Bueno, podría decir que es una especie como de bomba, bomba de racimo, porque va a generar seguramente muchísimo debate, ya se está hablando de citar a una comisión reservada donde se expongan estos antecedentes.

Estamos hablando de lo que dijo el arquitecto Alejandro Aradena, famoso arquitecto nacional, que tiene además notables proyectos, por ejemplo, de viviendas sociales, y donde habló de la supuesta intervención de narcotraficantes en el proceso de reconstrucción después del mega incendio que afectó el año pasado a Viña del Mar en particular.

Dice varias cosas, gente repartiendo dinero directamente para vaipasear a las autoridades, que se han demorado un montón, también hay que decirlo. Esto se da en un contexto donde la reconstrucción ha sido lentísima.

Y el arquitecto ha señalado, por ejemplo, que a las tres o cuatro semanas fue como si no hubiese pasado el incendio en algunas partes, porque eso fue reconstruido enteramente por los narcos.

Y además ha señalado que una vez que desde los lugares donde la gente hacía los trámites para acceder a las soluciones que el Estado estaba propiciando, dice, textual: “Pasaban los narcos con parlantes diciendo: “Si ustedes aceptan la solución del Estado, nosotros se las vamos a quemar’”, porque hay una pelea por el territorio.

Esto requiere una indagatoria. Hay, por un lado, efectivamente la demora del Estado en llevar soluciones, que puede generar espacios para…

Esto requiere indagatoria, cruce de información, lo que tantas veces hemos hablado acá, una labor proactiva del servicio de impuestos internos, todo eso.

Insisto en el concepto, digamos, de los desafíos nuevos que se han ido instalando en Chile por el crimen organizado, que ponen la vara más alta y que se requieren profesionales e instituciones, no sé si la palabra es de otro nivel, pero que tienen que cumplir tareas que antes no tenían ni en mente. Y eso pasa por una mejor formación, no solo por mayores recursos, pero más inteligencia.

Lo que pasa es que en materia preventiva no tenemos mucho que hacer.

Sin embargo, hoy se aplaude que existe una decisión de ir -si uno lo traduce en votos, puede ser un búmeran y por eso muchos alcaldes no lo hacen- que es la operación de desalojo de los “toldos azules” en Barrio Meiggs.

Una operación con Desbordes a la cabeza, donde llegaron y no se filtró, sino que se hizo una planificación con todas las entidades respectivas para hacer un reventón. Entran con máquinas y empiezan a sacar todo.

Es muy interesante porque no buscan solamente al vendedor final, el del toldo, sino también las bodegas, donde se acopia, digamos, lo que se va a vender, hay que ver cómo ingresó eso al país, con qué facturas, quién pagó por eso.

Y uno lo aplaude porque, en el caso de Santiago, y uno siempre subraya porque creo que es lo que debe ocurrir para que las cosas mejoren, pero cuando pasan estos hitos, que lamentablemente no deberían ser una gran noticia porque esto debería hacerse siempre, debería hacerse en Curicó, en Talca, en todas las ciudades donde sabemos que ocurre esto de los toldos azules.

Habrá gente honesta, gente que busca ganarse la vida, es verdad, pero lamentablemente los municipios tienen que ser proactivos en identificar a quienes realmente quieren hacer un negocio y abrir esas posibilidades versus estos crímenes organizados, porque esto finalmente no es que uno criminalice a un vendedor ambulante; lo que pasa es que detrás de ello se esconde una organización estructurada y que funciona como un reloj. Y que lucra mucho.

Revisa todos los detalles en la entrevista completa.