Alabada por sus logros "verdes", plan ecológico de Suecia tiene dos garrafales fallas

Créditos: ERIK SIMANDER | various sources | AFP | Sweden OUT
Por Emilio Lara
La información es de Agence France-Presse

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Sábado 18 julio de 2020 | Publicado a las 13:37

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Suecia es conocida por sus avances ecológicos y por poseer uno de los mejores balances de carbono de Europa.

Por ello, no es sorpresa que quiera convertirse en una de las primeras naciones con neutralidad de carbono de aquí a 2045.

No obstante, ese modelo tiene una serie de límites. A continuación repasamos las dos fallas más notables.

1. El país del consumo excesivo

“En Suecia vivimos como si tuviéramos 4,2 planetas”, denunció recientemente la activista sueca y nueva figura en la lucha por el clima Greta Thunberg.

En el país, las emisiones de gases de efecto invernadero basadas en el consumo ascienden a unas nueve toneladas por persona cada año, según la agencia pública nacional de protección del medio ambiente.

Es nueve veces más de lo que se necesitaría para mantener un aumento de la temperatura “muy por debajo de 2 grados” para 2050, según las autoridades locales.

En el reino de Ikea y H&M, el consumo de los hogares -con un alto poder adquisitivo y para quienes el acceso al crédito es fácil- representa, por sí solo, dos tercios de las emisiones relacionadas con el consumo.

Según los cálculos de la ONG Global Footprint Network, en 2019, si toda la población mundial hubiese consumido como un sueco, el “día de la superación” -donde la humanidad ha consumido el conjunto de los recursos naturales que la Tierra puede renovar anualmente- habría sido el 3 de abril.

A escala mundial, esta fecha venció el 29 de julio.

2. Biodiversidad en peligro

Frente a los bosques llamados “de producción”, que son mayoritarios, los bosques protegidos son un desafío considerable para garantizar la biodiversidad y luchar contra el calentamiento climático, advierten los ecologistas.

Una de cada diez especies que habitan allí está amenazada. Incluso el medio acuático, ya que las grandes presas hidroeléctricas bloquean los peces migratorios y les impiden continuar su ciclo de vida.

En cuanto al Báltico, un mar casi cerrado y poco profundo, es uno de los mares más frágiles del planeta, expuesto en particular a las aguas residuales agrícolas.

Impuesto y neutralidad en materia de carbono

Pero no todo es malo: hoy en día Suecia está a la vanguardia en la recogida selectiva de basura, el reciclaje y las energías verdes.

Este país de 10,3 millones de habitantes, con una parte de su territorio en el Círculo Ártico y que vive sumergido en la oscuridad y el frío en invierno, produce electricidad casi libre de combustibles fósiles, combinando la energía nuclear y las energías renovables (en particular la hidroelectricidad).

El país emprendió la transición ecológica en 1991 con la creación de un impuesto sobre el carbono para reducir los gases de efecto invernadero.

En casi 30 años, las emisiones, ya más bajas que la media europea, han disminuido un 26% en el territorio, mientras que el crecimiento ha sido más fuerte que en otros lugares.

Suecia también se beneficia de sus vastos bosques que cubren dos tercios de sus tierras y de sus numerosos ríos como fuentes de energía.

En 2018, fue el país que consumió más energía renovable en la UE, con un total del 54,6% frente al 18,9% de la media del bloque.

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