¿Todos los árboles son buenos para capturar carbono? No, y la creencia es un problema en Chile

Créditos: IEB

Lunes 10 mayo de 2021 | Publicado a las 13:38 · Actualizado a las 14:13

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Un estudio multinacional con participación chilena, publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment, concluyó que potenciar la captura de dióxido de carbono plantando árboles invasores aumenta los riesgos de incendio y causa daños en los ecosistemas.

Aníbal Pauchard, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y académico de la Universidad de Concepción elaboró junto a científicos de Argentina y Nueva Zelanda este documento que espera tener eco en tomadores de decisiones, industria forestal, dueños de predios y la comunidad en general a fin de impulsar medidas para contener la dispersión de esta vegetación.

Lo anterior específicamente en el contexto nacional, donde nos enfrentamos a una mega sequía y duras temporadas de incendios que requieren de un gran trabajo colectivo para ser combatidas y disminuir sus repercusiones.

¿Qué pasa?

A simple vista, la invasión y crecimiento asilvestrado de árboles no nativos como pinos, aromos y eucaliptus en algunos territorios puede parecer positiva para mitigar el cambio climático.

Como estos árboles son de rápido crecimiento capturan carbono, contribuyendo a reducir los niveles de CO2 en la atmósfera.

Sin embargo, los especialistas alertaron que la ecuación no es tan simple ni benéfica para los ecosistemas y comunidades humanas.

¿Por qué? Porque estas especies generan un alto riesgo de incendios forestales junto con la pérdida de biodiversidad, de agua, daño a nivel del suelo y una reducción notoria del reflejo de la luz solar (albedo), detallaron en el estudio.

“Los árboles plantados producen semillas o rebrotes que pueden invadir más allá del área donde fueron originalmente establecidos. El caso más notorio en Chile son algunas especies de pino que tienen una altísima capacidad de dispersión”, partió Pauchard a través de un comunicado del IEB.

“Pero está la tentación de decir que este nuevo ‘bosque’ que se desarrolla de forma asilvestrada no es malo para el medioambiente porque almacena carbono, una idea que podría resultar interesante ante la emergencia climática y las metas nacionales de fijación de carbono”, continuó.

“Sin embargo, hemos visto que fijar carbono no es tan simple y que, además, estos bosquetes tienen efectos negativos asociados. En muchas partes del mundo se incentiva la plantación de árboles no nativos y no se controla el impacto cuando invaden otros ecosistemas, y es por ello que necesitamos hacer un importante llamado de atención”, manifestó.

Incendios

Para el caso de árboles invasores, que se reproducen de forma asilvestrada y se expanden indiscriminadamente, sin apoyo humano por los ambientes, el investigador explicó que uno de los mayores peligros se vincula con los incendios forestales.

“Este tipo de bosques tiene mayor biomasa, es decir, más material combustible y pueden ser muy inflamables, aumentando así la frecuencia e intensidad de incendios tal como se ha observado en Chile, por ejemplo en la región de Valparaíso. Este problema acarrea importantes costos en el bienestar humano”, comentó Pauchard, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas, de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Concepción.

“Otro efecto negativo de la invasión de plantaciones exóticas es la pérdida de biodiversidad nativa y de interacciones entre diferentes especies de flora y fauna”, añadió.

Así, una vez que se diseminan las especies invasoras, es común que se generen áreas donde dominan una o dos especies exóticas, haciendo que las nativas no sean capaces de competir y desaparezcan, causando pérdida de plantas, animales y otros seres vivos asociados a esos ambientes.

“Esto se incrementa tras los incendios, haciendo que las especies invasoras tengan más facilidad de crecer y desarrollarse que aquellas nativas”, afirmó el investigador.

IEB

Agua

Otro punto negativo que advirtió el estudio es la reducción de los caudales de agua y a nivel de cuencas completas.

Las invasiones de estos árboles traen aparejadas un mayor consumo del recurso, por tanto un menor escurrimiento de la misma, secando los ecosistemas.

Asimismo, los bosquetes de árboles invasores pueden reducir la reflexión de la luz conocida técnicamente como albedo, y con ello aumentar la cantidad de calor que es absorbida por la superficie terrestre.

Por otro lado, no hay certeza de la efectividad que estas nuevas especies tengan en secuestrar carbono, debido a la liberación de este elemento asociado a la mayor frecuencia y severidad de incendios y a las reducciones del carbono en el suelo.

En los suelos en donde este se acumula en mayor cantidad, impulsado por numerosos y complejos procesos, los árboles invasores afectan esto directa como indirectamente.

“Cuando hay praderas o matorrales, muchas veces el carbono tiende a estar almacenado en el suelo. Pero si tienes vegetación exótica el carbón de suelo suele disminuir y con esto la capacidad de acumular carbono del ecosistema”, complementó el especialista.

Calentamiento de la atmósfera

El estudio también señaló que el aumento de la cubierta forestal en las zonas templadas y frías puede producir un calentamiento de la atmósfera, incluso en escenarios de acumulación de carbono.

Es decir, este elemento también pone en duda la eficacia de estas especies invasoras en la mitigación del cambio climático.

Para Martín Núñez, autor principal de la publicación e investigador de Conicet de Bariloche, el riesgo es que “los profesionales y tomadores de decisión pueden pensar que mantener o incluso promover la invasión de estos árboles no nativos y reemplazar otros ecosistemas naturales puede ser una manera de combatir el cambio climático, pero lamentablemente esa visión es parcial y debe incorporar todos estos efectos negativos”.

Por ello, mitigar la dispersión de semillas e invasión de vegetación exótica es una meta que ha sido abordada en países como Nueva Zelanda, destinando recursos y estrategias para ello.

¿Y en Chile? La tarea está pendiente, de acuerdo a Pauchard.

“Es posible contener cómo estas semillas vuelan desde las plantaciones. Hay técnicas para reducir el riesgo de invasión y en eso Chile podría hacer bastante más, de manera sistemática”, dijo.

“En el esquema de certificación ambiental de plantaciones forestales se les está exigiendo a las empresas que sí controlen las invasiones y eviten la propagación a sectores aledaños. Así es que bajo este requerimiento tenemos que trabajar aún más para que estos objetivos se cumplan”, cerró.

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