Como ya es tradición, habitantes de Illapel y visitantes salieron a las calles de la ciudad para esperar y despedir a los arreos de cabras y a los pastores que las llevan hacia la alta cordillera en busca del forraje que comienza a escasear en los valles transversales.

Cada año son miles de personas las que se concentran en las principales calles de la ciudad para despedir y desear buenaventura a quienes vivirán los próximos cuatro meses en la alta cordillera.

Esta fiesta se celebra desde 2011 y busca reconocer la labor de las familias crianceras de ganado.

La celebración continúa con una gran degustación de los distintos subproductos del cabro, en sus presentaciones asadas al palo, escondido y a la parrilla.

También se realizan degustaciones de queso y sus variedades. Además, esta celebración es acompañada de una gran variedad de presentaciones artísticas.

Video de nuestro medio asociado Diario El Día