Hermanos… sirvamos a Dios con temor a Jehová. No a los hombres.
Su tono de voz era categórico. Movía las manos para enfatizar sus palabras. De fondo, la congregación lo respaldaba con un unísono “amén”.
Nueve días antes de ese sermón, el superintendente de la Iglesia Evangélica Pentecostal, Aldo Córdova Muñoz, y el cuerpo de pastores presbíteros, decidieron por unanimidad expulsarlo del Ministerio Pastoral. Más tarde se enteraría que fue por “desviación vocacional y desobediencia”. La orden le llegó después de que denunciara casos de abuso sexual de otros pastores y transparentara los altos montos de los diezmos. Materia que la iglesia conserva bajo siete llaves.
También le imputaron “no tener condiciones morales acorde a lo que pide Dios”. Esto, porque siete hermanos de la congregación de Michaihue lo acusaron de permitir que mujeres con pantalones participaran de la Santa Cena. O porque alguna vez se le escuchó decir “callampín bombín” y, aprobó que una profesora, que usaba aros y gargantillas, dirigiera un grupo bíblico.
Plagges no se quedó de brazos cruzados y presentó un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Concepción. La justicia le dio la razón y estipuló que la orden de la iglesia fue una decisión arbitraria, ilegal y vulneratoria. Es más. Determinaron que echarlo de la comunión “carece de toda razonabilidad, aparece desproporcionada, y carente de toda justificación”. Por lo mismo ordenaron dejar sin efecto su expulsión del Ministerio Pastoral.
Pero ni con eso la Iglesia Pentecostal se quedó tranquila. Insisten en que Plagges se vaya, incluso cuando eso significaría dejarlo en la calle con su esposa y tres hijos. Lo hacen de distintas formas: pastores en grupo se presentan afuera de su casa para sacarse selfies y “notificarlo”, lo tapizan de mensajes vulgares y hasta le dejan papeles con amenazas. La última jugada fue negarles la entrega de material pentecostés a toda la comunidad.
El inicio del “desprecio”
Andrés Plagges ya tiene camino recorrido en el evangelio. Empezó en 2007 siendo asistente personal del entonces superintendente Eduardo Valencia Martínez, la máxima autoridad de la iglesia en ese tiempo en Chile y en Latinoamérica. Y no se detuvo hasta la fecha.
Aprendió de él la metodología interna, el sistema administrativo, y sobre todo, el financiero. Conoció los análisis contables de 274 iglesias en Chile y de 191 del extranjero. Se enteró cuánto entraba a los bolsillos de cada pastor. El recurso de protección que interpuso —y al que accedió BBCL Investiga— detalla que ese tipo de información es secreta. Al menos la mayoría de quienes dirigen las sedes pentecostales nunca lo transparentan a los miembros de la congregación. Pero él sí lo hizo.
“En innumerables ocasiones planteé ante la máxima autoridad la posibilidad de realizar reformas sustanciales a la Institución y a sus estatutos, al considerar que los ingresos de los pastores eran desproporcionados en comparación a la ayuda social a los hermanos desposeídos”, vierte el documento.
En 2012, mientras Plagges seguía como mano derecha del superintendente Valencia, explotó el fraude de licencias falsas en la Iglesia Pentecostal. Fue un reportaje de Mega el que reveló que la institución entregó certificados para sacar el cuarto medio a cambio de 30 mil pesos. Incluso algunos pastores se licenciaron sin dar exámenes. El único problema fue que no estaban acreditados por el Ministerio de Educación. A todas luces eran falsos. La mayoría no tenía códigos y los que tenían, pertenecían a otras personas.
A esa conclusión también llegó Plagges. Fue el propio Eduardo Valencia quien le encomendó la misión “secreta” de investigar a la comisión de pastores que analizó el caso. Con antecedentes en mano escribió un informe y se lo expuso al superintendente:
“Efectivamente hubo fraude en la entrega de licencias de enseñanza media por parte de la Iglesia Evangélica Pentecostal, e identifiqué como posible gestor de dicho fraude al Pastor Presbítero Eliseo Caro Parraguez”.
