1914: El año de la catástrofe europea

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioTV
visitas

Como hemos señalado, en agosto de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra como se le llamó en su momento. A la larga, se extendería por cuatro años tres meses, dejando millones de muertos y heridos en los campos de batalla y también en la población civil, así como tuvo otras consecuencias relevantes, que se manifestaron en el fin de los imperios Austro-Húngaro, Otomano y de los zares en Rusia, así como en la irrupción de nuevas naciones. Adicionalmente, es claro que las secuelas del conflicto se extendieron no solo inmediatamente después del fin del conflicto o de la firma del Tratado de Versalles, sino que siguieron presentes incluso décadas después.

En agosto de 1914 muchos pensaron que la guerra que estaba comenzando, duraría apenas unos pocos meses. También observaban los acontecimientos con un sentido épico que luego se iría disipando: “Sea cual sea nuestra suerte, el 4 de agosto de 1914 será eternamente uno de los días más grandes de Alemania”, fueron las convencidas palabras del canciller Theodold Bethmann-Hollweg. Sin embargo, con ello muchos contemporáneos no advertían un problema doble. Primero, que dicha suposición contrastaría con la realidad: el conflicto bélico, en realidad, se extendería por un tiempo bastante más largo que el presupuestado por los más optimistas. Segundo, que esos primeros meses serían particularmente letales, como lo comenzarían a sufrir los millones de jóvenes que se desplazaron de manera pronta y patriótica a los campos de batalla.

    visitas

Como hemos señalado, en agosto de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra como se le llamó en su momento. A la larga, se extendería por cuatro años tres meses, dejando millones de muertos y heridos en los campos de batalla y también en la población civil, así como tuvo otras consecuencias relevantes, que se manifestaron en el fin de los imperios Austro-Húngaro, Otomano y de los zares en Rusia, así como en la irrupción de nuevas naciones. Adicionalmente, es claro que las secuelas del conflicto se extendieron no solo inmediatamente después del fin del conflicto o de la firma del Tratado de Versalles, sino que siguieron presentes incluso décadas después.

En agosto de 1914 muchos pensaron que la guerra que estaba comenzando, duraría apenas unos pocos meses. También observaban los acontecimientos con un sentido épico que luego se iría disipando: “Sea cual sea nuestra suerte, el 4 de agosto de 1914 será eternamente uno de los días más grandes de Alemania”, fueron las convencidas palabras del canciller Theodold Bethmann-Hollweg. Sin embargo, con ello muchos contemporáneos no advertían un problema doble. Primero, que dicha suposición contrastaría con la realidad: el conflicto bélico, en realidad, se extendería por un tiempo bastante más largo que el presupuestado por los más optimistas. Segundo, que esos primeros meses serían particularmente letales, como lo comenzarían a sufrir los millones de jóvenes que se desplazaron de manera pronta y patriótica a los campos de batalla.