El que pudo haber sido uno más de los procedimientos antidroga que periódicamente lleva a cabo la policía en el norte del país, terminó resultando —casi por casualidad— en la recaptura de un peligroso delincuente de la vieja escuela, que desde hace años se mantenía prófugo de la justicia chilena.
De acuerdo con antecedentes conocidos por la Unidad de Investigación de BioBioChile, la detención de Manuel Antonio Jiménez Meza, un ladrón chileno reconvertido a narco y radicado en Bolivia desde hace varios años, fue materializada por personal de las Brigadas Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) de la PDI.
Lo anterior, en el marco de una investigación por Ley 20.000 coordinada por el Ministerio Público, específicamente por el fiscal Sergio Moya de la SAFCI de Valparaíso.
Según dan cuenta expedientes judiciales tenidos a la vista por este medio, después de su huida de nuestro país en 2010 para evadir la justicia, Manuel Jiménez —alias el “Chala”— continuó dirigiendo desde Bolivia la poderosa organización criminal que erigió junto a sus hermanos y que por años viene liderando el abastecimiento de droga en la región de Valparaíso.
Llamado de emergencia
De acuerdo con información recopilada por BBCL Investiga, la banda también estaba integrada por al menos dos de los hermanos del Chala: Valentín y Juan Pablo Jiménez Meza. Entre los tres, con la ayuda de brazos operativos y hombres de confianza, se las ingeniaron para traer uno tras otro los cargamentos desde el norte.
Así fue como en 2014 alcanzaron notoriedad pública al ser descubiertos por la policía usando ambulancias falsas y vehículos que aparentaban ser de Bomberos para el transporte de droga. Las balizas y trajes de paramédicos les permitieron mover decenas de kilos desde el norte a Valparaíso.
De acuerdo con estimaciones dadas a conocer en 2016, en uno de los tantos procesos judiciales contra el clan familiar, la organización distribuía cerca del 65% de la droga que se consumía en la región de Valparaíso. ¿El origen de las sustancias? Bolivia, país donde Manuel se radicó tras fugarse de Chile. Allá tejió redes para adquirir la droga de primera mano y enviarla con burreros que la llevaban en mochilas hasta la región de Antofagasta.
Así las cosas y con el modus operandi establecido por los investigadores, los hermanos Valentín y Juan Pablo Jiménez Meza terminaron sentenciados por el delito de tráfico de drogas en 2015 y en 2016 respectivamente.
Pese a ello, el negocio continuó. Con los años fueron apareciendo nuevos encargados de buscar los kilos en el norte y liderar las entregas en Valparaíso ante la ausencia de los hermanos. Eso sí, todo siguió siendo coordinado por Manuel Jiménez Meza desde Bolivia, según evidencian distintas interceptaciones telefónicas de la policía.
Así quedó registrado, por ejemplo, en una causa seguida contra José Colarte Avendaño, uno de los que fue designado en la administración temporal del negocio familiar. Colarte terminaría en junio de 2022 condenado a 16 años de cárcel por tráfico de drogas junto a otros cinco integrantes de la organización.
Eterno prófugo
Según comentan fuentes conocedoras del historial judicial de Manuel Antonio Jiménez Meza, también conocido como el “Enfermo”, no caben dudas que se trata de uno de los delincuentes más avezados de la zona centro-norte del país.
Su carrera delictual la inició como ladrón a temprana edad. Aquello, según archivos judiciales tenidos a la vista por este medio, se tradujo en sendas condenas a 10 años y un día y 61 días de cárcel por los delitos de robo con violencia, robo con intimidación y tenencia ilegal de arma de fuego.
Se trata de sentencias dictadas en 1996 y 1997 por el Cuarto Juzgado del Crimen de Valparaíso. En la oportunidad se le consideró como abono el tiempo que pasó en prisión preventiva durante el proceso judicial desde el 22 de enero de 1995. Con todo, debía pasar sus días a la sombra de la cárcel hasta el 25 de marzo de 2005.
