Rafael Olarra, defensa de Audax Italiano, se retirará del fútbol profesional este sábado tras el partido ante Universidad Católica y aprovechó en la previa de despedirse de sus aficionados a través de una carta.

El zaguero de 37 años debutó profesionalmente el año 1996 en la tienda itálica. Además del cuadro audino, el ‘Flaco’ defendió en su carrera a Universidad de Chile, Osasuna (España), Independiente (Argentina), Universidad Católica, Maccabi Haifa (Israel) y Unión Española.

Por ‘La Roja’, Olarra estuvo en los Juegos Olímpicos del año 2000 en Sydney, donde Chile consiguió la medalla de bronce, torneo donde aportó con un gol en la victoria sobre España por 3-1. Además, participó de la Copa América 2004 que se realizó en Perú y en las eliminatorias mundialistas para Corea y Japón 2002 y Alemania 2006.

Revisa el texto del zaguero, que fue difundido en el diario La Tercera

Que difícil se me hacen estas palabras. Me siento a imaginar lo que quiero decir y las frases no me fluyen fácilmente. La emoción que me viene embargando desde el momento en que decidí ponerle fin a mi carrera al término de este torneo va en aumento a medida que se acerca la fecha límite.

Me gustaría arrancar agradeciendo por todos los años en esta actividad, que en realidad parecen un siglo de vida. Miro hacia atrás y me cuesta creer todo lo que viví en el fútbol. Una aventura maravillosa, a la que me dediqué al máximo, y de la que me llevo lo mejor.

Gracias a todos y cada uno por hacer de esto algo inolvidable. Me cuesta enumerar a todos quienes de una u otra manera me ayudaron para llegar a este último paso. Fueron varios peldaños los que tuve que subir. Todos capítulos inolvidables: mi infancia y adolescencia en Audax Italiano, mi madurez en Universidad de Chile, mi paso por la Selección y los diversos equipos a los que abracé como propios en el extranjero, mi etapa en Universidad Católica, mi reencuentro con la U, mi penúltima estación en Unión Española y el regreso al primer amor, para definitivamente cerrar la puerta. Como siempre quise, junto a los afectos.

Atrás quedan muchos logros deportivos, como los títulos con la U, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney, haber defendido la camiseta de La Roja en Eliminatorias y Copa América. Más de los que en algún momento imaginé. Pero más allá de eso, me llevo para siempre el cariño y respeto de mis compañeros y rivales, quienes de alguna manera también me hicieron mejorar en esta profesión.

En este momento de la despedida aprovecho de enviarle un saludo enorme a los hinchas que siempre estuvieron conmigo. A aquellos de los clubes que defendí con toda mi pasión, y también a los que siempre tuvieron un saludo y una palabra de aliento pese a cualquier rivalidad. Esa voz resulta siempre importante cuando las energías escasean y por eso no me puedo olvidar de cada uno de ellos.

Por último, agradecer de corazón a mi familia, pilar fundamental en todo esto. Sin ellos, posiblemente nada de lo que viví habría sido posible. Estuvieron en las buenas, pero sobre todo en las malas, cuando las tormentas ensonmbrecieron en algún momento mi carrera.

Llegó la hora. Es momento de entrar a la cancha a jugar el último, y quizás más difícil compromiso. Lo haré como siempre, con todo el carácter y la pasión que me caracteriza. Porque, en el fondo, jamás dejaré de ser futbolista. Para mí no existen los ex. Sólo lo dejas profesionalmente, ser futbolista se lleva en el alma. Abrazo para todos. Hasta pronto.