El plástico: lo más aterrador de las celebraciones de Halloween

Créditos: Frederic J. Brown | AFP

Sábado 31 octubre de 2020 | Publicado a las 10:31

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A pesar de que este Halloween será muy diferente al de años anteriores, es prácticamente imposible evitar que se celebre. Dulces, disfraces y máscaras ya se han visto a la venta (y en oferta) en casi todos los supermercados del país. Sin embargo, lo que más puede asustarte de esta festividad no son los niños disfrazados de monstruos.

“Lo más aterrador de Halloween es el plástico. Cada año se compran más disfraces a medida que aumenta el número de personas que participan en la celebración”, explicó Chris Rose, de Fairyland Trust, una organización benéfica, a The Guardian.

Fairyland Trust realizó un estudio junto a Hubbub, una organización de caridad que busca entregar “inspiración y acciones practicas que son buenas para ti y el medio ambiente”. La encuesta, realizada el 2019, reveló que anualmente, la industria de los disfraces que se venden para Halloween produce más de 2.000 toneladas de desechos plásticos: esto equivale a más de 83 millones de botellas plásticas. Sólo en Estados Unidos, se estima que se gasta alrededor de 3.4 billones de dólares en disfraces para la noche de brujas según la National Retail Federation.

El 2016, según Envirotec Magazine, se estimó que cada año alrededor de 7 millones de disfraces de Halloween eran descartados y terminaban en la basura. El problema no acaba ahí: aún si el comprador decide guardar su disfraz, los materiales de los cuales está hecho dañan el medio ambiente. La industria de los disfraces es parte del fast fashion: producen de manera rápida y barata, lo que resulta en productos finales de mala calidad que suelen durar poco. Para que sean baratos de producir, los materiales también deben serlo.

En el estudio realizado por Hubbub y Fairyland Trust, se reveló que el 83% de los materiales que se utilizan al momento de fabricar un disfraz eran plásticos contaminantes a base de aceite. El polímero plástico prevalente fue el poliéster, representando el 63% de los materiales analizados. Éste tarda entre 20 y 200 años en descomponerse.

Frederic J. Brown | AFP

El problema no es comprar disfraces cada año y luego desecharlos, es también fomentar la producción y desarrollo de esa industria. A medida que las fibras de las cuales están hechos, como poliéster, entre otras, se descomponen, comienzan a liberar metano, un gas de efecto invernadero muy dañino. Al consumir prendas hechas de estos materiales, cuando se decide conservarlas, el lavado de material sintético libera pequeñas microfibras, conocidas como microplásticos, al agua, que más tarde contaminan nuestros ríos y océanos.

Chris Rose explica que “los consumidores pueden tomar acción al evitar comprar plásticos nuevos y aún así disfrazarse con prendas encontradas en tiendas de caridad, reutilizando disfraces anteriores o simplemente creando nuevos con materiales no plásticos”.

Un estudio realizado en 2017 por la Ellen MacArthur Foundation reveló que menos del 1% de los materiales utilizados para producir prendas es reciclado en ropa nueva. Esta cifra es alarmante considerando que, sólo en el Reino Unido, más de 30 millones de personas se disfrazaran; y de estos, el 90% de las familias considera comprar disfraces nuevos.

Los disfraces no son lo único espeluznante de Halloween. Según un artículo publicado por The Budget Dumpster, cada trick-or-treater (individuo disfrazado que sale a pedir “dulce o truco), genera más o menos medio kilo de basura, y de ésta la mayor parte son envoltorios de dulces. Se estima que anualmente más de 41 millones de niños participen de esta tradición.

El plástico que suele utilizarse para los envoltorios de dulce suele ser endeble, y por ende son se puede reciclar ya que el material descompuesto tiene poco o ningún valor. En su blog, Trash is for tossers, la activista ambiental Lauren Singer recomienda cambiar los dulces: “considera la posibilidad de entregar artículos de múltiples usos, que no tengan que terminar en un cementerio de un vertedero de basura: pajitas reutilizables, lápices, frutas, dulces envueltos en cajitas de cartón o dulces a granel (que se pueden envolver en bolsas de papel o en tela, atadas con un cordel)”.

Otro factor a considerar al momento de celebrar la noche de brujas son las decoraciones desechables, el cotillón. Según la Universidad de Stanford, entre Halloween y Año Nuevo, los estadounidenses generan 25% más basura que durante el resto del año. Esta cifra puede significar hasta 25 millones de toneladas extra en la basura; y las decoraciones son gran parte del problema.

Lauren Singer, quien lleva toda la basura que ha generado durante ocho años en un pequeño frasco de vidrio, recomienda decorar en base a materiales naturales “como ramas de árboles, flores secas, calabazas (que luego pueden ser abono). Los palitos de salvia, los inciensos, los cristales y las velas naturales también son excelentes opciones de decoración que generan pocos residuos y que se pueden conservar y reutilizar después del 31”.

A pesar de que este año no se podrán realizar fiestas, sí puedes decorar todo tu hogar y Singer dice que “un truco fácil es tirar sábanas blancas sobre todos los muebles, y listo, obtienes inmediatamente vibras de casa embrujada”.

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