Pese a todo, la comisión oficial de pastores concluyó que no existió irregularidad. Y la justicia cerró el proceso en 2011 y no se condenó a ningún pastor por falta de pruebas.
Dicha comisión no eran personas al azar. La constituyeron los pastores Bruno Vega Bello y Aldo Córdova Muñoz. El primero hoy es el mandamás de zona del Bío Bío, es decir, jefe directo de Plagges. El segundo, es el actual superintendente. La máxima autoridad.
“Con esto me gano el desprecio tanto del pastor Caro Parraguez, como de los demás miembros de la comisión, integrada por Bruno Vega y Aldo Córdova”, sentencian los papeles.
Las denuncias
En marzo de 2015 Valencia Martínez murió. Meses antes, Plagges asegura que le manifestó en su lecho de muerte: “Andrés, a usted lo van a perseguir porque sabe mucho, así que tenga cuidado”.
El día del velorio se encontró de frente con Eliseo Caro, el mismo al que había apuntado como el principal responsable del fraude de licencias. La denuncia afirma que esa tarde Eliseo lo amenazó con la siguiente frase.
—Pastor Andrés. Voy a hacer lo posible para que tarde o temprano lo destituyan.
Un reportaje de Canal 13 acusó a Eliseo Caro Parraguez de presuntamente encubrir un abuso sexual cometido por su hermano, Samuel Caro. Los detalles que exhibió la acusación señalan que la víctima en ese entonces tenía 10 años y habría sufrido tocaciones por parte de Samuel. Según él, sólo le hizo cosquillas y quizás la pasó a llevar.
El caso incluía un documento firmado por Eliseo Caro. La hoja, que acompañaba el timbre de una notaría de Santiago, estipulaba una compensación extrajudicial de 22 millones de pesos para la familia de la víctima. Con eso buscaban “evitar la justicia terrenal”. El trato era que la familia Caro pagaba dicho monto a cambio de que la denuncia nunca fuera conocida por la iglesia pentecostal. Todos terminaron negando el oficio y la denuncia no perduró.
La familia Caro Núñez detalló que el Ministerio Público decidió no perseverar en la investigación. “Las denuncias no eran efectivas, no fueron probadas, carecieron de la plausibilidad necesaria, lo cual conllevo a que no hubo formalización, ni acusación, ni menos condena alguna”, manifestaron.
Dos años después de ese incidente, Andrés Plagges se fue a la región Metropolitana y asumió como pastor en Isla de Maipo. Antes de él, en dicha sede, estuvo Marcos Sánchez Rojas, desde 1987 hasta 2017. 30 años ininterrumpidos.
“Recién arribado a dicha localidad, más de 10 feligresas, desde los 15 hasta los 70 años, en momentos de asistencia espiritual, me confesaron haber sufrido tocaciones, besos no consentidos y acosos permanentes de don Marcos Sánchez, por lo que de inmediato puse en conocimiento estos hechos que presumiblemente revestían carácter de delitos, a mi jefe directo de zona, don Jeremías Fuentes Falcón”.
Este último se entrevistó con cada una de las víctimas y prometió “hacer justicia”. Incluso ofreció sacar a Sánchez de la capilla San Luis de Caperana, algo que por supuesto, nunca ocurrió. La iglesia no hizo nada y las denuncias de abusos jamás salieron a la luz. Por el contrario, según Plagges, le exigieron que dejara de escarbar en administraciones anteriores.
En marzo de 2023 lo trasladaron desde Isla de Maipo hasta Michaihue, en San Pedro de la Paz. A él, a su esposa y sus tres hijos, el menor de 8 años.
Enriquecimiento personal
Cuando el pastor llegó la congregación tenía 113 miembros. Boca Sur, Boca Sur Viejo y San Pedro de la Costa eran parte de la jurisdicción que incluía su iglesia. Todos tienen en común que son sectores de alta vulnerabilidad social y con prominentes índices de pobreza.
