Efemérides: El 2 de febrero de 1990 asesinan al mafioso italiano Enrico De Pedis

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El 2 de febrero de 1990 el capo mafioso italiano Enrico de Pedis, conocido como “Renatino”, murió acribillado a balazos en un ajuste de cuentas en Roma.

Se trata de un gángster y uno de los jefes de la Banda della Magliana, una organización criminal con sede en Roma y muy activa en todo el mundo a fines de la década de 1970 hasta principios de los años 90.

A diferencia de los miembros de su pandilla, De Pedis poseía un fuerte espíritu empresarial y mientras los otros despilfarraban sus ganancias, él blanqueaba su dinero ilícito en empresas constructoras, restaurantes, boutiques.

Junto a muchos de los crímenes cometidos por su banda, a Enrico De Pedis se le vincula además con la desaparición de Emanuela Orlandi, una adolescente de 15 años a la que se le perdió el rastro misteriosamente cuando regresaba a su casa en junio de 1983.

También a “Renatino” se le vincula con el intento de asesinato al Papa Juan Pablo II a manos del turco Mehmet Ali Ağca.

Ese 2 de febrero de 1990 Enrique de Pedis fue emboscado y asesinado por sus antiguos colegas en la Vía del Pellegrino cerca del Campo de’ Fiori, una plaza tradicional de Roma donde está el famoso monumento a Giordano Bruno.

Los restos de Enrico fueron sepultados en el cementerio monumental de Verano pero “Renatino” era un tipo con muy buenos contactos y amigos poderosos.

Su viuda, Carla Di Giovanni, consiguió que el Cardenal Ugo Poletti le firmara una carta en la que aseguraba que De Pedis había sido un gran benefactor de los pobres.

Con esa carta y las bendiciones del cardenal Poletti, la viuda de De Pedis acudió al responsable de la Basílica de San Apollinare, una majestuosa iglesia en el centro de Roma y así consiguió que el cuerpo de Renatino fuese sepultado en las dependencias, en donde solo había cardenales, santos o mártires.

Este hecho siempre fue motivo de escarnio para el Vaticano que se vio obligado a soportar innumerables críticas al respecto e incluso cada cierto tiempo decenas de personas se concentraban en las puertas de la basílica pidiendo justicia y verdad sobre la desaparición de Emanuela Orlandi y pidiéndole al Vaticano que tome medidas.

El año 2009 la Fiscalía de Roma comenzó a investigar las causas de la sepultura y durante el año 2012 se tuvo que abrir la tumba en el marco de la investigación de la desaparición de Emanuela Orlandi. En la cripta fue hallado el féretro de De Pedis y una caja con otros restos humanos que podían datar del siglo 17.

Finalmente en junio del año 2012 el cadáver de De Pedis fue retirado de la iglesia, incinerado y las cenizas arrojadas al mar.

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El 2 de febrero de 1990 el capo mafioso italiano Enrico de Pedis, conocido como “Renatino”, murió acribillado a balazos en un ajuste de cuentas en Roma.

Se trata de un gángster y uno de los jefes de la Banda della Magliana, una organización criminal con sede en Roma y muy activa en todo el mundo a fines de la década de 1970 hasta principios de los años 90.

A diferencia de los miembros de su pandilla, De Pedis poseía un fuerte espíritu empresarial y mientras los otros despilfarraban sus ganancias, él blanqueaba su dinero ilícito en empresas constructoras, restaurantes, boutiques.

Junto a muchos de los crímenes cometidos por su banda, a Enrico De Pedis se le vincula además con la desaparición de Emanuela Orlandi, una adolescente de 15 años a la que se le perdió el rastro misteriosamente cuando regresaba a su casa en junio de 1983.

También a “Renatino” se le vincula con el intento de asesinato al Papa Juan Pablo II a manos del turco Mehmet Ali Ağca.

Ese 2 de febrero de 1990 Enrique de Pedis fue emboscado y asesinado por sus antiguos colegas en la Vía del Pellegrino cerca del Campo de’ Fiori, una plaza tradicional de Roma donde está el famoso monumento a Giordano Bruno.

Los restos de Enrico fueron sepultados en el cementerio monumental de Verano pero “Renatino” era un tipo con muy buenos contactos y amigos poderosos.

Su viuda, Carla Di Giovanni, consiguió que el Cardenal Ugo Poletti le firmara una carta en la que aseguraba que De Pedis había sido un gran benefactor de los pobres.

Con esa carta y las bendiciones del cardenal Poletti, la viuda de De Pedis acudió al responsable de la Basílica de San Apollinare, una majestuosa iglesia en el centro de Roma y así consiguió que el cuerpo de Renatino fuese sepultado en las dependencias, en donde solo había cardenales, santos o mártires.

Este hecho siempre fue motivo de escarnio para el Vaticano que se vio obligado a soportar innumerables críticas al respecto e incluso cada cierto tiempo decenas de personas se concentraban en las puertas de la basílica pidiendo justicia y verdad sobre la desaparición de Emanuela Orlandi y pidiéndole al Vaticano que tome medidas.

El año 2009 la Fiscalía de Roma comenzó a investigar las causas de la sepultura y durante el año 2012 se tuvo que abrir la tumba en el marco de la investigación de la desaparición de Emanuela Orlandi. En la cripta fue hallado el féretro de De Pedis y una caja con otros restos humanos que podían datar del siglo 17.

Finalmente en junio del año 2012 el cadáver de De Pedis fue retirado de la iglesia, incinerado y las cenizas arrojadas al mar.