El 25 de enero 1827 de se produjo la sublevación del coronel Enrique Campino, quien llegó a caballo al Congreso con las intenciones de dar un golpe militar.
En esos años regía una ley federal propuesta por José Miguel Infante y promulgada en 1826 pese a que no contaba con una base constitucional.
Para remediar eso, el 19 de enero de 1827 Infante presentó un proyecto de constitución que en 50 artículos describía la independencia absoluta de las provincias, las que solo tendrían que rendir cuentas a un Congreso formado por 8 senadores.
Quien gobernaba en esa época era Agustín de Eyzaguirre, en calidad de vicepresidente de la República, ya que había renunciado el presidente Manuel Blanco Encalada por sus continuas disputas con el Legislativo.
Eyzaguirre intentó detener el federalismo pero sus esfuerzos fueron en vano y se inició una crisis, entre el poder central y el de las regiones, que se agudizó ese 25 de enero de 1827 cuando Enrique Campino sublevó a la guarnición de Santiago en contra el Gobierno y también con el Congreso.
Luego Campino, depuso a Eyzaguirre y se instaló en la sede de Gobierno. Desde ahí ordenó la detención en contra de varios ministros y otros personajes como Diego Portales. Sin embargo, al enterarse que la ciudadanía rechazaba la insurección, Campino fue hasta el Congreso e instó a los parlamentarios a que se disolvieran, ordenando su desalojo.
Como nadie hizo caso, a los pocos instantes arribó un capitán y un coronel, con la compañía de Granaderos, a los cuales se les dio la orden de desfilar dentro de la sala. Los diputados, en tanto, permanecieron en sus asientos hasta que oyeron el “apunten” y escaparon todos los la puerta de secretaría.
Cuando el desorden ya era mayúsculo, los parlamentarios acordaron llamar al General Ramón Freire para encomendarle “salvación de la República”.
Campino, al enterarse de lo de Freire, redactó una declaración señalando las motivaciones del movimiento que según él era por la crisis que se encontraba enfrentando el país y con el fin de que fuera electo como presidente el general Francisco Pinto y él mismo como vicepresidente.
Finalmente, no logró superar la popularidad de Freire y este reinstaló el orden el 30 enero de ese mismo año siendo proclamado nuevamente como jefe de Gobierno.
En cuanto al Coronel Campino, en los últimos años de su vida se retiró del ejercito y se dedicó a la política donde logró ser intendente de Santiago y también diputado y senador.