Efemérides: El 5 de mayo de 1775 abren la primera escuela para mapuches en Santiago

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El 5 de mayo de 1775 abren la primera escuela para mapuches en Santiago.

Se trataba en realidad de la reapertura, esta vez en la capital, de un colegio que había existido en Chillán desde el año 1700 para la educación de los hijos de los caciques araucanos.

Dicho establecimiento había funcionado a cargo de los jesuitas hasta el alzamiento indígena del año 1723.

Ese 5 de mayo de 1775 se abrió el colegio de naturales en la casa de estudios que habían tenido los jesuitas en el sector de San Pablo.

Según los principios del colegio, los mapuches cuando aprendían a leer y escribir, tenían que aprender latín para que pudieran más adelante pasar a aprender en otros colegios filosofía y teología.

El reglamento también decía que los alumnos debían vestir una túnica o sotana de color verde. Dos años más tarde el número de alumnos mapuches era de 24 pero el problema comenzó cuando estos ya estaban crecidos y desarrollados.

El gobierno entonces se encontró ante un problema mayor sin saber que destino darles y cómo reemplazarlos por otros, sin atreverse a devolverlos a sus tierras de origen.

Salvo raras excepciones, la mayoría de estos alumnos fueron retenidos en las ciudades y terminaron, triste destino, como sirvientes o artesanos de los españoles.

El colegio de los naturales fue trasladado a Chillán nuevamente en 1783 y comenzó a depender directamente de los franciscanos.

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El 5 de mayo de 1775 abren la primera escuela para mapuches en Santiago.

Se trataba en realidad de la reapertura, esta vez en la capital, de un colegio que había existido en Chillán desde el año 1700 para la educación de los hijos de los caciques araucanos.

Dicho establecimiento había funcionado a cargo de los jesuitas hasta el alzamiento indígena del año 1723.

Ese 5 de mayo de 1775 se abrió el colegio de naturales en la casa de estudios que habían tenido los jesuitas en el sector de San Pablo.

Según los principios del colegio, los mapuches cuando aprendían a leer y escribir, tenían que aprender latín para que pudieran más adelante pasar a aprender en otros colegios filosofía y teología.

El reglamento también decía que los alumnos debían vestir una túnica o sotana de color verde. Dos años más tarde el número de alumnos mapuches era de 24 pero el problema comenzó cuando estos ya estaban crecidos y desarrollados.

El gobierno entonces se encontró ante un problema mayor sin saber que destino darles y cómo reemplazarlos por otros, sin atreverse a devolverlos a sus tierras de origen.

Salvo raras excepciones, la mayoría de estos alumnos fueron retenidos en las ciudades y terminaron, triste destino, como sirvientes o artesanos de los españoles.

El colegio de los naturales fue trasladado a Chillán nuevamente en 1783 y comenzó a depender directamente de los franciscanos.