Para entonces —y lo que se mantiene en el presente— Bruno Vega Bello era el jefe de zona del Bío Bío y Aldo Córdova Muñoz el superintendente. Los mismo que integraron la comisión de licencias y dictaminaron que no eran falsas.
El Desconcierto publicó un reportaje donde hace alusión a una denuncia de abuso sexual que cometió Aldo Córdova cuando era oficial de la iglesia en la región Metropolitana. La acusación que ingresó a Carabineros —y a la que accedió BBCL Investiga— revela que la víctima, cuando tenía 17 años, sufrió tocaciones íntimas por parte de Córdova. El ahora superintendente se defendió con un recurso de protección y argumentó que el padre de la víctima fue expulsado de la iglesia por malversación de fondos.
Andrés Plagges arribó a Michaihue con la intención de transparentar sus ingresos y motivar la transparencia. Él dice que era común en sus administraciones comentar con los integrantes de la iglesia los montos que ingresaban a la sede pentecostal.
“En mis cultos he condenado públicamente a aquellos que hacen de la fe una profesión y buscan su enriquecimiento personal, aumentando groseramente sus patrimonios y los de su familia a costa de la hermandad; comprando propiedades en sectores exclusivos y automóviles de lujo con dineros que deberían destinarse a los más desposeídos”, determina un extracto del recurso, haciendo alusión a sus sermones.
También condenó en sus predicas los abusos sexuales. No nombró a nadie, pero sí explicó que bajo ningún contexto era normal los actos de significación sexual entre miembros de la congregación.
“Algunos hermanos tenían la práctica interiorizada de saludar a señoritas de la iglesia con besos y abrazos no consentidos. Indiqué innumerables veces en mis cultos que los hermanos se limitaran a despedirse solo con la mano y dejaran de darle besos y abrazos a las hermanas solteras y casadas, pues ellas manifestaban su incomodidad”, agrega.
Todo lo que dijo llegó a oídos de Bruno Vega y Aldo Córdova. Fue Vega, como jefe de zona del Bío Bío quien lo citó el 10 de noviembre de 2023. En la charla le advirtió a Plagges que no se le debe hablar a la juventud sobre sexualidad. Según la querella, agregó:
“Cuidado los pastores como le hablan a la juventud, no vayan a perder su ministerio pastoral”.
13 días más tarde Vega lo volvió a citar. Esta vez estaban presentes otros pastores de la zona para una comisión de disciplina que lo acusaba por “lo hablado en sus sermones”.
El castigo, según expone la denuncia, fue presionarlo a firmar una acta que no le hicieron leer, ni mucho menos le entregaron una copia. Junto con eso debía pedir perdón a la iglesia y moderar sus palabras.
“El mismo día, durante una reunión en la iglesia me veo obligado a pedir perdón de forma pública, ante el asombro de los presentes, junto a mis esposa y tres hijos, incluido mi hijo menor de 9 años, quienes lloraban desconsoladamente (…) La mayoría de los feligreses no entendían la situación y manifestaban su apoyo diciéndome ‘¿pero pastor de qué pide perdón?, si usted no ha hecho nada malo"”.
El traslado de iglesia
El 4 de enero de 2024, a las 21:49, el propio superintendente Aldo Córdova Muñoz telefoneó a Andrés. Le expresó, según recuerda Plagges, que si se somete a lo que se le instruye, a saber humillarse y obedecer, todo estará bien y no tendría por qué preocuparse. A los minutos le escribe: “Deje de escarbar Pastor Plagges (…) Pastor, usted no debe escuchar, usted solo debe limitarse a servir a Dios”.
Al día siguiente la historia se repitió. Otra vez Bruno Vega lo llamó para citarlo el 6 enero. No le dijo motivos. Cuando llegó se encontró de frente con la comisión de disciplina que lo volvió a sermonear. El respaldo que tenían para llamarle la atención esta vez eran unas denuncias anónimas que les habían llegado, las que nunca le leyeron a Plagges ni le entregaron. No tuvo derecho a réplica. Le hicieron firmar un documento bajo las mismas modalidades que la vez anterior. Si no lo hacía, le advirtieron, lo iban a destituir.
