Los juegos olímpicos de París serán recordados por constituir uno de los símbolos notables de la decadencia cultural de occidente. El mérito, asombrosa capacidad y talento de los distintos deportistas han sido desplazados por el interés político y cultural evidente de sus organizadores por convertir a París en una de las capitales de la ideología woke, una que lamentablemente ha contaminado prácticamente todo. Por esta razón, no resulta novedoso que la inauguración de los juegos constituyera un ritual woke francamente penoso y grotesco. En esta video columna te explico por qué.