Tanto Conrado Blanco Mamani, vecino Aymara de la Comunidad Indígena de Guallatire, dueño del Predio Chiva Tambo, ubicado en la Reserva Nacional Las Vicuña, región de Arica y Parinacota; como María Angélica Morales, dueña de unas tierras en la comuna de Litueche, región de O’Higgins; han visto con preocupación como, año tras año, sus terrenos presentan un deterioro progresivo asociado principalmente a la falta de manejo, incendios y la sequía prolongada.
Un Equipo de Asistencia Técnica de la Conaf capacitó y trabajó en conjunto con los beneficiarios en la elaboración e implementación de un Plan Predial, el cual busca generar una planificación del predio a 5 años, partiendo al inicio por la descripción de su cobertura, usos actuales y ubicación del terreno.
Las acciones implementadas por el proyecto son, por ejemplo: manejar sustentablemente los bofedales; replantar queñoas y reforestar con bosque nativo; sumadas a formas de tenencia de tierras y actividades productivas centradas en la ganadería camélida, hizo su trabajo y mejora; permitiendo a futuro replicar aquellas prácticas y manejos recomendables en otras zonas similares del país.
María Morales y Conrado Mamani fueron algunos de los muchos beneficiarios de los proyectos de implementación temprana desarrollados por la Conaf, que se han implementado en las regiones de Arica y Parinacota, Coquimbo, O´Higgins, El Maule, Bío Bío, Los Lagos, Los Ríos, La Araucanía, Aysén y Magallanes.
Dichos proyectos incluyeron programas de recuperación de tierras degradadas (como restauración, manejo integral del ganado), manejo del recurso hídrico (como aguadas, bebederos móviles, cosecha de aguas de lluvia) y actividades complementarias derivadas del uso sustentable del territorio (como el desarrollo del turismo rural, generación de productos con denominación de origen, recuperación de prácticas ancestrales), entre otras, todas acciones dirigidas a la permanencia de comunidades rurales y/o indígenas, buscando frenar el proceso de migración campo-ciudad.
Chile busca ser carbono neutral
Desde 2010, el Ministerio de Agricultura, a través de Conaf, trabaja para mitigar los efectos del cambio climático en los bosques. Para ello, desde 2014 cuenta con el apoyo técnico del Banco Mundial y el financiamiento del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF), para prevenir la deforestación y degradación de los bosques.
De esta forma, busca avanzar en el cumplimiento de los compromisos establecidos en la Iniciativa Global para la Reducción de las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD+), así como a prepararse para los futuros sistemas de incentivos financieros para REDD+.
En este contexto se elabora la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (Enccrv), que se diseña como un instrumento de políticas públicas fundamental para cumplir los compromisos asumidos por Chile en materia de cambio climático, desertificación, degradación de las tierras y sequía.
La Enccrv se diseña como un instrumento de políticas públicas fundamental para cumplir los compromisos asumidos por Chile en materia de cambio climático, desertificación, degradación de las tierras y sequía; y su desarrollo se divide en tres fases.
La Fase de Preparación se inició en 2010 con las primeras donaciones internacionales recibidas y contempló el desarrollo de múltiples estudios, proyectos y talleres participativos para generaron los elementos base para la formulación de la Enccrv.
Todos fueron validados mediante tres procesos simultáneos llevados a cabo a nivel nacional: Autoevaluación, Diálogo y Participación Indígena, y Consulta Ciudadana.
Parte de los mencionados elementos necesarios para su implementación fueron: el Sistema Nacional de Monitoreo Forestal, donde se efectúa la medición, reporte y verificación de la reducción y captura de emisiones de CO2; se desarrolló un Nivel de Referencia de Emisiones Forestales, que permite definir la línea base de las emisiones de los bosques del país y; se diseñó un sistema de información para apoyar la gestión y abordaje de las salvaguardas ambientales y sociales (permitieron realizar un importante trabajo con las comunidades, especialmente con mujeres y comunidades indígenas).
La Fase 2 de Implementación, comenzó en 2016 con la ejecución de las primeras intervenciones en los territorios a través de proyectos piloto, los cuales tienen como objetivo someter a examen los mecanismos técnicos, financieros, arreglos institucionales y de participación planificados en la fase de Preparación.
Adicionalmente, se validaron los sistemas diseñados previamente, relativos a la medición y monitoreo de flujos de carbono y de indicadores ambientales y sociales.
La Fase 3 de Pago por Resultados implica regular las acciones de la Enccrv. En esta fase la acción más relevante es la preparación de incentivos financieros para REDD+.
En esa línea, la Conaf desarrolló el Programa de Reducción de Emisiones de Chile y el Sistema de Distribución de Beneficios, para distribuir de forma equitativa y transparente los beneficios que genere el Programa, el cual ayudará a las comunidades a atacar los principales factores causantes de la degradación, deforestación y no aumento del bosque nativo.
Planes Prediales para un manejo sustentable de la tierra
El Banco Mundial trabajó con la Conaf y servicios del Ministerio de Agricultura como el SAG, Indap, Odepa y el Ministerio de Medio Ambiente, buscando impulsar un proyecto para promover el Manejo Sustentable de la Tierra, aplicado a los terrenos forestales, agrícolas y ganaderos.
En el marco de la Enccrv, esta iniciativa financiada por Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en ingles) se transformó en un piloto de acción y laboratorio de aprendizaje, para mejorar las políticas e instrumentos para luchar contra la degradación de tierras, revertir la desertificación, reforzar la incorporación de la biodiversidad en las políticas silvoagropecuarias y proteger el rol de los bosques como sumideros de carbono activos de carbono forestal.
Su objetivo fue formular un marco nacional de Manejo Sustentable de la Tierra; para luchar contra su degradación, incorporar la biodiversidad en las políticas nacionales, y proteger los activos de carbono forestal.
Por ese motivo, se buscaron áreas representativas del territorio nacional y que permitieran generar acciones replicables hacia áreas más extensas de significancia ecológica, sociocultural y/o de alta vulnerabilidad ambiental.
Desarrollado entre agosto de 2013 y junio de 2021, el proyecto logró que en más de 49.000 hectáreas de tierra se implementaran prácticas sustentables, desarrollando corredores de conservación y protección de la biodiversidad; restauración de tierras y bosques, así como reforestación y planes de manejo productivos y de conservación.
Otro aporte fue la generación de Planes Prediales (instrumentos de gestión territorial), que presenta probabilidades de replicabilidad y proyección en el tiempo en las Políticas públicas como le Plan nacional de adaptación al cambio climático y el plan nacional de restauración a escala de paisaje.
El proyecto, además, visibilizó la necesidad de modificación, e incluso rediseño, de instrumentos de fomento flexibles y adaptables a las limitantes locales; e incorporar aspectos sociales y ambientales en línea con los desafíos que impone el cambio climático y los compromisos de Chile en esta materia.
Un aprendizaje global dejó la implementación de estos proyectos. Y la participación de Conrado Blanco, de Nancy Sánchez y de Hugo Morales (entre tantos otros beneficiarios) fue un claro ejemplo de ello.
La participación y pertenencia al territorio son factores claves para el éxito de un proyecto, resulta entonces indispensable involucrar a los actores locales desde el inicio (formulación) y hacerlos partícipes de todo el desarrollo del proyecto; generando sinergias en múltiples ámbitos, aportando al traspaso de conocimientos en ambos sentidos y mejorando sus posibilidades de réplica nacional e incluso internacional.