“Esperamos que sea la última vez que lo tengamos aquí, porque la próxima vez será con sanción y puede perder su ministerio”, le soltaron para despedirlo.
Andrés Plagges nunca se enteró de dichas denuncias anónimas en su contra. El 24 de abril fue la propia Iglesia Evangélica Pentecostal la que interpuso un recurso de protección en su contra. Más tarde la Corte lo rechazó, pero entre la documentación que adjuntaron iba una carta firmada por siete miembros de Michaihue. La fecha eso sí, es del 27 de febrero de 2024. Más de un mes después de la segunda cita con la comisión disciplinaria.
El escrito relata que cuando Plagges llegó a Michaihue, denunció que en la administración anterior hubo irregularidades financieras y la casa estaba en mal estado. Algo que según los denunciantes, debió hacerse en privado y no divulgarlo frente a los hermanos.
“En dos oportunidades relatando algún hecho desde el púlpito, hizo el gesto de “TAPITA” (gesto vulgar)” o “usó el término CALLAMPÍN BOMBIN”, dice parte del extracto.
“Al finalizar el año es nombrada una profesora al grupo de medianas, una hermana usa aros y gargantilla (sic)” (…) En la reunión propiamente tal de Santa Cena se observó pasar a alguna mujer con pantalones, otros que estaban viviendo como pareja”, agrega.
La siguiente reprimenda cayó el 6 de febrero en la Conferencia Internacional de Pastores en Chillán, donde asistieron más de 300 pastores a la actividad que se extendió por cinco días. Plagges recuerda que desde el primer día sintió hostilidad. Le rehuían el saludo, no se sentaban con él o lo excluían de las conversaciones. El último día durante la oración otro pastor le dijo: “prepárate porque hoy te tienen la cama hecha”.
Andrés se descompensó y terminó en enfermería.
Cuando mejoró lo llamaron a una reunión con otros 6 pastores, entre ellos, Bruno Vega. Allí le expusieron que “ha tenido dichos que riñen con la palabra del Señor” por lo que tendrá una amonestación severa. La próxima vez, el castigo sería perder su ministerio. Andrés estaba desconcertado. Nunca le exhibieron ninguna prueba concreta que demostrara las imputaciones que le cargaban.
“Terminada dicha reunión ninguna autoridad se acercó a mí y recibí la mirada despectiva de mis pares, pues es sabido que quien es trasladado en menos de un año es porque ha sido castigado, que generalmente se aplica en casos de acusaciones por inmoralidad”, dictamina.
En la reunión de clausura, con 300 pastores presentes, se le comunicó que dejaría Michaihue para irse como pastor a Lanco, una comuna de Los Ríos.
¿Cuántos cheques le tiro?
Desde ese día Plagges asegura que comenzó a recibir numerosas llamadas y mensajes de autoridades pentecostales. El mensaje era simple: que se fuera de la localidad.
Fue la congregación de Michaihue la que se opuso a la medida. Se manifestaron afuera de la sede evangélica con carteles que decían “queremos ser escuchados” o “22 años discriminados, no al traslado del pastor”. Eran ellos mismos quienes proponían ir a la prensa si no revertían la medida. Todo llegó a oídos de Bruno Vega, el jefe de zona. Plagges apunta que le pidió de forma despectiva que “apaciguara a esa gente”.
—¿Cuánto necesita para irse a Lanco? ¿Cuántos cheques tiro y cuál es el monto mensual? Yo me comprometo con todo eso mensual, pero váyase callado y calme a esa gente —le espetó Vega, según el diálogo referido por Plagges.
Andrés no se fue. Por eso el 11 de abril a las 4:28 de la madrugada recibió un correo que le avisaba de su destitución. Y un mes después, la revista Fuego de Pentecostés de circulación internacional y nacional comunicaba su expulsión “por actos o conductas que importen una desviación de su vocación ministerial, conforme a la sana doctrina de la iglesia”.
