Durante este año se han registrado 48 niños y jóvenes que han sido víctimas de homicidios, según datos levantados y cruzados por la Defensoría de la Niñez, que analiza cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS).
Frente a este complejo escenario, en el Expreso Bío Bío conversamos con Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo, explicó que la niñez está experimentando “un escenario de altísima violencia”.
En ese sentido, para graficar, señaló que “el año pasado creció un 22,2% la muerte de niños por homicidios, en tanto que los homicidios generales bajaban un 6%”.
Además, sostuvo que la cifra entregada sólo “se refiere a los niños que han muertos asesinados por armas de fuego. O sea, sin considerar a los que mueren por violencia intrafamiliar, por golpes, por trauma, por otras situaciones que constituyen delito de asesinato”.
“Entonces, en la práctica, estamos viendo que se consolida la cifra y que se proyecta como una cifra, incluso, mayor al término de este año, en términos de victimización de niños y adolescentes”, agregó.
“El costo del crimen organizado lo está pagando la niñez”
En la misma línea, Sánchez planteó que “del total de niños, por dar una cifra, cerca de 6 de cada 10 mueren en circunstancias de crimen, delitos asociados a balaceras, balas locas, protagonizando acciones delictivas, etc.”
“La mayoría es víctima de acciones delictivas y del crimen organizado, en particular, cuando los niños que mueren están protagonizando acciones delictivas en bandas organizadas”, siguió.
También, aseguró que “el 40% de los niños que mueren lo hacen participando en bandas delictivas, o de crimen organizado. Es tremendamente complicado. Las estadísticas más generales están halando de que cerca del 20% de los delitos en que mueren los niños tienen vinculación con el crimen organizado. Y esas tasas van creciendo”.
“El costo del crimen organizado lo está pagando la niñez”, enfatizó.
En ese sentido, el gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo apuntó a que el escenario actual se debe a una práctica del crimen organizado en toda América Latina y el mundo.
“Lo que llama la atención es que, en general, una de las estrategias principales que utiliza el crimen organizado para romper la cohesión social y lograr impunidad delictiva, es el reclutamiento de niños y jóvenes”, dijo.
Por último, concluyó que “stamos al debe, estamos en una crisis, particularmente de la infancia más vulnerada, donde el Estado no está respondiendo con las herramientas que se requieren. Tampoco se está instalando un modelo preventivo basado en la evidencia
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