Marilú Ortiz de Rosas indaga en Vicente Huidobro a través de tres potentes mujeres

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“Pequeño Dios”, de Marilú Ortiz de Rosas, es un libro fascinante sobre Vicente Huidobro, pero lo que lo hace particularmente especial es su muy valiosa elección del punto de vista (y también, que guarda varias sorpresas).

La periodista y doctorada en literatura por La Sorbonne se aproxima a esta figura a través de tres potentes y muy vitales mujeres que estuvieron en la vida de Huidobro y que hablan del “pequeño Dios”: Manuela Portales, Ximena Amunátegui y Raquel Señoret. Y aunque no tiene un apartado, la madre del poeta, es otro personaje aquí. Cada una de estas mujeres tiene historias “deslumbrantes” y asombrosas.

En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra de “Del Fin del Mundo” de BioBioTV, Marilú revela el origen de “Pequeño Dios” (Editorial Alfaguara).

“Había hecho un libro académico sobre su primera obra. Eso fue hace más de diez años. Es una experiencia cósmica, que te conmociona; era un poeta de la naturaleza, demasiado adelantado para su época, muy inteligente en su propuesta”.
“En ese libro quise hacer una pequeña reseña biográfica, ver qué le estaba pasando en esos momentos. Y ahí dije ¡Dios mío! Esto es una novela”.

Y así comienza una intensa investigación para este verdadero recorrido por la historia cultural y política no solo de Chile, sino que de buena parte de Europa (viajes que Huidobro pudo hacer gracias a su madre). “Entrevisté a toda la familia, o sea, a todo el que pude, porque si no, todavía estaría en ello. Una investigación tiene que escoger lo que sirve para tu relato; hay que saber parar”.

Concuerda con que a Ximena Amunátegui no la perdona jamás. “Le dolió mucho (que lo hubiese dejado). Conversé con el hijo de Vicente y Ximena. Y luego con la nuera, María Teresa Méndez. También contacté a las hijas de Ximena y a la de Raquel Señoret, hija de Pablo de Burchard”.

En “Pequeño Dios” aparecen personajes tan relevantes como los mencionados, o Godofredo Iommi, “que es como lo opuesto de Huidobro”.

“Leí toda su obra. De la vida personal no hay mucho; está el libro de Volodia (Teitelboim); hay algunos artículos periodísticos; menciones de Apolinaire, de poetas españoles. Cartas que él escribió a sus amistades”.

“En España lo recibieron “como un meteoro celeste” pero él admiraba Francia. Él escribía en francés”.

“Fue a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra Civil Española. Porque era un gran periodista, un corresponsal. Después escribe sobre la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial”.

Hay cosas que “cuando uno lo lee no le parece creíble: por ejemplo tiene un duelo por unos dimes y diretes políticos”.

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“Pequeño Dios”, de Marilú Ortiz de Rosas, es un libro fascinante sobre Vicente Huidobro, pero lo que lo hace particularmente especial es su muy valiosa elección del punto de vista (y también, que guarda varias sorpresas).

La periodista y doctorada en literatura por La Sorbonne se aproxima a esta figura a través de tres potentes y muy vitales mujeres que estuvieron en la vida de Huidobro y que hablan del “pequeño Dios”: Manuela Portales, Ximena Amunátegui y Raquel Señoret. Y aunque no tiene un apartado, la madre del poeta, es otro personaje aquí. Cada una de estas mujeres tiene historias “deslumbrantes” y asombrosas.

En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra de “Del Fin del Mundo” de BioBioTV, Marilú revela el origen de “Pequeño Dios” (Editorial Alfaguara).

“Había hecho un libro académico sobre su primera obra. Eso fue hace más de diez años. Es una experiencia cósmica, que te conmociona; era un poeta de la naturaleza, demasiado adelantado para su época, muy inteligente en su propuesta”.
“En ese libro quise hacer una pequeña reseña biográfica, ver qué le estaba pasando en esos momentos. Y ahí dije ¡Dios mío! Esto es una novela”.

Y así comienza una intensa investigación para este verdadero recorrido por la historia cultural y política no solo de Chile, sino que de buena parte de Europa (viajes que Huidobro pudo hacer gracias a su madre). “Entrevisté a toda la familia, o sea, a todo el que pude, porque si no, todavía estaría en ello. Una investigación tiene que escoger lo que sirve para tu relato; hay que saber parar”.

Concuerda con que a Ximena Amunátegui no la perdona jamás. “Le dolió mucho (que lo hubiese dejado). Conversé con el hijo de Vicente y Ximena. Y luego con la nuera, María Teresa Méndez. También contacté a las hijas de Ximena y a la de Raquel Señoret, hija de Pablo de Burchard”.

En “Pequeño Dios” aparecen personajes tan relevantes como los mencionados, o Godofredo Iommi, “que es como lo opuesto de Huidobro”.

“Leí toda su obra. De la vida personal no hay mucho; está el libro de Volodia (Teitelboim); hay algunos artículos periodísticos; menciones de Apolinaire, de poetas españoles. Cartas que él escribió a sus amistades”.

“En España lo recibieron “como un meteoro celeste” pero él admiraba Francia. Él escribía en francés”.

“Fue a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra Civil Española. Porque era un gran periodista, un corresponsal. Después escribe sobre la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial”.

Hay cosas que “cuando uno lo lee no le parece creíble: por ejemplo tiene un duelo por unos dimes y diretes políticos”.