Luis Flores Prado

Abejas nativas de Chile se dan a conocer al mundo con mega investigación publicada en Ecology

22 julio 2021 | 08:44

Información sobre 168 de las aproximadamente 460 especies de abejas nativas que viven en Chile, recolectada entre 1907 y 2010, formó parte de un artículo publicado en la revista Ecology.

En concreto, se trata de una colección de 36 mil ejemplares que fue digitalizada en formato compatible con plataformas sobre biodiversidad global de acceso abierto.

La colección fue iniciada por el profesor Haroldo Toro a comienzos del siglo XX y fue mantenida por la profesora Luisa Ruz en la PUCV.

Según especialistas, esta constituye un legado natural de valor incalculable y contiene datos claves sobre aspectos ecológicos y conductuales referentes a la nidificación, sociabilidad, recursos vegetales utilizados, geo-referenciación de las localidades de colecta y aspectos taxonómicos.

La publicación fue liderada por el doctor Francisco Fontúrbel (PUCV) bajo el proyecto Surpass, en el que también participa el doctor Luis Flores Prado, académico del Instituto de Entomología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE).

Dicha iniciativa constituye una colaboración internacional entre Argentina, Brasil, Chile y el Reino Unido en la que se estudian polinizadores y los servicios que estos insectos brindan en América del Sur.

Varios estudios científicos en el mundo han entregado evidencia sobre una disminución de las poblacionales de abejas nativas durante las últimas décadas, causadas principalmente por pérdida de hábitat, agricultura intensiva, introducción de especies invasoras y el cambio climático.

En este contexto, la publicación representa un relevante aporte para dar a conocer al mundo la más completa síntesis sobre el conocimiento ecológico y conductual de especies de abejas nativas de Chile.

“Revisar la literatura científica desde 1920 a 2020 permitió compilar y sistematizar información sobre nidificación, sociabilidad y recursos vegetales utilizados por las especies de abejas nativas incluidas en la base de datos, actualizada también en aspectos taxonómicos”, comentó Flores.

“Esto, sumado a la geo-referenciación de las localidades de colecta, que incluye a la región reconocida como un hot-spot de biodiversidad a nivel mundial, constituyen aspectos relevantes para poner en valor a nuestras abejas nativas”, añadió el académico.


¿Qué se dice de nuestras abejas?

En cuanto a su modo de vida, el registro informa qué especies o géneros son cleptoparásitas (aprovechan el alimento de otra especie) sumado a cuáles son solitarias o exhiben algún nivel de sociabilidad.

La mayoría de ellas no son sociales, detallaron a través de un comunicado desde el Instituto de Ecología & Biodiversidad (IEB Chile).

También se dan a conocer aspectos sobre su biología de nidificación y la amplitud de dieta basada en el consumo de polen.

“Vimos que la mayoría nidifica en suelo, algunas en ramas o troncos y otras en cavidades e incluso bajo piedras”, complementó Flores.

“El trabajo también entrega información sobre los recursos vegetales utilizados para aprovisionar a su descendencia o para construir sus nidos, dentro de los cuales destaca la colecta de polen y de néctar con los cuales las hembras construyen una masa que constituye el alimento para sus larvas”, añadió el investigador.

De la colección se concluyó que existen especies que colectan aceites florales con los cuales revisten la superficie de las celdas.

En tanto, otras utilizan trozos de hojas y de pétalos para elaborar las celdas donde se desarrollará su progenie. Incluso algunas emplean las flores como sitio de descanso.

Conclusiones para un mejor entendimiento

Los autores del trabajo señalaron que sistematizar y conocer antecedentes sobre la ecología y el comportamiento de las especies de abejas permite comprender con mayor profundidad aspectos relevantes para la polinización en ambientes o cultivos de interés.

“Si sabemos que la mayoría de las abejas nidifica en el suelo podemos promover la importancia de proteger territorios con suelos sin intervención, o con la menor intervención posible, en las proximidades de los ambientes naturales o, incluso, de cultivos agro-ecológicos en que se intente priorizar la polinización mediada por especies nativas”, asegura Flores.

Para los autores del trabajo, la existencia de grandes colecciones de especies representa una base esencial para el desarrollo de conocimiento y de estudios científicos sobre la biodiversidad y su conservación.

“Ante un clima cambiante y la llamada sexta extinción masiva de especies a nivel mundial, estos registros cobran cada vez más relevancia y su información histórica puede entregar conocimiento que ayude a su manejo y toma de decisiones”, aseguraron.

Así, la tecnología entró al ruedo con grandes escáner y la toma de imágenes de cada especie para digitalizar y estandarizar estas colecciones y compartirlas en bases de datos.

Un gran ejemplo de estos son los herbarios, la mayoría digitalizados, como es el caso KEW.

Por su parte, el portal global de la Infraestructura Mundial de Información sobre Biodiversidad (GBIF pos sus siglas en inglés) consiste en una red internacional que comprende 53 países y 43 organizaciones internacionales que promueve que los datos sobre biodiversidad estén disponibles en internet, de manera libre y gratuita), sitio en el que también está disponible la gran colección de abejas chilenas.

Al acceder a este portal, desde cualquier parte del mundo, se hace posible la colaboración entre científicos y el análisis a través de diversas herramientas estadísticas o cartográficas, tal como se dado en el estudio de las colaboradoras por excelencia: las abejas.