Agnóstico y excomunista: el aliado ecológico del Papa Francisco

Créditos: Aleteia.org

Sábado 19 septiembre de 2020 | Publicado a las 08:43 · Actualizado a las 08:51

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Hace unos días el Papa Francisco recibió en el Vaticano y formó una alianza inusual con Carlo Petrini, un italiano agnóstico fundador del Slow Movement, un movimiento cultural que aboga por abandonar la obsesión con la rapidez, y tomarse el tiempo para hacer las cosas bien (y disfrutarlas, de camino).

Este hecho llamó la atención no sólo por el contraste de creencias entre ambos, sino además por los dichos del pontífice, quién declaró que “el placer de comer existe para mantenernos sanos al alimentarnos, al igual que el placer sexual para hacer el amor más bello y asegurar la preservación de la especie” como recopiló The Jakarta Post.

El Papa dijo que la Iglesia Católica condena ”el placer inhumano, crudo vulgar, pero no el placer humano, sobrio y moral. Ese siempre lo ha aceptado”, explicando que “el placer viene de Dios, no es ni católico, ni cristiano: es simplemente divino”.

Durante la audiencia con Petrini, la autoridad religiosa aseguró que “necesitamos enfrentar las causas del cambio climático desde sus raíces”, según informó Global News. “Los compromisos genéricos no son más que palabras y no son suficientes. […] Tenemos que mirar más allá, de lo contrario la historia no nos perdonará” declaró, explicando que “la salud de la humanidad no puede separarse del ambiente en el que vive”.

Siguiendo esa línea el Papa criticó duramente el desperdicio de comida que se ve en la actualidad, sobre todo en los países más ricos. Hizo un llamado a sus líderes exigiendo que tomen medidas para combatir el cambio climático, advirtiendo que el tiempo se está acabando y que las generaciones futuras juzgarán su inacción. La ONU estima que aproximadamente un tercio de la comida producida globalmente para consumo humano se pierde o desperdicia. Según el reporte publicado el 2019, este hecho sucede al mismo tiempo que más de 820 millones de personas no tienen suficientes alimentos para comer.

Durante la audiencia hizo un llamado a practicar la compasión y la contemplación, reconectarse con el mundo natural mientras se toma distancia del consumismo, las redes sociales y el desarrollo impulsado por las ganancias, que perjudican a los más pobres del mundo.

“Ayudémonos unos a otros para luchar contra el despilfarro”, dijo. “Exijamos decisiones políticas que combinen progreso e igualdad, desarrollo y sostenibilidad para todos, que nadie se vea privado de la tierra que habitamos, del aire que respiramos, del agua al que tenemos derecho a beber, y de los alimentos que tenemos el derecho de comer y disfrutar” declaró,

Una amistad particular

Carlo Petrini
SarahBeekmans.com

Carlo Petrini publicó esta semana un libro de entrevistas que realizó al pontífice durante los últimos tres años. El libro, titulado TerraFutura: diálogos con el Papa Francisco sobre la ecología integral tiene un prefacio firmado por el obispo de Rieti, Domenico Pompili, quien explica que ambos protagonistas “se interesan por la Tierra y su futuro” y que de la confrontación ideológica entre ambos surgen los caminos “para una ecología que deje de ser una bandera y se convierta en una elección”, dice Alianza Tex.

La alianza entre ambos no podría ser más curiosa. Petrini fue militante del comunista Partido de Unidad Proletaria (PdUP) e incluso contribuyó con artículos culinarios en varias revistas de esta tendencia política, que sirvieron como base para su interés en el movimiento Slow Food, por el buen uso de los alimentos. Todo un contraste con Juan Pablo II, quien era un conocido anticomunista, debido al encarnizado enfrentamiento que debió sostener contra su gobierno, en su natal Polonia.

El volumen es un diálogo constante entre la figura religiosa y el escritor y gastrónomo italiano, quien en la introducción de la obra comenta la peculiaridad de la camaradería entre ambos. “Somos dos individuos con pasados diferentes, aunque rápidamente nos reconocimos el uno en el otro” explica, destacando las diferencias entre “un agnóstico y un Papa, un excomunista y un católico, un italiano y un argentino, un gastrónomo y un teólogo”.

El italiano fundó Slow Food Movement en 1989 luego de una protesta en Roma, fuera de un sitio que planeaban convertir en un McDonald’s. Se definen como “una organización global de base” que busca “prevenir la desaparición de culturas y tradiciones alimentarias globales, para contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados y para combatir el desinterés general sobre los alimentos que se consumen, su procedencia y la forma en la que nuestras decisiones alimentarias afectan el mundo que nos rodea”, según indican en su sitio web.

Unidos por una lucha común

Jorge Mario Bergoglio confiesa que su conciencia ecológica nació el 2007 en Aparecida, Brasil, durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño. “Me enfado cuando dicen que Benedicto era un conservador. ¡Era un revolucionario en tantas cosas que hizo y que dijo”, declaró. Durante esa reunión, el expontífice Benedicto XVI condenó el afán de la Iglesia de ganar seguidores a través de convencimientos forzados.

En el libro, Francisco explica que su “conversión ecológica” fue un largo proceso explicando que “al principio no entendía estos temas. Luego comencé a estudiar y me quité el velo. Creo que es importante dar a todos tiempo para entender, sin embargo, debemos apresurarnos a cambiar nuestros paradigmas si queremos tener un futuro”.

En 2015, el pontífice publicó su segunda encíclica: Laudato si’ (Alabado seas), que se centra en el planeta Tierra como hogar de las personas, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas energéticas. A pesar de las críticas que recibió la publicación por parte de diversos científicos, estos mismos rescataron que la intención del Papa es loable, ya que llama a la acción para combatir el cambio climático a pesar de “que es una reflexión más teológica que científica”, como dijo Lawrence M. Krauss.

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