La iglesia le exigió que se fuera de la casa pastoral y entregara el templo. Templo que se construyó y remodeló con dinero de los asistentes de la iglesia. Esta última no puso nada, aunque la inscripción notarial determina que le pertenece a la institución pentecostal. Su avalúo fiscal del Servicio de Impuestos Internos especifica que su tasación es de $360 millones.
Plagges manifiesta que pastores, entre ellos Bruno Vega, lo hostigaban a él y a su esposa con insistentes llamadas, también con mensajes. Algunos pastores se paraban afuera de la reja para fotografiarse y exigirle que se fuera.
Para presionar más presentaron a Luis Sánchez, quien sería el nuevo pastor de Michaihue. No lo hicieron en el templo con los más de 200 miembros que asisten, sólo fue a un grupo reducido en una capilla de Michaihue Alto. La mayoría de esos presentes eran las mismas siete personas que lo denunciaron.
Con todo eso Andrés Plagges interpuso un recurso de protección y enumeró cada una de las situaciones vividas. También expuso el crecimiento de la iglesia en sus nueve meses de mandato como argumento para evitar el traslado y posterior expulsión. El último informe detalla que la congregación creció a 248 hermanos. Lo que significó que si antes recibía 1,5 millones de pesos, ahora cerraba en casi 5 millones mensuales. Eso abrió la oportunidad de remodelar el templo e iniciar obras sociales que la administración anterior nunca hizo.
Justicia terrenal
La justicia le dio la razón. El fallo de la Corte de Apelaciones de Concepción relató que no quedó clara la frase “por actos o conductas que importen una desviación de su vocación ministerial”, ya que “no se indican cuáles serían aquellos actos o conductas”.
“En efecto, se otorgó al recurrente un trato discriminatorio en relación con el trato dispensado a otros miembros de la iglesia (…) La mencionada desobediencia del recurrente, según lo informado por la iglesia recurrida, carece de toda razonabilidad, aparece desproporcionada, y carente de toda justificación”, concluyeron.
La orden de la Corte fue dejar sin efecto la medida de expulsión y reincorporarlo a sus funciones habituales en la iglesia.
La abogada de Plagges, Camila Robles Montecinos, explica que la Iglesia Evangélica Pentecostal se niega a aceptar el fallo porque siguen desconociendo su cargo como pastor. Tampoco le pasan su documentación, no lo incluyen en el correo institucional y, el nuevo pastor, Luis Sánchez, que reside en Michaihue Alto, se queda con parte de los diezmos de quienes asisten allá, aunque es la misma jurisdicción. También se niegan a entregar los libros de Tesorería del grupos bíblicos.
—No quieren pasar la rendición de platas —afirma Robles.
La Iglesia Evangélica Pentecostal se negó a emitir declaraciones. Al tomar contacto con Bruno Vega —y sin preguntarle nada— respondió que “no puede hacer nada”, y que “sólo una persona en Santiago puede responder”. No obstante, se negó a dar un nombre y cortó el teléfono abruptamente. El abogado Juan Sepúlveda Ramos que lleva la actual causa, prefirió no hablar. Manifestó que son “herméticos comunicacionalmente”.
El superintendente Aldo Córdova no contestó las llamadas. A raíz del contacto de BBCL Investiga la iglesia se reunió y comprometió una respuesta “breve”, la que nunca llegó.
Hasta el cierre de esta publicación la iglesia había apelado la resolución en la Corte Suprema. Esta última está a la espera de declararla admisible o no.
Posterior a la publicación del reportaje, la familia Caro Núñez defendió la inocencia del pastor Eliseo Caro Parraguez, apuntado como responsable en el fraude de licencias por Andrés Plagges. Lo anterior, porque la causa se cerró en 2011. “Todos los pastores aludidos quedan fuera de cualquier responsabilidad por falta de pruebas”, expresaron.
Respecto a la acusación por encubrir un abuso sexual que reveló un reportaje de Canal 13, manifestaron que “adolece de la seriedad necesaria y presenta contradicciones (…) Nuestro padre Eliseo Caro nunca ha sido informado de una denuncia, querella, investigación, formalización, acusación en su contra, porque entendemos que ello no ha existido”.