¡Morir en tierra extranjera! Esto es lo primero que pensé al saber que los restos de una compatriota fueron encontrados por partes en el río Mapocho.

Triste, por ella, por sus ilusiones sus sueños, por su familia y allegados.

Rabia, congoja para todos sus seres queridos, pero ¿por qué? ¿Qué hay en medio de todo esto para llegar a esos extremos? Y, aún más triste y desconcertante saber que fue a manos de su propia pareja, esa persona que la acompañaba día a día, con quien emigras de tu país y te organizas en el extranjero para hacer un futuro juntos.

Demasiado triste para una mujer joven que con sus expectativas sobre este país al cual vio como un lugar seguro y con buenas oportunidades económicas no haya logrado experimentar las intenciones que trajo al emigrar.

Emigrar, ¿qué buscamos los que lo hacemos? Conocer personas de otros países, culturas, entrelazarnos con ellos. Sin embargo puede haber peros…pero, conoceremos gente que igual nos quiera, pero, asimilaremos su cultura y formas de vida, pero ¿cuánto nos costará ser uno más de los locales?

En todo este juego de los peros están nuestras intenciones y también las de los locales.

¿Qué cosa especial puede traer esto? Puede haber buenas respuestas, desafíos en nuestras búsquedas, contradicciones o hasta provocaciones que nos aparten de una estabilidad.

Y vienen los ¿Por qué? ¿Por qué nos miran de esta u otra manera? ¿Por qué marcan estereotipos alrededor nuestro? Ni siquiera dentro de nuestras familias somos todos iguales, igualmente dentro de nuestras comunidades tampoco. ¿Saben realmente quiénes y cómo somos? Todos tenemos derecho a luchar por una vida estable.

Edith Avella
Ciudadana Colombiana

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