La polémica comenzó con una crítica. Jeannette Jara cuestionó la glosa presupuestaria destinada a la reconstrucción de Valparaíso, calificando la gestión como un desastre. La respuesta del ministro Carlos Montes no tardó: aseguró que gobernar no es fácil, que “otra cosa es con guitarra”, y deslizó una acusación que encendió las alarmas en el comando oficialista. Según dijo, el brazo derecho de quien organizó la toma en la zona estaría vinculado al equipo de campaña de la propia Jara.
El intercambio escaló rápidamente. La candidata exigió nombres y el ministro intentó matizar sus dichos, afirmando que no había querido generar una controversia. Pero el daño ya estaba hecho. La disputa expuso las fracturas internas del oficialismo justo cuando Jara presentaba su programa de gobierno y se discutía el presupuesto nacional, temas sensibles en un momento clave de la carrera presidencial.
Más allá del impasse, los analistas coinciden en que la campaña está marcada por un electorado nuevo y exigente. Con el voto obligatorio, entre cinco y siete millones de personas participarán por primera vez en una elección presidencial. Y sus preocupaciones están claras: seguridad, migración y economía. La competencia, advierten, ya no se juega en los indecisos, sino en la capacidad de los candidatos para robarse votos entre sí.
La tensión se refleja también en la necesidad de diferenciarse. Evelyn Matthei busca despegarse del legado de Piñera, mientras que Jara carga con el peso de haber sido ministra de un gobierno con evaluación discreta. En medio de un Congreso fragmentado y con menos recursos fiscales, la promesa de cambio se vuelve más retórica que real. La ciudadanía, cansada de discursos, exige gestión, resultados y orden.
Los expertos coinciden en que los próximos años estarán marcados por la austeridad y la dificultad para construir mayorías. En ese escenario, más que grandes transformaciones, el desafío será administrar con rigor un Estado percibido como ineficiente. Quizás, en tiempos de promesas incumplidas, un buen administrador del país no sea una meta menor, sino una necesidad urgente.