Tortugas rescatadas en Antofagasta no podían sumergirse: estaban intoxicadas con plástico

Créditos: Universidad de Antofagasta

Miércoles 08 septiembre de 2021 | Publicado a las 09:34

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En solo 15 días, dos tortugas oliváceas (Lepidochelys olivacea), fueron rescatadas desde el borde costero y trasladadas al Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la Universidad de Antofagasta (UA).

Ambos ejemplares presentaban cuadros similares: tenían lesiones en su caparazón y estaban desnutridas y deshidratadas.

No obstante, lo más llamativo era que habían perdido su capacidad de sumergirse y flotaban a merced de las corrientes.

Tras un rápido análisis los especialistas llegaron al diagnóstico: síndrome boyantes.

El síndrome boyantes o síndrome de la boya es una patología directamente asociada al consumo de plástico y basura lanzada al mar, aunque también puede ser provocada por golpes accidentales o alguna infección intestinal de origen natural.

Se trata de una condición que provoca gases en el tracto digestivo de las tortugas, situación que las hace perder su capacidad de sumergirse.

Así, los ejemplares afectados quedan a la deriva, a veces durante meses, sin poder alimentarse y expuestos a ser atacados por depredadores o golpeados por embarcaciones.

Con frecuencia, el desenlace es la muerte, pero algunas corren con suerte.

“Tuvimos una tortuga que llegó con todo su aparato digestivo obstruido y después de un buen tiempo en sus fecas apareció una cinta larga de un casete de música y una etiqueta de bebida. Cuando revisamos la etiqueta nos dimos cuenta que esa marca de refresco se comercializaba en Panamá”, comentó el director del centro de rescate de la UA, el doctor Carlos Guerra Correa.

Además, al estar expuestas, sus caparazones son invadidos por epibiontes (pequeños organismos que crecen sobre ellas) y comienzan a llenarse de algas, lo que dificulta aún más cualquier movimiento.

“Lo positivo es que pueden estar meses sin comer, porque al ser reptiles tienen un metabolismo muy lento. Eso las favorece y las ayuda a sobrevivir”, describió Joselyn Núñez, profesional del centro de rescate.

Universidad de Antofagasta

Rescate y recuperación

En la UA, ambas tortugas se recuperan en piscinas artificiales con agua de mar a una temperatura que oscila entre los 20 y 24 grados Celsius.

Ante su incapacidad de comer de manera autónoma son alimentadas con una sonda que les provee una papilla de pescado fresco con multivitamínicos.

“Como están obstruidas dejan de comer, bajan de peso, disminuyen su capacidad metabólica y todo eso les puede generar un colapso multisistémico. Para evitarlo, las estamos alimentando vía sonda directa al esófago”, detalló la médico veterinaria Constanza Rodríguez Peña, otra profesional del centro.

Una tortuga fue rescatada el 16 de agosto en la playa La Chimba, tiene una fractura en el centro de su caparazón y en sus fecas se han encontrado residuos de plástico tubulares similares a las bombillas que se utilizan para beber jugo.

El otro ejemplar, hallado en el Balneario Municipal, tiene un desprendimiento completo en la esquina baja de su corteza.

“Desconocemos el origen de esta herida, suponemos que pudo producirse debido a un impacto con las rocas o una embarcación, no lo sabemos. En este caso la regeneración no será completa en su caparazón, solo su tejido interno se está recuperando”, profundizó la médico veterinaria.

Los especialistas explicaron que la recuperación de ambas tortugas tardará varios meses, aunque existe un buen pronóstico.

“Creemos que tendrán una buena evolución, han respondido bien al tratamiento de antibióticos y antinflamatorios. Además, les estamos haciendo las curaciones correspondientes en sus fracturas. Están activas e incluso un poco agresivas cuando realizamos los procedimientos, ese es un buen indicio. Pero el objetivo más importante es que comiencen a bucear nuevamente para que podamos reinsertarlas a su hábitat”, cerró Rodríguez.

Universidad de Antofagasta

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