No obstante, y faltando menos de un año para recuperar su libertad oficialmente, el Chala decidió anticipar su regreso a las calles. Lo hizo el 18 de abril de 2004, aprovechando la salida dominical con la que había sido beneficiado, mientras purgaba sus últimos meses de condena en el Complejo Penitenciario de Valparaíso.
En condición de prófugo se mantuvo hasta el 11 de junio de ese mismo año, cuando una patrulla de Carabineros lo detuvo en flagrancia por el robo frustrado de una casa en Zapallar. Por el quebrantamiento de la condena impuesta anteriormente, se le sancionó con 10 días de incomunicación. Además, se inició un nuevo proceso judicial por el delito de robo con fuerza en lugar no habitado, en calidad de frustrado.
Manuel Jiménez Meza no tenía en sus planes mantenerse tras las rejas. Fue así que el 31 de octubre de 2004 haría noticia. Ese día, junto a otros tres internos de un precario recinto penal de La Ligua procedió nuevamente a fugarse.
A los pocos días volvió a ser capturado, por lo que de regreso al penal se le impuso una sanción de 15 días de aislamiento. Finalmente, el 7 de marzo de 2005 fue condenado por el Juzgado de Garantía de La Ligua a 2 años de cárcel por el delito en Zapallar, tiempo que se sumó a los meses que debía de sus anteriores condenas.
Luego, en agosto de 2008 registró un ingreso al Complejo Penitenciario de Arica por tráfico ilícito de droga. Allí se mantuvo hasta el 25 de abril de 2009 cuando fue trasladado a la cárcel de Valparaíso, donde se mantuvo hasta el 24 de septiembre de ese mismo año, para luego volver a Arica. En el extremo norte del país terminó de cumplir esta nueva condena el 20 de julio de 2010.
De acuerdo con conocedores del caso, ese mismo 2010 el Chala se habría ido del país hacia Bolivia. Lo hizo a sabiendas que se le vinculaba con nuevos procesos judiciales por droga.
La recaptura del Chala
Los días de impunidad para Manuel Jiménez Meza terminaron abruptamente este 1 de noviembre. En el marco de un procedimiento antidroga liderado por la unidad SACFI de la Fiscalía Regional de Valparaíso, detectives de la Brianco de la PDI porteña lograron su recaptura.
En buen chileno, fueron por cobre y encontraron oro.
Los policías venían siguiendo de cerca el movimiento de tres vehículos cargados con droga en la región de Antofagasta. Iba a ser una de las tantas interceptaciones que periódicamente se realizan en las carreteras del norte del país.
Los integrantes de la Brianco estaban conscientes que a bordo de una Nissan Murano, un Renault Duster y un Chevrolet Spark se movilizaban cargados con droga cuatro sujetos de la organización criminal de los Jiménez Meza con destino a la región de Valparaíso.
Sin embargo, tras interceptar el “convoy” de droga se encontraron con un quinto sujeto. En primera instancia no se percataron que se trataba del mismísimo líder de la narcobanda. La última fotografía que tenían de él en sistema distaba mucho del rostro que tenían frente a sus ojos.
No obstante, al poco andar pudieron determinar que se trataba del Chala. Era el regreso a Chile de la mente maestra de una de las bandas que más sustancias ilícitas mueve en la zona centro-norte de nuestro país.
En total se incautaron cerca de 60 kilos de marihuana, otros 57 de clorhidrato de cocaína y 67 de cocaína base.
Además de este grupo de cinco personas que viajaban en los vehículos interceptados, otros seis individuos miembros de la organización fueron aprehendidos en allanamientos realizados paralelamente en la región de Valparaíso.
Los 11 detenidos, todos chilenos, deberán enfrentar ahora a la justicia en los próximos días. Sin duda, el interés de los persecutores estará puesto especialmente en Manuel Jiménez Meza, uno de los narcos más buscados del último tiempo que tuvo un fallido retorno al país.
El fallido retorno a Chile del "Chala": pasó prófugo 13 años liderando narcobanda desde Bolivia
